RINCONES Y EVOCACIONES
El
realismo íntimo de Isabel Quintanilla. Museo
Nacional Thyssen-Bornemisza. Fecha:
Hasta el 2 de junio.
Es la obra de Isabel Quintanilla (Madrid,
22 de julio de 1938 - Sevilla la Nueva, 24 de octubre de 2017) )
una experiencia de sosiego visual, cuando el tiempo se para en las
horas silenciosas del hogar, en un ambiente espeso, densidad sobre la
que la luz se asienta, cambiando la presencia real de las formas en
una figuración plasmada a través de los sentimientos, recuerdos que
afloran y se mezclan con la atmósfera rememorada en la pieza,
conectando con la percepción emotiva del espectador, quien
comprende, se integra y vive en el universo comprendido dentro de la
composición. Los rincones pintados por la artista van describiendo
la vida rutinaria de su entorno, trabajo, calidez, tranquilidad de
los días, que se agolpan iguales y sin embargo construyen una
experiencia feliz, en un espacio que parece estable, burbuja feliz,
lugar de creación, vida y sentimientos.
Isabel Quintanilla logra crear este efecto
gracias a un dibujo preciso, y oportuno por la representación
elegida, en cuyo equilibrio geométrico hace descansar capas
cromáticas de tonalidad acompasada, siempre bañadas por una
luminosidad cálida. Juega la pintora con un colorido sin grandes
estridencias, a pesar de su diferencia tonal de peso contenido, con
lo cual consigue un efecto de concentración y evasión en la mirada,
creando una placida sensación de encuentro con la imagen evocada,
enigmas en su interior que se quieren descifrar, para al final
sentirse identificado con objetos, rincones, horas definidas por la
claridad de la estancia.
Aúna esta creadora plástica una
estructura geométrica con el capricho de diseños y formas libres,
la razón en la que queremos vivir y la realidad azarosa que la
existencia ofrece. Esta es la razón por la cual la obra de Isabel
Quintanilla atrae, gusta y alcanza cotas de gran calidad compositiva.
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