LUZ ETERNA DE ALMERÍA
Autor:
Waldi Wrobel. Título: Lumina Aeterna. Lugar: Escuela de Arte Carlos
Pérez Siquier, Almería. Fecha: hasta el 17 de noviembre.
Presenta Waldi Wrobel (Baviera,
Alemania,1951) un trabajo plástico sugerente en su visualización,
envuelto de sueños, fantasías estéticas y conciencia existencial.
Este pintor, afincado en la capital almeriense, posee una amplio
repertorio técnico en su expresión plástica, abarcando la
escultura, el grafitti, collages, acrílicos, óleos… es un artista
integral. Hunde su mirada en la Naturaleza que lo rodea, sintiendo
los ecos de su rumor persistente, siempre viva, en transformación,
contaminada, transformada por el hombre, mas aunque su presencia y
triunfo es eterno la vida tras su alteración peligra su existencia.
Con este concepto inicial desarrolla el
pintor su propuesta artística, oscilando entre la figuración y la
abstracción mágica, sumida en los vericuetos del subconsciente.
Esta abstracción atraviesa los campos de la sorpresa visual ante
imágenes huidas de la geometría, libres del peso de la razón,
rendidas a la imaginación para ser sumidas en la imagen ilógica
encontrada. Lo consigue el artista concluir con elegancia
compositiva, incorporando la intuición permanente, la cual sugiere
nuevos encuentros con la fantasía visual. Son estas piezas una
transcripción de la emoción del autor ante el encuentro con el
entorno, su preocupación y, sin embargo, abatimiento ante la belleza
aparecida, fulgor del instante que anega su mirada.
En otras composiciones refleja el cambio
latente contenido en las fuerzas de la Naturaleza, las huellas de su
impacto, el efecto de su peso, la tensión entre la sujeción del
medio natural por el hombre y su ruptura, a pesar de, como propone en
otras piezas, querer ser sujetada por el deseo humano, siempre
sometido a la fuerza de la vida, de la pervivencia y el sexo. Ofrece
una salida como solución al futuro de la Humanidad, proponiendo una
mirada hacia las formas tradicionales de la existencia, surgiendo de
la blancura cegadora de la luz detalles de construcciones
tradicionales, siempre sometidas a los embates luminosos de los
campos del sur peninsular, ajenas a las horas y prisas, solo
permanencia indolente acompasada al ritmo que el paisaje proporciona.
Y siempre, según otros dibujos, de esta exposición, la persona vive
ajena de las imposibilidades que la limitan, sumida en artificios
intelectuales, cuando lo auténtico es la voz de la tradición
popular, signo de la cultura ancestral, adaptada a su entorno físico.
Waldi Wrobel desarrolla una obra que
refleja una iconografía visual dinámica, hábil e impregnada de
inteligencia plástica.
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