TRAZOS DE AGUA
Autora: Annie Chiva. Título:
Naturaleza. Lugar: Sala
Jesús de Perceval del Museo de Arte Espacio 2, Museo de Arte de
Almería. Fecha: Hasta el 3 de noviembre.
Las acuarelas de Annie Chiva
constituyen relatos líricos escritos en una grafía cromática, en
los cuales se describe su experiencia pasional al enfrentarse al
paisaje que la rodea. Las manchas se organizan en el blanco del
papel, distinguiendo sus tonos, de cuya gravedad reposada surgen, las
ideas de figuras que descubren el escenario natural que seduce la
mirada de la pintora.
Annie Chiva es una pintora francesa
afincada en Almería, seducida por su naturaleza, que busca sus
raíces explorando su ambiente. Describe en cada una de las piezas el
momento de la luz, repasando de forma pausada cada uno de los colores
que definen el detalle oportuno, el punto exacto que construye en su
conjunto la imagen reflejada en ellas.
Imprime colores de gran fulgor
contemplativo, cuyos trazos esparcidos heterogéneamente, en el flujo
acuoso del pincel, generan volumen en la superficie, rugosidad
presentida que incorpora profundidad a toda la composición. El
resultado es un espacio fantástico, lugar donde abrazada por la
espesa paleta de la artista se interna la atención, para perderse en
cada uno de sus rincones, buscando descubrir los genios del lugar, el
duende que da pulso al paisaje atrapado. No se queda la autora en una
mera representación de la experiencia visualizada, pues se aleja de
la fiel reproducción, ni tampoco quiere dejar la huella de sus
sentimientos expresados en colores, en formas cromáticas
caprichosas, sino que interpreta la esencia del ambiente, tal y como
es captada en el instante emocional que la extrae del tiempo.
El trabajo plástico de Annie Chiva
posee un entramado de gran complejidad técnica, pues consigue
sujetar en el traicionero rastro de la pincelada húmeda la fuerza
intensa de la tonalidad, huyendo de la sencilla composición
sustentada en el blanco del fondo. Supera la propuesta de una obra
expresiva, para exponerla como abstracción que se descompone al ser
mirada, organizando el entramado cromático, buscando descubrir la
realidad que encierra la ceguera de la rutina. El resultado es una
obra de gran atracción visual, que gusta al público y, sobre todo,
desvela la auténtica realidad de la costa almeriense, siempre sumida
en el azul, vestido en el amplio abanico de todas sus gamas, donde
integra el recuerdo del ocre, con sus moteados verdes y marrones, de
la aridez del litoral grisáceo. Mundo de espejismos, universo oculto
donde se transciende más allá de las horas sentidas, así es como
se puede resumir el contenido que sostiene su producción plástica.
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