Hay
películas que explican el futuro con altas dosis de fantasía,
imaginándolo tal y como se espera que sea según los acontecimientos
actuales, unas veces optimista, en otras catastrófico.
Algunas
películas aparecen como destellos extraños de un mañana difícil
de esperar, mas según avanzan los años toman fuerza, convirtiendo
su contenido en profecía,
Este
es el caso de “Network, Un mundo implacable”, de 1976, la cual
recibió numerosos premios y reconocimientos, entre ellos el Óscar a
Paddy
Chayefsky
por el mejor guión.
En
esta película, dirigida por Sidney
Lumet, se relata el mundo oculto de las televisiones, su lucha por la
audiencia, la pérdida de valores sociales a cambio del todo vale,
hay que darle al público lo que sea, alimentando sus bajas pasiones
si es necesario. Entonces parecía un discurso digno de un texto de
ciencia ficción, mas en estos tiempos se entiende que anunciaba el
advenimiento de la telebasura, a la cual exitosamente estamos
sometidos. Pero de toda la trama, donde se narra las maniobras de los
ejecutivos de la cadena por mantenerse, ganar audiencia e incrementar
sus ganancias, quiero resaltar el contenido del discurso final de
Arthur
Jensen, director y dueño de la cadena, quien le explica al
protagonista, Sr. Beale, personaje desquiciado que cuenta las
verdades más ocultas de lo que encierra la realidad tras la caja
tonta, movilizando a los indignados, la auténtica esencia de la idea
que sostiene el futuro que aguarda. Este personaje explica a Beale
que: “Ya
no vivimos en un mundo de naciones e ideologías, Sr. Beale. El mundo
es un colegio de corporaciones, inexorablemente determinadas por las
inmutables leyes de los negocios. El mundo es un negocio, Sr. Beale.
Lo ha sido desde que el hombre se arrastró fuera del barro. Y
nuestros hijos vivirán, Sr. Beale, para ver ese mundo perfecto en el
que no existen las guerras o la hambruna, la opresión o la
brutalidad; una vasta y ecuménica empresa, por la que todos los
hombres trabajarán para obtener un ingreso común, una empresa de la
que todos los hombres tendrán una parte de las acciones, todas sus
necesidad satisfechas, todas sus preocupaciones tranquilizadas, todo
su aburrimiento entretenido.” Como también:”Usted es un viejo
que piensa en términos de naciones y pueblos. No hay naciones. No
hay pueblos… No existe la democracia. Solo existen la IBM y la ITT
y la AT&T y DuPont, Dow Jones, Union Carbide y Exxon. Esas
son
las naciones del mundo de hoy.”
Con
estas palabras, creo, se definen muchos aspectos de las famosas
Agendas anunciadas.
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