SUMIDO EN LA CLARIDAD
En la Sala Parés, de Barcelona, expone su
obra Juan Carlos Lázaro (Badajoz, 1962) con el título de “Pinturas
y dibujo 2021-2023”, hasta el 9 de diciembre de 2023.
La obra de Juan Carlos Lázaro posee unas
características singulares, que la define por sí misma en el
panorama pictórico actual. El artista ha conseguido unas señas de
identidad de estilo propio, siendo la luz el rasgo fundamental que
describe su producción plástica, pues es ella la que modula las
escenas, incorpora sentido estético y fuerza visual.
La metafísica de la luz es trabajada por
el pintor, actuando como soporte en la que inserta los elementos de
sus piezas, e igualmente como escenario en el que propone paisajes
ocultos, o apenas vislumbrados, en los cuales el espectador introduce
sus fantasías, escruta su fondo, comprende el universo fantástico
encerrado en la naturaleza luminosa.
La luz describe y oculta, actuando en este
caso de forma ambivalente, pero cuando aparece en su función
veladora, actúa como elemento colaborador en el descubrimiento de la
esencia íntima, que dé sentido a la existencia intelectual de las
formas definidas. Este efecto luminoso otorga y retiene, siendo la
proporción de ambas acciones el signo que identifica la realidad
sentida.
Es un trabajo sutil y paciente el elaborado
por Juan Carlos Lázaro, persistiendo en su aventura estética en el
seno de claridades densas, mundo silencioso intuido, espacios mágicos
por donde pasea proceloso en su labor creativa, buscando el halo
imperceptible que fluye en sus dominios, eco del latido que da
impulso a la existencia.
Es una obra cuidadosamente estudiada, y
planificada, por el artista, en la que los objetos, y paisajes,
constituyen un pretexto para que éste vaya dando forma a la
estructura luminosa depositada en el cuadro. Dominio del color, de su
intensidad, cuando la vibración presentida está estructurada por el
ritmo tonal de la paleta aplicada. El pintor juega en su texto visual
con silencios profundos, rotos por el descubrimiento azaroso que la
mancha oportuna sorprende, desarrollando un relato estructurado en
tono susurrante, proponiendo múltiples salidas a los enigmas que
suscita. Los óleos mostrados están marcados por la huella luminosa,
universo inagotable de sensaciones, fondo profundo, laberinto donde
la realidad sienta la razón de su existencia, elaborado con la
habilidad lírica que el dominio plástico que contiene permite.
Siempre excelente Juan Carlos Lázaro.
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