UN ENCUENTRO INESPERADO
Autor: Mario Pertíñez.
En
una tarde de Semana Santa, paseando por la Plaza Trinidad encuentro una serie
de puestecillos, veo que enseñan distintos trabajos plásticos, llama mi atención.
Los voy visitando, nada que destacar, pero... encuentro en uno a un joven
pintor, que posee tres piezas de buena factura artística. Se llama Mario
Pertíñez, luchador incansable por dar a conocer sus propuestas, la mayoría
afectadas de excesivo gusto por la representación tradicional de las figuras,
que tanto gustan al gran público y turistas.
Las
tres piezas mencionadas superan con creces, y excesiva clase pictórica, al
resto, delatando lo que verdaderamente es capaz el autor de realizar, y
producir composiciones mucho más atrevidas, libres de la huella excesivamente
comercial.
Están elaboradas
con un dibujo limpio, preciso, que suaviza sus contornos con el trazo del
color. La pincelada es sutil, pero con la suficiente intensidad para, capa tras
capa, mostrar los verdes rotundos, en un espacio azulado suave, con tonos ocres
y granates, cuando en las horas del amanecer la luz va tomando posesión de las
cosas. Esta visión reproduce la melancolía feliz del momento sentido. La
composición está despejada de artificios innecesarios, centrada en la imagen
rescatada. La Alhambra es explorada por este pintor, confeccionando un mapa
sentimental en cada uno de sus trazos. El color toma fuerza en la periferia de
la composición, perdiendo influencia para ser vencido por la linealidad sedosa de las formas en su parte central. La
contemplación de estas obras induce, en alguna de ellas, a un sabor antiguo, de
clásica estampa preciosista de monumentos tópicos, mas al observar detenidamente
su estructura se supera esta idea, para proponerse como obra elegante, fresca y
actual. Sobre todo en una de las piezas mostradas, donde introduce un
movimiento visual que rompe el equilibrio, dotando de dinamismo, que sorprende
al espectador. Esta es una obra de contornos en plena difusión, donde el color
advierte de su poder al querer anegar la superficie entera. Es un destello que
quiere ser impresionista, pero se queda en una representación personal del
pintor de la realidad en un instante vibrante.
Mario
Pertiñez demuestra con estas piezas que posee capacidad, y técnica suficiente,
para exponer su obra en un espacio que destaque su valía. Merece la pena.
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