LA
PASIÓN DEL PINTOR
Autor:
Manuel Ruiz Ruiz. Título: “Granada’” Lugar: Museo de Pintura
de Saint-Frajou (Alto Garona, Francia) Fecha: hasta el 7 de
septiembre.
Es Manuel Ruiz uno de los pintores con
más solera, e importancia, del panorama andaluz actual. Es profuso
en su obra, pinta y pinta sin descanso, obsesivamente centrado en la
tierra granadina, sus gentes, la luz dorada que tiñe de fantasía el
entorno.
En su trabajo plástico, el gran
Federico siempre está presente, como resplandor sensitivo que cubre
el ritmo de la composición, auténtico espíritu del pueblo andaluz,
voz de la tradición y cambio, melodía popular que encierra la
magia, y arraigo lírico, de Granada.
Esto lo percibe muy bien el pintor,
creando una obra de intenso cromatismo, lenguaje intenso en
sensaciones, discurso infinito que encierra el eco primigenio que
alimenta nuestra cultura. Combina la linealidad del trazo con las
curvaturas sensibles, encerradas en ellas mismas, melosas,
caprichosas y fuente de impresiones múltiples. Sus composiciones,
están sumergidas en fondos y cielos de azules caprichosos o rojos
desvaídos, lo cual las dota de una excelente elegancia
contemplativa. El alma del paisaje granadino es definido en las
piezas que ofrece, acumulando en su expansión visual los genios que
dan carácter a sus rincones. La obra de este pintor es barroca,
intensa, emocionalmente arrebatada, nacida del impulso cuando plasma
sin cesar la impronta del carácter de su ciudad. En ella se
concentra en el detalle alhambreño, mantras geométricos que definen
la eternidad, o celosías que dejan pasar la cálida luz del
atardecer. Poseen sus piezas una contemplación rotunda, que arrebata
la atención, para incorporar la mirada en el poema visual impreso.
La maestría de este artista se
condensa en su producción plástica, caleidoscopio de impresiones,
juego extraordinario, en el que el influjo de sus destellos rompe la
armonía racional, para integrar la mirada en los campos de la
fantasía. Domina la imagen oportuna, su contraste con la compañera,
y el lenguaje directo que sustenta la razón de su obra, innata en
él, pues el pincel es dirigido por la pasión granadina en su
expresión, lograda en sus composiciones, gracias a la habilidad
plástica que atesora.