EL ÁNGEL EXTERMINADOR
Autor: Eligio Otero Benet. Título: Entorno. Lugar: Sala de
exposiciones Gran Capitán. Fecha: Hasta el 13 de abril.
La
sombra de su vuelo ejerce una influencia en toda la exposición, generando
tristeza, pesadez, opresión, pesimismo, siendo estas sensaciones aprehendidas
al observar las obras que sufren el rapto de la luz.
Es
un montaje inteligente el organizado en la Sala, construyendo un recorrido en
el cual los sentidos del espectador va interpretando la reflexión realizada por
el autor, que no se queda en la mera expresión rotunda, sólida, contenida, ni
en la habilidad técnica en la elaboración de piezas, sino en el trasfondo del
artificio intelectual creado. Un visitante de la exposición, al ser preguntado
por mí sobre qué siente ante los trabajos mostrados, contesta que es la
tristeza quien se trasmite en su contemplación, pero que a la vez le atraen las obras, le gustan. Esto es lo importante, generar atracción
visual e impregnar de sentimientos la comprensión del observador. Genera
inquietud, atrapa la mirada, ese es el secreto de una obra de arte.
Eligio
Otero presenta una propuesta de peso artístico poderoso, por la configuración de las piezas, la utilización
de un amplio campo de texturas, el equilibrio monocorde establecido en todas
ellas, la limitación cromática en un entorno sombrío, mostrando en alguna de
ellas una llamada a la pureza, la liberación de un espacio duro y gris. Es en
estas últimas donde triunfa el color, limpio, abierto, cuando las claridades se
expanden, con verdes, azulados, amarillos, dorados... Como si fuera un guiño a
la esperanza, o también reducto de la añoranza.
El
artista plástico recrea un cosmos desolado, con variadas técnicas, describiendo
un paisaje postmoderno, arrasado por el
hombre. Los tiempos están muy bien controlados en el desarrollo de la
exposición, comenzando por un choque ígneo, abrasivo, que introduce al
visitante en un ambiente industrial decadente, y se va ensombreciendo para
aparecer en un instante espacial de resplandor, la luz es liberada de sus
veladuras, siendo un espejismo sólo, pues vuelve de nuevo la realidad a
imponerse en las tonalidades grises, mas surgen chispazos de alegría y aliento,
resistiéndose la vida a perecer.
Las
esculturas potencian el efecto de la historia interpretada, en el área de su
influencia visual, interaccionando con los cuadros.
La
energía del artista se condensa en las obras, sean en las piezas colgadas, como
en las esculturas. Éstas se configuran vibrantes, en una nerviación tensa,
envolvente, sobre la que descansa el espíritu propio de cada una de ellas.
Eligio
Otero Benet nos ofrece una obra de
atractiva elaboración, serena e intensa, exacta en la expresión, de amplia
integración de materiales. Sus esculturas son precisas, con fuerza interna absorbida en su estructura. Pero el cuerpo
central de la muestra lo constituye la idea depositada por el autor, que
deambula por la Sala reproduciendo escenas pesimistas sobre el devenir de nuestra
sociedad, guardando en sus entrañas un canto de esperanza. Aún es posible que
el ángel exterminador se disuelva
en el olvido.
Creo
que con lo expresado en estas líneas sobran elogios sobre esta exposición.
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