A MEDIDA DEL MUNDO
Autora: Asunción Lozano. Título: A
medida del Mundo. Lugar: Meca Mediterráneo Centro Artístico.
Comisariada por Fernando Barrionuevo.
El ser humano descubre su entorno, lo
mira, escruta y compara. Para ello necesita medir, pesar, palpar,
para comparar objetos, espacios y personas. Todas estas medidas
organizan el entorno comprensible, cuya interpretación está basada
en sus proporciones, base del discurso comunicativo que describe el
paisaje y campo circundante. Aquello que no existe a la mirada no es
susceptible de comparar, pues no se tiene en cuenta. A veces es
difícil o hartamente imposible, por sus dimensiones, definir sus
magnitudes. Es cuando se produce una estimación, corta, exacta o
exagerada, según sea la experiencia, comprensión o habilidad del
sujeto que mide o sopesa.
La persona está inmersa en la medida,
ya que su comprensión del medio entorno así lo exige, pues la
supervivencia ancestral lo ha marcado en todas las partes de su
estructura psíquica. Mas llega un punto, al utilizar las reglas
lógicas del pensamiento, que esquematiza su realidad sometida a las
reglas racionales. Es una forma de humanizar y alterar el paisaje.
Actúa en potencia cuando aplica su mirada estimativa, estando
potencialmente dispuesta a conquistar, hollar el medio, domesticar la
Naturaleza con su ingenio y presencia.
Asunción Lozano comprende esta
acción, del concepto abstracto, del pensamiento humano, como
interpretación racional, abandonando en el mundo de la ceguera
aquello despreciado, no estimado u olvidado en el desván de la
memoria rutinaria. Esta creadora plástica, elabora una instalación
en la que conjuga utensilios de medida, fotografías y pinturas. Con
todos estos elementos, construye una figura intelectual que por sí
misma describe esta facultad humana, la cual dialoga con el
observador, incorporándolo en la exposición de magnitudes que
caracteriza la realidad racional, sujeta a números, relaciones de
proporciones y posibilidades. Esta idea matriz actúa como eje que da
ánima a su discurso expositivo, incorporando los silencios, del
relato desarrollado, por la apariencia de la figura expositiva.
Ésta recibe y se alimenta de las
historias, experiencias y fantasías de los espectadores, pero a la
vez induce sugerencias en el vacío de su discurso, pues entre los
espacios de las imágenes lógicas, que sugiere, surgen otras
disruptivas, en las que se reflejan las dudas y misterios,
aprensiones y estructuras imposibles invisibles a la consciencia,
pero que llenan la nada comprensiva de la mirada.
Asunción Lozano muestra una estética
inteligente en esta instalación plástica, rica en conceptos e
impresiones.
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