CAMINO DE PERFECCIÓN
Es una obra singular, de poderosa
dicción pictórica y originalidad estética. Presenta Antonio
Belmonte, Huelva 1955, en el Instituto
de América de Santa Fe,
un conjunto de piezas en la que recorre el itinerario de su creación
artística, entre 1974 y 2024, con el título “Camino de
perfección”.
Reúne
óleos y esculturas, organizando con su obra un espacio envolvente,
transformado en campo de vivencias oníricas, en el que se observa el
universo de fantasía y fatalidad que acompaña la existencia del ser
humano.
Son
sus primeras piezas pictóricas imágenes de un mundo expresado con
intensidad pasional, en el que propone paisajes imposibles,
construcciones que descansan en la magia, seres perdidos enfrentados
a sus deseos y destinos azarosos. En sus inicios una obra valiente,
sin complejos, auténtica, en el que el pintor, sobre atmósferas
surgidas de la abstracción, construye sus realidades imaginarias,
reflejo del sentimiento de un presente turbulento, visto con emoción
descarnada. Es también un camino de evasión hacia escenas
liberadoras de la rutina material, evocación espiritual de la
existencia de otras posibilidades de la consciencia.
Sin
abandonar el hilo argumental de la estética que rige su producción
plástica, avanza Antonio Belmonte en la exploración del color,
incorporando piezas de perfecta limpieza visual, en el que propone
escenas de figuración con aromas de ilustración, frescas
composiciones de alto impacto en su contemplación, equilibradas, que
reflejan el tiempo de incomunicación, soledad, incomprensión,
percibido muy bien en la impregnación psicológica que el artista
logra dotar a sus personajes. Mas prosigue en la disolución de las
formas, en la expresión rotunda del color, a través del cual relata
la pasión desatada del momento, ahondando en la abstracción
plástica. En muchas de sus obras se conjugan alegrías y tristezas,
según sea el tono ofrecido en cada tramo del cuadro, esplendores y
oscuridades, ligerezas y densidades, siendo las gamas excelentemente
conjuntadas por el pintor, para conseguir exponer el universo
sensitivo contenido en su obra. Los individuos, si aparecen, son
meros elementos a punto de ser devorados por el entorno circundante.
Completa
esta propuesta un conjunto de esculturas de gran expresividad, donde
personaliza a los protagonistas de sus cuadros, inmersos en sus
circunstancias, aquellas que les impiden salir del pozo material en
el cual están sumidos.
Antonio
Belmonte es un artista de gran sinceridad plástica, auténtico y
personal, que logra elaborar una obra de importante significado
estético.
Muchas gracias a Francisco Bautista Toledo por tan profunda y sensible crítica de estos 50 años de pinturas encapsuladas en "Camino de perfección "
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