martes, 20 de agosto de 2019

LA CHUNGA, FLAMENCA Y PINTORA

LA CHUNGA: ARTE, GENIO Y ELEGANCIA

Autora: Micaela Flores Amaya, La Chunga. Título: La Chunga, Flamenca y Pintora. Lugar: Galería Añil, Mojácar. Fecha; Hasta el 31 de agosto.

La obra expuesta posee un suave discurrir visual, alegre y vitalista, expresada con pasión pero sin arrebato, construida con mesura y sin disonancias cromáticas. Micaela Flores Amaya, La Chunga, 1938, no es sólo una artista de gran prestigio, en la historia del baile flamenco del siglo veinte, sino que también es una pintora de alta sensibilidad y buen dominio técnico del color. Poseen sus creaciones una gran originalidad, pues tras la aparente figuración naïf, guarda un excelente gusto en la elección de los tonos dispuestos en sus piezas, colores de intensidad controlada, de cimas modeladas, caídas suaves, valles plenos de horizontalidad cromática, cuyo peso inicial se disuelve en el fondo, por la ligereza de su engarce, la pasión delicada de su presentación, como estructura aérea que flota tras el vacío supuesto en el fondo del cuadro.
Son colores alegres, expuestos con elegancia, sensibilidad y arte, acompañando el ritmo reflejado en sus figuras, las cuales con su ondulación sinuosa, simulan son acompasado, sujeto al duende que inunda el ambiente, siempre repetitivo, circular, constante y eterno. Baile, compás, genio, y movimiento que transcurre tranquilo, en el escenario de cada pieza. Mas cuando sus formas pierden las curvas traspasan el vaivén danzante al entorno, que grita, una melodía recitada, a través de las radiaciones de colores.
Micaela Flores muestra una obra de contemplación tranquila, basada en el movimiento intuido, un lenguaje según gamas de cromatismo vivo, sometido a unos límites que no desborda la placidez de íntima contemplación, donde la autora sueña, se evade, ahondando en la tradición de la cultura gitana, rememorando su historia, las costumbres de su niñez. El espíritu de su pueblo, siempre envuelto en el flujo danzante, en la expresión profunda, desgarrada a veces, alegre casi siempre, abordando la existencia con un optimismo exultante,
La Chunga propone un trabajo plástico de alta habilidad en su configuración, desarrollado según un gusto estético de gran calidad. Usa el color como lenguaje musical para describir la memoria de su niñez, el nervio que ha empujado su arte, sea descrito a través del movimiento de su baile, y la honda musicalidad que lo acompaña, o el relato construido con el pincel, y con sus manos, inmersa en el torbellino de una paleta ajustada a un espectro de tonalidad equilibrada. Presenta un mundo de sensaciones íntimas, fuente que inspira toda su producción y vida artística. Expone una producción interesante.























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