CAPULETO
Uno
de los pintores almerienses más originales del siglo veinte fue
Francisco Capulino-Lanuz Pérez, Capuleto, 1926-2009, miembro del
grupo Indaliano, cuyo estilo evolucionó por derroteros muy
particulares respecto a sus compañeros de ese movimiento artístico.
Su
obra siempre se mantuvo dentro de la figuración, siguiendo una senda
de amplia anchura estilística, pues unas veces se acercaba a la
abstracción, y otras a una figuración estilizada, predominando el
diseño geométrico, el color enmarcado, de tonalidades suaves que
emergen de un cuerpo cromático sólido. En sus piezas, predomina una
atmósfera evanescente, cálida, de luminosidad espesa que no
trasciende la ceguera en la mirada, consiguiendo crear un clima
acogedor, envolvente e insinuante, en el cual propone que el
espectador se adentre para descubrir la verdadera realidad de la
escena. Es común en su producción plástica la imagen descarnada de
una naturaleza muerta, apareciendo animales abiertos en canal,
verduras a la espera de su cocción, en bodegones que se hunden en la
tradición plástica hispana, extrayendo su impronta para exponerla
desde una mirada actual. Puede interpretarse como la preocupación de
pintor por el tiempo que todo fenece, mostrando a menudo la faz de la
calavera, aviso de la degradación de la materia. Mas el artista
expone a sus figuras, en su última etapa, en una postura casi
burlona, ignorando el futuro seguro que aguarda, tranquila o en todo
caso indolente. En sus primeros tiempos sí aparecían los
protagonistas de sus lienzos en su plenitud, tiempos gozosos de
juventud, aunque la huella del destino siempre estaba introducida en
su obra. En las piezas de soberbia geometría, traduce la imagen en
una linealidad cortante, sumergida en un mar de penumbras y colores
oscuros.
Perseguía
el pintor el hilo de la existencia a través de espacios sencillos,
construidos por la lógica de sus habitantes, silencios intensos
descritos en el ambiente, en el cual, al concluir el camino de la
vida, todo se disolverá, quedando la huella del vacío, que el
recuerdo convertirá en historias.
Francisco
Capulino, Capuleto, fue un pintor de gran calidad estética, que supo
integrar la moda imperante en su inicio, adoptando influencias de las
décadas coetáneas, para traducir sus influencias en un estilo
propio, que expresaba con hábil destreza compositiva. Su trabajo
plástico destaca entre los pintores andaluces de la segunda mitad
del siglo pasado, por lo que merece ser tenido en cuenta entre los
iniciadores de otros senderos postindalianos.
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