EL
CANALETTO RUSO
Fedor
Alekseev, 1753?-1824, fue un pintor ruso neoclásico, aunque en algunas de sus obras ya se
atisba sentimientos románticos.
Este
artista fue uno de los introductores de la estética europea en la
corte ilustrada de Catalina II y Pablo I. Fue con este último cuando
tuvo su reconocimiento, encargándole que pintara las calles de Moscú. El trabajo plástico de este pintor resulta algo frío a
la mirada, muy esquemático, donde la línea se autoafirma
constantemente, en un entramado geométrico ordenado, siendo el
colorido suave, atractivo por la liviandad de sus tonos, lo que
otorga claridad y pureza en la observación del cuadro. Es una mirada
feliz y optimista la que ofrece, en las imágenes limpias que
preconizan tiempos nuevos, donde la razón ilumina el futuro. Las
figuras son borrosas, sólo están para rellenar el espacio,
comparsas oportunas que crean vida en el paisaje urbano, y gracias a
su disposición de tránsito, induce movimiento, flujo, ritmo
viviente anónimo, insignificante ante las grandes construcciones
arquitectónicas que rememoran un mundo clásico. La perspectiva nos
muestra espacios ordenados, profundidades en el lienzo, donde la
vista juega a perderse en el horizonte, Esta sensación de
dimensionalidad fue seguida por otros pintores posteriores, la cual
explotaron y llevaron a las ilusiones más reales.
En
las piezas últimas introduce cierto tenebrismo, cielos borrascosos,
misterio en las horas vespertinas, situación que no altera los
hábitos de los viandantes, la vida sigue. En su obra última
introduce una inundación, como aviso del fin de una forma de
entender la imagen en el cuadro. La corriente desbordada todo lo
anega, se llevará aquello insustancial. El misterio y caos avisan de
su llegada.
Aunque
hubo artistas posteriores en Rusia que eclipsaron su trabajo
plástico, Fedor Alekseev posee una obra que desprende pureza,
equilibrio, diafanidad y un gesto luminoso vital.
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