LA
ESPAÑA DE SOLANA
Exposición
“Solana en la colección Alfredo Velarde, en la galería Leandro
Navarro, Madrid. Hasta el 4 de julio de 2025
José
Gutiérrez Solana (1896-1945) fue un pintor de impronta potente e
independencia creativa. Ajeno a los movimientos estilísticos de su
tiempo, seguidos por muchos espíritus secos de ingenio y
acomodaticios en el esnobismo, hundió su inspiración en la pintura
clásica española, para desarrollar una visión actual en su obra.
Retrató la realidad auténtica del pueblo español de su época,
mitos, miedos, supersticiones, costumbres y visiones persistentes en
la España más tenebrosa, que no por ello actualizó con pasajes de
su tiempo, del más hondo modernismo, pero siempre sin dejarse llevar
por los ismos, sino incorporándolos en la trayectoria lógica de su
producción plástica.
Los
vicios persistentes en la sociedad rural, en la cual existía la losa
pesada de la crítica y costumbre de lo que debía ser, el miedo a lo
diferente, la España de Sancho Panza perdurable, fue mostrada en su
obra, convirtiéndose Gutiérrez Solana en un Quijote, que descubría
entuertos en la luminosa realidad oficial.
Era
un país, el de los días que le tocó convivir, en el que el
fingimiento era la norma, expresada en la exuberancia del carnaval,
deslizada hacia el gesto grotesco y soez, donde los vicios más
intrincados, en las sombras de la intimidad, afloraban. Si no,
dirigía su mirada hacia la religiosidad popular, hiriente, agostada
en la pena intensa, teatral, que cegaba la doble moral existente. Era
una España que adoraba la muerte, la insustancialidad de la
existencia, el abandono por el progreso, pues no merecían la pena
las banalidades mundanas, aflorando en el ambiente público el dolor
permanente, el arrepentimiento público, la constancia del
pensamiento inquisitorial. Reflejó la España rural ajena a la
modernidad, la auténtica, mas tras ella se encerraba los valores
heroicos de la tradición, aquellos que hacían de sus habitantes
seres indolentes, valientes, decididos, resignados a su destino
fatal, y si no, generosos y caballerescos, Esta es la dualidad que
presentaba, y en medio el placer por existir, la comida, la fiesta,
el desenfreno en los periodos permitidos, pues sabían que todo es
fugaz. La España oscura y casposa, expresada tal cual en su obra, se
convirtió en la seña más característica en su discurso plástico.
En ella, la pasión, lo ridículo, el desenfado, la vitalidad
encerrada en un pueblo, se reflejaban mezclados, cuan crítica
social, así como un estudio sobre los valores arcaicos que
sustentaban la forma de ser del pueblo español. En definitiva,
retrataba en su esencia a toda la sociedad rural, sin distinción
geográfica, la cual en la actualidad ha sido disuelta en la
modernidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario