miércoles, 23 de abril de 2025

ORBANEJA PINTA UN GALLO

 
EL GALLO DE CERVANTES


En el Quijote se habla de un pintor de Úbeda llamado Orbaneja, el cuál cuando pintaba un gallo ponía debajo “este es un gallo”, por si el que lo viera lo confundía con una zorra.
Describe muy bien Cervantes el problema de algunos pintores con pretensiones mayores a sus capacidades, que necesitan de un título para poder situar, describir y descubrir, lo que se ha pintado.
Existen hoy día muchas exposiciones en las cuales pesa más el catálogo que la obra, donde el autor no explica por qué ha pintado, qué ha pintado, y qué quiere que se comprenda, y a veces deja a la libre inventiva del espectador el resultado final de la obra. Acompañan sus composiciones con juiciosos, estéticos y cripticos, catálogos o folletos, en los que se describen sesudas reflexiones, incorporando citas eruditas, analogías ocurrentes, proponiendo reconstrucciones ficticias, mas se reduce todo en la intención de ser una obra de arte, pero la creación descrita no toca siquiera tangencialmente la atención del gran público, quedándose en un producto de estudio, elogio y autoelogio, de profesores, críticos timoratos y academicistas. Todos comentan la despersonalización de la obra, la manejabilidad de la materia, la gestualidad del colorido incorporado, la oportunidad de la obra expuesta para que sea compartida, incorporada, manipulada, festejada e introducida, en la gran trama de la escena del mundo. El arte como participación y sugerencia. Se despersonaliza la autoría, se crean piezas para que sean desarrolladas por los espectadores, convirtiéndose el artista en un eslabón más de la industria cultural, o instrumento de propaganda social. La obra de arte, la representación, la ilustración comercial o instalación decorativa, se confunden, disolviendo la primera en cualquier ocurrencia expositiva.
Ser artista no surge de una teoría o ciencia aprendida, sino del ingenio estético del autor.
La pintura, como cualquier obra de arte, es técnica, es lenguaje, expresión rotunda de un estado o realidad. Un cuadro elaborado con una excelente técnica, una buena conjunción del color, e incluso con un tema atrayente, si no tiene estilo vivo, se queda en nada, en mera ilustración, reproducción o producto comercial aséptico. Se puede haber estudiado una carrera para ser pintor, escultor, escritor, actor…, mas si no se tiene la fuerza del estilo, la garra de la emoción, el poder de suscitar sensaciones, llámese belleza, inquietud, asombro o reflexión, se es un mero operario de una cadena de montaje cultural.

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