COLOR Y MOVIMIENTO
Autora: Pérez Isamendi. Título:
Habla del Mar. Lugar: Galería Benot. Fecha: Hasta el 31 de agosto.
El mar aparece como un coloso que
impone postración ante su grandeza, poderosa fuerza que muestra su
rotundidad al romper las olas, mientras los cielos asisten lejanos,
indiferentes a su poderío, envueltos en la lucha continua entre el
blanco de las nubes y el azul difuso, convertido en grisáceo por el
azar de la confrontación. Y el mar surge grueso, intenso y pesado en
sus azules. Así es como lo refleja Pérez Isamendi, 1976, en sus
cuadros.
No es representado en calma, en
plácida imagen, sino mostrando su grandeza a través de las olas, en
forma de espeso torbellino que se agrieta en blancos rotos de espuma,
efervescencias que gritan su energía destructora. Representa la
pintora un cinetismo interno, sometido a una intensa gravidez, fría
sensación, en una masa líquida que muestra en cada instante su
forma caprichosa, condensada y majestuosa por la extensión de su
imperio. La luz quiere adueñarse de su superficie accidentada,
siendo vano su intento, ya que las crestas deshacen su continuidad,
absorben su brillo, apareciendo mate y escondida en sus rizos.
Pérez Isamendi nos presenta un
conjunto de diecinueve óleos y acrílicos, en los que el mar es el
único protagonista, huyendo de la marina suave y tranquila, de las
costas románticas, de los cielos esplendorosos, centrándose en el
torbellino de los elementos, que crean un ambiente húmedo y
proceloso, ante el cual sugiere postración, energía enervante que
atrae y seduce, disolviendo el yo en el impulso de su fuerza. Es una
producción que recuerda a estilos del diecinueve, mas la autora los
traslada a nuestra época actual con dinamismo y espontaneidad, sin
complejos, reivindicando la pintura como un acto trascendente, magia
evocadora de momentos sublimes, de imágenes que atrapan el intelecto
para seducirlo en una contemplación infinita, situando nuestra
pequeñez frente a la magnitud marina. Es su obra una reflexión
sobre la Naturaleza, y su historia final en el confín de los
tiempos, pero a la vez reclama la figuración frente al concepto
vacío. Sitúa a la pintura en su línea tradicional, perseverando en
su importancia en los tiempos presentes, reafirmándola en su línea
más pura, dentro de las distintas posibilidades plásticas.
Pérez Isamendi expresa con
desparpajo, valentía y buen hacer técnico, la importancia de la
imagen real, del color, y de las distintas escenas que se pierden en
las abstracción de la mirada. En el poso del recuerdo queda al final
el color y el movimiento.
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