LA
MONTAÑA MÁGICA DEL SUR
Autor:
Francisco Carreño. Lugar: Espacio de Arte Gran Capitán, Granada.
Título: Sierra Nevada, Mapa de una Paisaje. Hasta el 3 de
marzo,
El
almeriense Francisco Carreño expone en Granada una obra extensa, de
gran significado conceptual, en la que desarrolla la relación entre
la impresión, el tiempo y el paisaje.
Propone
un montaje de complejidad técnica, aunadas sus partes gracias a un
entramado estético de profundidad conceptual. Este pintor recrea el
mundo intuitivo, y físico, de Sierra Nevada. Describe la fuerza que
ejerce su presencia ante el artista, cuando se sumerge en la fuerza
de su influencia, en la solidez de su persistencia, la grandiosidad
de sus crestas, la pureza de las nieves, el latido percibido de sus
entrañas. El paisaje montañoso aparenta ser un gigante dormido,
ajeno al paso del tiempo, mole indolente que determina la vida de
todo el territorio sometido a su presencia.
Desde
la perspectiva técnica del realismo, expone el pintor las distintas
interpretaciones sensitivas que surgen en el encuentro entre el
artista y la montaña. Es Sierra Nevada, presencia perenne en el
paisaje de esta parte de Andalucía, cordillera que recorre Granada y
Almería, cuyo triunfo es mostrado en los picos del Mulhacén y
Veleta. Impresión poderosa de ambas ante la inanidad de la presencia
humana, pureza presentida a través de las cimas nevadas, dureza
primigenia, limpieza visual que rompe la rutina de la existencia,
grandiosidad del tiempo hecho roca.
Compone
esta exposición cinclo partes, llamadas por el pintor Cosmos. En la
impresión primera, volátil instante que rompe la razón del
artista, capta la transformación constante en su permanencia, según
el ritmo de la luz, la emoción del momento, la pasión que dirige su
pincel, expresado en manchas vibrantes que definen el encuentro.
Otra
parte la constituye la mirada romántica, la exaltación del paisaje
de esta Sierra, su descubrimiento por los viajeros decimonónicos, su
relación con la vega granadina. En otro apartado del conjunto
describe su interacción con la ciencia, el descubrimiento y asombro
de los naturalistas. Refleja Francisco Carreño, de forma precisa,
esas miradas, para después sumir la razón en una postración
absoluta, ante la desgarrada visión del encuentro con la perfiladas
crestas, la rudeza de sus rocas, el blanco denso de la nieve, el azul
del cielo, para concluir con la organización racional del paisaje de
los cartógrafos. Siendo esta última parte una obra pulcra,
esquemática, centrada en el detalle exacto, que define la esencia
del paisaje y el efecto que produce al visitante.
Francisco
Carreño consigue expresar una obra de gran sentido plástico, que
trasciende la imagen para definir el alma del lugar. Excelente.
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