ENCUENTRO EN EL ÉXTASIS DEL COLOR
Autor: Joaquín Peña.Toro. Título:
Ruido Blanco, Lugar: Centro José Guerrero. Fecha: Hasta el 22 de
septiembre.
Es un encuentro entre dos lógicas de
hacer pintura, unidas por el sustrato del color, campos gozosos de
intensidad cromática, que difunden su influjo por todo el espacio
del cuadro.
Joaquín Paña-Toro aborda la
producción artística de José Guerrero, aquella que denomina
pintura-pintura, de su última época, como también su serie de
fosforescencias. Basado en esta propuesta ahonda en las cualidades
del color, en los espacios de color esparcidos de forma intuitiva,
brava a veces, cuando José Guerrero estaba sometido al poder de sus
radiaciones, y en su plena posesión trascendía las formas, para
recrearse en la percepción de colores, impresiones visuales que
pervivían en la memoria como un perfume o melodía, extraídas del
cuerpo que le da asiento. José Guerrero prescindía de las formas, y
actuaba sobre el flujo de tonalidades que le transmitían emoción,
nostalgia, expresando su estado de ánimo. Era un viaje irracional el
abordado por el genial pintor granadino, tras cuya aventura se
translucía en cada una de sus obras una experiencia anímica,
depositando una parte de su energía vital, pues era la lógica del
subconsciente la que guiaba su pincel, liberado del corsé del
raciocinio, de la medida, del orden, resultando una producción donde
hablaban las sensaciones. José Guerrero describía el mundo con el
sentido visual, el cual prevalecía sobre el resto, creando
percepciones sinestésicas, de ruidos, aromas o tactos diversos.
Desde una posición lógica, sosegada,
a partir de un análisis profundo de la obra de José Guerrero,
desarrolla Joaquín Peña-Toro un trabajo plástico en pos de la
conjunción de esencias comunes, liberadas del color. Parte desde el
orden geométrico, que exprime en sus posibilidades extremas hasta la
ruptura, creando tensión en la obra. Esta tensión es la que genera
el ruido sentido en su contemplación, un ruido que suma todas las
tonalidades, siendo por ello expresado, por este autor, como blanco.
Usando técnicas diversas, como
acrílicos, collages, introducción de una composición sonora, de
Rubén Jordán, en una pieza, serigrafías, donde colabora C. Walker,
intenta converger con las composiciones de J. Guerrero, mas se
produce un encuentro difícil, produciéndose, en su choque,
destellos, brillos sonoros, que se perciben como ruidos blancos,
hasta conseguir el contacto entre ambos. Incorpora en este punto de
encuentro la maestría de C. Walker, genial grabador afincado en
Granada, el cual ha colaborado con los dos pintores. Es una
aproximación hacia un lugar común desde la lógica racional y la
irracional, lo consciente y subconsciente, unidos por el asombro ante
el pulso del color, solo color, imperio que subyuga la mirada. José
Guerrero lo expone libre, sin ataduras uniformes, Joaquín Peña-Toro
acompañado de figuración lineal que se desvanece ante su fuerza,
como fondo que convierte en pretexto las formas trazadas.
Jaoquin Peña- Toro consigue un
resultado brillante, al describir la obra de Guerrero desde una
perspectiva razonada.
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