Sobre
el origen de la Mesa Roldán
En la proximidad de Carboneras se
encuentra la sierra llamada Mesa Roldán, la cual está truncada en
su parte superior formando una superficie aplanada.
Al indagar sobre el topónimo de este
accidente geográfico me encuentro con sugerentes historias, que
relaciona a la tierra almeriense con el universo de la mitología
medieval europea.
Roldán fue un famoso héroe de la
épica medieval, cuyas aventuras fueron descritas en el poema La
Chanson de Roland, donde se
relata sus aventuras en España, cuando Carlomagno acudió a Zaragoza
esperando arrebatar esa ciudad al dominio musulmán, más por el
engaño de la llamada, como por la resistencia de los sarracenos,
decidió volver a Francia, dejando a uno de sus caballeros al mando
de la retaguardia. Al pasar por Roncesvalles los vascones, que en el
Cantar los convierte en árabes, atacan a las huestes de Roldán, el
cual pereció junto a sus tropas tras ardua lucha. Su final heroico
dio origen a este poema épico, convirtiéndose en fuente de multitud
de versiones poéticas, libros de caballerías y leyendas populares.
Aparece en las Crónicas de
Turpin, incluida en el
Codex Calixtinus.
En España existen muchos lugares relacionados con su nombre, así
como accidentes geográficos donde se atribuye la huella de su
fuerza.
Las hazañas de Roldán se desarrollan
en la literatura y canciones populares, principalmente, en torno a
los Pirineos, Cataluña, Aragón e incluso por Castilla y Galicia.
Algunas fuentes las extienden por los campos valencianos, y en una
recopilación de leyendas por Almería.
Es constante la lucha de este afamado
caballero con el paladín de los musulmanes, el gigante Ferragut.
Ambos enfrentados en eternas batallas, a lo largo de la amplia
geografía peninsular.
Siguiendo el rastro de este gigante,
Roldán llegó a tierras almerienses. Juan Amades, en sus Leyendas
de Roldán, recogidas de la
tradición oral del Pirineo catalán, relata la presencia del
caballero franco en Almería. Agotado por la persecución tras
Ferragut, descansó sobre una sierra de cima plana, a la cual se le
dio el nombre de Mesa Roldán.
Otra leyenda, dudosamente atribuida a
la Legenda Aurea,
del beato Jacobo de la Vorágine, cuenta que tras la lucha entre los
dos gigantes, Roldán agotado sintió hambre, y entonces con su
espada Durandarte, de un tajo, seccionó la cresta de una montaña,
que le sirvió de mesa, quedando como recuerdo esa sierra.
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