HOMENAJE A CARMEN LAFFÓN
Carmen Laffón, “Obra última” en
la Galería Leandro Navarro, Madrid. Hasta el 17 de marzo de 2023.
Los
ambientes del Guadalquivir, el Coto de Doñana, o Sanlúcar, se
reflejan en la obra de Carmen
Laffón (Sevilla, 1934 - Sanlúcar de Barrameda, 2021), lugares
mágicos para la pintora. Los representa como una suave brisa,
envuelta de un fluido cromático vaporoso, empapada de humedad
presentida.
En
las piezas expuestas se expresa la esencia del paisaje, cuya
descripción es plasmada en imágenes evanescentes, centradas de la
visión profunda surgida en los instantes de placidez plena, cuando
el pensamiento de la artista se fundía con la visión luminosa,
espacio de colorido suave, en el que la huella transitoria del
momento especial, siempre presente y repetido, nunca pierde su
emoción intensa. Es cuando el pensamiento se confunde con la Luz,
abriéndose ésta en sus tonalidades verdosas, azuladas, rosáceas,
algún ocre o marrón, rompiendo su unidad, para mostrar el
transcurrir descansado del tiempo. Éste a veces parece esfumarse,
esconderse, en su deambular de paso cansino y perezoso. Así eran
descritos sus estados gozosos cuando recorría las riberas del río,
o en las horas donde se sumía en el silencio de La Jara.
Carmen
Laffón impulsó la figuración de su época, la reformuló y mostró
como percepción sensitiva, sometida al ritmo del color, con el cual
definía la seducción que el paisaje le producía. La pintora
convertía la imagen en plenitud cromática, relatando la magia de
los días vividos en sus lugares favoritos.
En
junio del año 2015, realicé una crítica sobre la exposición “El
Paisaje y el lugar” , celebrada en Granada, en la que decía que:
“Carmen Laffón se mueve en los intersticios que separa la
figuración y abstracción, en ese tenue espacio fronterizo entre
ambos, acariciando, o arañando a veces con estridentes ruidos de su
roce, la superficie de cada uno de ellos. Es una pintora fronteriza,
libre de atarse en los conceptos artísticos, creando un camino
propio y original, que es la característica personal de su labor
plástica. Ese trayecto no es lineal, sino como he insinuado antes
sinuoso y acompasado, sujeto a la fuerza del paisaje”
En
la exposición que tuvo lugar en Real
Jardín Botánico de Madrid, en mayo de 2021, escribí sobre ésta
que: “describe
la pintora un entorno que evoca el encuentro
trascendente, cuando la persona busca la soledad, para poder fundirse
con el ánima invisible que fluye en todo el espacio, dialogando con
ella, en los momentos donde la realidad toma asiento.”
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