ARRANZ-BRAVO EN ACANTO
Eduardo Arranz-Bravo ( Barcelona,
9 de octubre de 1941 - Vallvidrera,
20 de octubre de 2023) fue un artista de intensa gestualidad
plástica, definida su obra como abstracta y pop, mas ella supera
estas calificaciones para situarse con presencia propia. Juega el
pintor con la mancha, la modula y dirige hacia la forma receptora del
concepto definido, cuando en sus trazos de figuras incorpora el
sentido último de su comprensión. No se abandonó en el caos
sumergido, en la aventura desveladora, del sentido último del color,
como tampoco no se prestó a ser instrumento del ingenio liberado,
sumido en su espontaneidad, sino que se centró en la elaboración de
composiciones de equilibrada estructuración de planos, de sinuosa
transición entre tonos, sin altibajos, y expresión compacta del
color. En algunas piezas se vislumbra el influjo de la nada, como
posibilidad oculta tras toda aventura plástica, pero Arranz-Bravo
imprime fuerza en su obra, como sólido testimonio de la existencia
de un sentido que le da sustento.
Geometría y azar están incorporados
en sus piezas, tensión latente que dota de nervio a su pintura. El
trabajo plástico de Arranz-Bravo posee equilibrio, certero tino
creativo, reducida la mirada a los elementos indispensables de la
figura y su entorno, definido en los colores que le acompañan, o en
la sensación reflejada en el cuadro, sereno destello, que quiere
transmitir la huella de la observación del entono real, dejada en la
impronta del recuerdo.
Eduardo Arranz-Bravo tuvo una larga
trayectoria de exposiciones y reconocimientos, en las primeras
galerías de España y más allá de nuestras fronteras, ofreciendo
una producción personal que escapaba de la calificación de los
entendidos, para exponerse con sobria pulcritud, fuerza visual y
armonía compositiva. Cada pieza suponía un reto por superar,
lograda, gracias a la inteligencia compositiva del autor, con sobrado
éxito, obteniendo una variación sobre el resultado final, que
perseguía en sus eternas horas de trabajo, siempre distinta, unidas
todas por el nexo del color suspendido en estructuras medidas,
equilibradas. Rompía el silencio de su estética por el trazo
cromático surgido como un resplandor, o la línea del pincel
caprichosa, añadida cuán símbolo de la existencia de aquello que
no se puede controlar o predecir, mas está allí presente, chispazo
visual que rasga el espacio tranquilo.
Arranz-Bravo elaboró una obra de
consistente calidad expositiva, muestra de los estilos artísticos
del último tercio del siglo XX.
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