DESTELLOS Y CLAROSCUROS DE LA REALIDAD
PINTADA
La
Pintura reproduce escenas extraídas de la realidad, impregnando en
la trayectoria de sus trazos parte de la energía que fluye en el
tiempo. La detiene y deposita en un bucle continuo, vibración
constante de la eternidad, que se diluye con la materia.
Este
principio es el que sostiene el trabajo plástico de Irene Martín
Melguizo, joven artista granadina con un prometedor futuro artístico.
Viendo la realidad de su obra actual ya indica que el camino lo ha
iniciado.
Su
creación plástica posee un brillo especial, consistencia sólida,
que genera un ambiente autónomo en el universo interior del cuadro,
tras el límite de la superficie que lo define. Centra la atención
en personajes de su entorno, delimitando el objeto de su trabajo en
un mundo sosegado, cerrado en la intimidad femenina, desde el cual
proyecta una visión particular de la realidad. Lo consigue esta
pintora gracias a la planificación intelectual de cada pieza, que va
tomando forma desde un diseño equilibrado, sustentado en la armonía
geométrica, la cual pierde sentido,y desaparece, tras la
composición, que con sus luces y juegos cromáticos, originan un
espacio sensitivo, en el que los susurros de su sonido interno se
perciben al ser visualizados. La perfección de las formas, la
fidelidad de la imagen real plasmada en el lienzo, es de gran
precisión, mas no se queda en el mero ejercicio de representación
preciosista, sino que la traslada al espacio donde la fantasía
ejerce su influencia. El colorido incorporado a sus figuras no
desentona de la imagen veraz, siendo reflejo de su origen. Sin
embargo poseen un halo especial que lo distingue de ésta,
convirtiéndose en expresión mágica que se traslada, tras ser
contemplada, a los campos de la imaginación soñada. Esta cualidad
caracteriza su obra última, hallazgo personal en el que la artista
ahonda en su experiencia con los pinceles.
Irene
Martín ha heredado la mágica composición del trabajo de su padre,
Pepe Martín, unos de los pintores de referencia en la figuración
granadina. Incorpora una intensidad dinámica en su obra, destellos y
claroscuros, miradas que resumen vida y esperanzas de futuro,
ensimismamiento dentro de unas circunstancias propias, mundo personal
marcado con el signo sensible, optimista, vital e independiente.
Es
una aventura plástica la que define la trayectoria de esta pintora,
a punto de alcanzar la madurez artística que la dotará de elegante
calidad pictórica. Mientras, prosigue con su tarea diaria
silenciosa, paciente, tras la conclusión de las piezas que darán
sello a su estilo y capacidad técnica alcanzada.
Irene
Martín posee una pintura personal de interés estético. Su obra lo
demuestra.
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