REFLEJOS DEL PARAÍSO
Los jardines son porciones de
Naturaleza domesticada, surgidos desde la artificiosidad del
pensamiento, que quiere contener en un espacio acotado el universo
primigenio, en el cual la persona se encuentra con sus orígenes
idealizados. Unas veces quieren ser reflejo del Paraíso, ordenados
según la razón lógica, diseñados de acuerdo a una geometría en
cuyas proporciones quieren describir la fórmula de la eternidad. En
otros se busca lo umbroso, el misterio de senderos hacia ninguna
parte, en cuya atmósfera flotan los genios que dotan de magia al
ambiente encerrado en su interior.
El paseante observa este paisaje,
inmerso en aromas, susurros del agua que trascurre o cae en sus
fuentes, cantos de pájaros que transmiten el mensaje del mundo
divino, y los colores que anegan la mirada. Al final el cromatismo
triunfa, y mucho más cuando es exuberante en una vegetación feraz,
brava y salvaje, queriendo ser ellos los únicos protagonistas del
escenario del jardín.
Pedro Garciarias (La Habana,1947) es
un pintor en cuya obra plástica reitera constantemente el influjo
del color, reflejo del triunfo de las plantas que toman asiento como
sujetos propietarios del jardín. Se inspira en Lorca y Falla, inicio
del impulso que genera esta producción artística que ofrece, mas el
color domina su pincel, vence los confines de las siluetas del dibujo
donde se quiere estén sujetos, escapando de las formas para ser
ellos mismos. Las Musas surgen de los lugares ocultos del pretendido
paraíso, para convertirlo en veraz. Son ellas las que se visten de
un cromatismo intenso, ofreciendo puertas simuladas, pues las líneas
que las definen parecen querer quebrarse en su trazado vibrante, por
donde entrar en los campos espesos de radiaciones condensadas, unas
veces sublimes y aéreas, la más de las veces grávidas e
insinuantes, pues en su pretendida opacidad invitan a la ebriedad
sensitiva de su tonalidad, universo íntimo de cada Musa, quien
caprichosa quiere dirigir la mano del pintor, otorgándole gracia
compositiva, si no apareciendo aterradora en su ausencia. En este
azaroso espacio de sensaciones, reflexiona el artista sobre el
sentido auténtico de la percepción, concluyendo que todo es color,
soló él y la Musa que lo arropa, sin ella su presencia es inane, no
significa nada.
Pedro Garciarias vuelve a mostrar la
genialidad de su trabajo pictórico, describiendo la realidad de los
sueños con su paleta, mínimo dibujo que aparece desapercibido por
la fuerza de los tonos.
En la galería Santiago Collado,
Granada, hasta el 16 de junio, podrá visitarse “Puerta de las
Musas”, de este gran pintor.
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