LA LUZ DE LA MIRADA
Piedad Lozano expone “ Una Alhambra pasada por al alma”, en el Espacio
de Arte Santiago Collado.
La luz define la realidad, modulando
con sus claridades las figuras y el espacio que las acoge. La luz
imprime ritmo a la mirada, sensación de tiempo que transcurre,
fuerza a la contemplación.
Estos supuestos estéticos son
aplicados en su trabajo plástico por Piedad Lozano (Baza, 1960) en
la propuesta que presenta. Las obras que la constituye plasman el
universo contenido en la Alhambra, sus pasillos, patios, jardines,
rincones, muchas veces desapercibidos, sus fuentes y reflejos. En
todas las piezas, pasea la artista su mirada con una intencionalidad
diferente de aquella que sólo comprende el monumento, sus detalles
arquitectónicos o decorativos, tópicos frecuentes en muchas de las
obras que abordan el paisaje alhambreño. También los hay quienes
subliman su mirada atrapados por la magia e historia de su solar.
Pero Piedad Lozano supera estas
miradas, sustentada en la Luz desarrolla una descripción sensitiva
del ambiente, que descansa en los espacios de este monumento,
sometido al paso cíclico de las horas, el cual permanece inmutable,
pues es una serenidad palpada, envuelta en el silencio roto por el
agua que cae en la fuente, o discurre por canales, acompañado por el
canto de los pájaros. Al captar ese momento, vislumbra el estado
trascendente evocador de otras realidades, posibles o imaginadas, que
se superponen sobre la considerada veraz. Este es el gran acierto de
la pintora, descubrir el instante fugaz en el que se abre la mirada a
campos superadores de lo racional, inmersa en la emoción intemporal,
reflejo de la eternidad. Consigue percibir la esencia íntima del
Paraíso, pretendido trasplantar por sus constructores.
Desarrolla Piedad Lozano su obra sobre
un dibujo preciso, que refleja fielmente la arquitectura racional de
la Alhambra, sus repeticiones, el orden geométrico estricto, mas
supera el realismo para utilizar su imagen como soporte de un
cromatismo ordenado, sujeto a las formas, invadido por los haces
luminosos, desbordantes, impetuosos, rompiéndose en destellos
múltiples cuando se enfrentan a la superficie acuosa, dejando su
peso cuando se posa en la superficie, mostrando su imperio como único
ente, que define el alma de las escenas contenidas en sus
composiciones.
La pintora consigue una obra de gran
calidad estética, mostrando el dominio del oficio que atesora.
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