LA PINTURA DE MARTÍN RICO
Martín Rico Ortega (Madrid,
1833-Venecia, 1908) elevó el paisajismo realizado en España entre
los mejores del continente europeo, consiguiendo obras que no tenían
nada que envidiar a los pintores itinerantes de Rusia.
Su comienzo estuvo influenciado por el
romanticismo, corriente pictórica en boga, elaborando piezas de
paisajes idealizados, bajo una luminosidad dorada y horizontes
exuberantes de vegetación. Más adelante conoce las nuevas
tendencias plásticas europeas, acercándose al naturalismo, realismo
o impresionismo. En su obra fija su mirada en los trabajos cotidianos
del pueblo llano, influido, sobre todo, por el realismo de sus
maestros franceses. Pero en su producción artística, Martín Rico
supo desarrollar una personalidad estética propia, mostrando su
singularidad creativa, adentrándose por senderos originales de
estilos figurativos novedosos. En este proceso fue aclarando la
luminosidad de sus cuadros, remarcando las figuras, tomando fuerza la
claridad en el proceso creativo desarrollado en el tiempo, de tal
forma que sumió en su resplandor los trazos de las figuras, quedando
anegados de blancura cegadora, matizada por el azul celeste. Unas
piezas poseen una impronta cegadora, en otras muestran una luz
cristalina, de tonalidad equilibrada, visualización limpia,
ahondando en ellas el pintor hacia un realismo descarnado,
descansando siempre en sus obras un silencio sereno, la huella de los
momentos cotidianos que transcurren olvidados a la mirada. Vida del
pueblo descrita por el pintor, recogiendo la actividad cotidiana de
la sociedad sencilla, anclada en el sueño de los tiempos. En otras
composiciones, recrea su interés plástico en edificios históricos,
símbolos del lugar, resumiendo en ellos la idea que se tiene sobre
la historia de la ciudad donde se ubica.
Un cuadro de este artista, que destaca
para mí, es el titulado “Puerta de una casa en Toledo” en el que
recoge la luz triunfante del mediodía, salvando el colorido del
portón de la casa, en pulso permanente con el albor del ambiente,
plasmando con fidelidad la imagen del entorno. Es un cuadro de
intensa atracción contemplativa, flujo luminoso que desborda el
espacio enmarcado y se introduce en la retina del observador. Obras
de tipo similar son “Puente de Toledo” y “Recogiendo naranjas”.
En otras composiciones muestra frescura y elegancia, siendo trabajos
de gran calidad estética, como es el caso de la pieza “ La Torre
de las Damas “.
Sin embargo, este pintor no ha sido
suficientemente valorado en la Historia de la Pintura europea y
española.
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