EDUARDO MILLÁN Y EL PESO DE LA LUZ
Autor:
Eduardo Millán Sañudo. Título: La habitación verde. Lugar:
Museo
del Realismo Español Contemporáneo. Fecha: Hasta el 10 de enero de
2025.
La luz aparece envuelta en la humedad
del ambiente, descansando sus brillos en el espacio aéreo, matizando
su claridad hacia una visualización densa, espesa de blancura
azulina, que impacta con las superficies para mostrar tonalidades
intensas, anegada la retina por el peso de la luz.
Eduardo Millán (Jerez de la Frontera,
1979) es un pintor minucioso, que aplica su pincel en el lienzo con
tranquila placidez, dejándose llevar por su rastro, sumido en los
colores que la imagen plasmada reclama, hundido en la magia cromática
que la aventura plástica sugiere, desvelando la figura que la
superficie esconde, tras apoderarse de la proyección de la idea del
pintor, cuando está pensando en ella. El artista no pinta para
acumular obras y ofrecerlas en galerías y exposiciones, tampoco bajo
la obsesión de estar en el trayecto permanente de la perfección,
sino que se funde en la obra, en un ejercicio permanente, en comunión
con la proyección de la imagen pensada en el lienzo, persiguiendo el
rastro de la luz, mas al concluir ésta solo ha dejado su huella,
volviendo de nuevo a repetir su acción plástica. En ésta expresa
el pintor las huellas de aquellos pintores que más le han
influenciado, sobre todo Velázquez, modelo admirado y perseguido
hacia su alcance. Es un lema que preside su obra, espuela que le da
aliento, cuando se integra en el interior de la inicial blanca
superficie de la pieza. En la soledad de su estudio, punto de
referencia de esta propuesta, nos muestra un escenario silencioso,
sumido en la siesta de las horas intrascendentes. Rescata la luz de
su trayectoria para mostrarla en todas sus posibilidades, como signo
del tiempo que pasa, espejo del silencio, en sus caprichosas
refracciones, la rotundidad de su percepción cuando cubre los
detalles, por la fuerza que aplica al abrazar el paisaje. El pintor
al introducirse en su obra, juega con artificios velazqueños de
profundidades y tramoyas especulares, imitando el gesto reflejado,
símbolo de su aventura estética.
La luz aplicada en su obra me recuerda
a la de otros pintores gaditanos, del actual panorama plástico,
siendo el modo de presentarla su muestra singular de la puesta en
escena.
Eduardo Millán es hábil en el
dibujo, certero en su ejecución, mostrando un realismo fiel,
quedando las líneas sumergidas en la impronta luminosa solar,
expresada la imagen tal y como es percibida. Nos ofrece en sus piezas
la realidad comprendida por la mirada, vivida en la consciencia,
impregnada de sensaciones.
Eduardo Millán demuestra su valía en
la pintura expuesta.
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