jueves, 15 de abril de 2021

LA GRAN GESTA ESPAÑOLA EN EL RÍO CAGAYÁN

 


TERCIOS CONTRA SAMURÁIS

Es Juan Pablo de Carrión un héroe olvidado, desconocido para casi todos, un extraño a nuestra cultura. Su vida tuvo suficientes acontecimientos como para escribir una novela de aventuras, o ser protagonista de una película. En España, tras años continuados atacando nuestra Historia, se ha conseguido eliminar de la memoria gestas y personajes del ayer.

Juan Pablo Carrión fue prototipo de caballero del siglo XVI. Trabajó como funcionario para los reyes Carlos I y Felipe II, y otras veces sirvió en la milicia. Ya aparece entre los primeros conquistadores que quisieron establecerse en Filipinas. Tras la experiencia fallida vuelve a España, con una estancia intermedia en Portugal. Trabaja como tesorero del Cardenal Martínez Silíceo en Toledo, se casa allí, pero vuelve al Nuevo Mundo, empleándose como funcionario del Virrey de Nueva España, casándose en esas tierras. Enterados del doble casamiento vuelve a la Península para rendir cuentas. Se defiende, y es tan hábil que convence a Felipe II, a través de sus escritos, para que lo perdonen. El rey le encarga volver a las islas Filipinas, como capitán de una expedición, para limpiar de piratas chinos y japoneses las costas de ese archipiélago, y Carrión tiene ya sesenta y nueve años. Acepta la misión, pasa por Méjico y embarca con la tropa hacia Manila. En las islas asiáticas comienza su misión. Con casi cincuenta soldados españoles, hombres rudos de los Tercios, se enfrenta a un número muy superior de la flota de un pirata chino, que llevaba bajo sus órdenes un ejército de samuráis, guerreros sin dueño dedicados a la guerra de fortuna. Éstos iban con arcabuces y picas, como los españoles. Fue una batalla memorable, entre dos tropas de gran prestigio, los Tercios españoles contra los Samuráis japoneses. En la desembocadura del río Cagayán tuvo lugar el enfrentamiento. Combates con espadas, descargas de arcabuces, ruidos de cañones, abordajes de navíos, lucha cuerpo a cuerpo, donde la valentía y bravura se derrochaban en ambas partes. El combate final tuvo lugar en una de sus playas. La pericia táctica del viejo capitán, la profesionalidad y dureza de cuarenta veteranos soldados hispanos, consiguieron la victoria. Unos pocos pudieron con más de mil samuráis. A partir de ese combate los japoneses no se atrevieron a un choque directo con las tropas del Rey español.


Tras esa batalla Juan Pablo de Carrión se quedó en Filipinas, al frente de una guarnición, falleciendo unos años más tarde. Un desconocido hidalgo venció a los míticos guerreros del Sol Naciente.





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