GERMÁN BANDERA
Posee la obra de Germán Bandera peso
visual, producto de la solidez que refleja. Desarrolla su estilo
dentro una figuración simbólica, irreal, cargada de referencias
oníricas, sueños ocultos en la trascendencia común de los días.
Posee además un intenso sabor clásico, sublimado por una mirada
renacentista. Envueltas sus figuras en una luminosidad limpia,
percepción encerrada en el espacio representado, en el cual la
quietud contemplada transmite eternidad, atemporalidad, pervivencia
de mitos y deseos, reiteración de imágenes, que imprimen en el
subconsciente recuerdos de paraísos añorados, o mundos agónicos
del pasado. Expuestos algunas veces como paradojas.
Con estas palabras, estoy tratando definir
las composiciones de este pintor malagueño, afincado en Salobreña,
de extensa trayectoria plástica, no por ello frecuente en
exposiciones. Su obra nace de una profunda meditación estética, en
el que la idea, no sé si permanente, es un eco intelectual que mueve
sus impulsos plásticos, o simplemente un relato expositivo de su
visión de la realidad, quizá ambas cosas. Unido éste pensamiento
en una figuración nacida de la propia modernidad clásica,
reconfigurada por el artista para plasmarla en piezas de intenso
significado intelectual, precisión en el dibujo, tacto suave en la
aplicación cromática, misterio en la visualización de sus piezas.
Cada una de éstas constituye un universo definido por sí mismo,
ajeno al tiempo y a cualquier lugar, viven en una burbuja de letanía
contemplativa reiterada.
Construye el pintor escenarios que
trascienden la magia inicial, supuesta en la mirada primera, para
adentrarnos en los campos incógnitos de serenas presencias, las
cuales van dictando evocaciones, pensamientos, asombros,
desconciertos, como ídolos que surgen del vacío, para autolimitarse
en su esfera de acción mágica. Son destellos de equilibrio clásico,
propuestos por el artista como una iconografía descriptiva de un
tiempo contemplativo perenne.
Las
composiciones de Germán Bandera encierran significados ocultos,
críticas del futuro que aguarda, desconciertos de la realidad
vivida, propuestas burlonas de la sociedad contemporánea, mas se
hunde en la construcción del dibujo residuo de la historia de la
Pintura, evocación actualizada, expuesta con originalidad sugerente,
de nuevos senderos por lo que seguir enriqueciendo la representación
figurativa, más allá de la ilustración o ídolos de la modernidad.
El color acompaña sus figuras, medido, ajustado, preciso para
resaltar la escena toda.
Germán
Bandera es un pintor de excelente valía plástica.
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