CIELO Y TIERRA
Autor: Santiago Galán Urréjola.
Título: La ciudad vital. Lugar: Galería Ansorena, Madrid. Fecha:
Hasta el 12 de noviembre.
El paisaje urbano fue la expresión de
la pintura moderna, cuando alejada de la simbología religiosa centró
su mirada en el hombre y su mundo. Relataba sus quehaceres, la
grandiosidad del ingenio humano que desafiaba a la Naturaleza. En la
pintura contemporánea, la imponente presencia de las megápolis
actuales impresionan al pintor, que las plasma en sus cuadros en su
perfección geométrica, en contraste con las formas azarosas del
entorno, y rico colorido, brillante, variado, refulgente y
chispeante, que induce ensoñaciones de tiempos futuros ya
alcanzados. Las inmensas moles de los edificios hacen insignificante
a la persona, la elimina de la escena, si acaso aparece son manchas
anónimas, trazos fugaces de la imagen. Es la gran ciudad la
protagonista, con su poder visual desafiante, que enlaza cielo y
tierra, significando una relación de equilibrio entre lo estático y
perenne, la serena perfección celeste, y el caos cambiante de la
superficie. Mas el pintor extiende la confusión, reinante en las
calles, hacia los territorios superiores, generando desequilibrio en
la mirada, desorden en la comprensión lógica, ruptura del orden
establecido, difuminándose la imagen, los perfiles de los edificios,
para sucumbir bajo la espesura cromática.
Ricardo Galán Urréjola es así como
interpreta los tiempos actuales en que se desenvuelve la ciudad
tecnológica, reflejando la crisis en que está sumida, la pérdida
de los referentes eternos a los cuales quería desafiar, mostrado en
los cielos espesos y pesados, que quieren derrumbarse sobre las
avenidas y construcciones, también el sopor, opresión,
desorientación y pérdida de identidad de sus constructores. Expresa
el periodo de cambio en que nos encontramos, de forma muy bien
definida en las densidades tonales impresas. Las figuras tienden
hacia la confusión, queriendo deshacer sus formas, y fundirse en un
murmullo de radiaciones que todo lo cubre, para no ser reconocidas, y
perderse en los confines del torbellino que precede a la nada.
Urréjola pinta la confusión presente
en la sociedad tecnológica, donde el genio humano es sometido al
poder masificador de un caos que quiere ser energía, mostrándose
como fuente de sentimientos. Ahí está su significado, las
sensaciones vencen a la razón, los sentidos se hunden en la pasión
deshumanizada, olvidando su propia esencia.
Ricardo
G. Urréjola quizá solo quiera mostrar el recuerdo de nuestro
entorno común, definido con el sentimiento del color, en el que
subyace sus temores y aprehensiones. Este pintor es siempre magnífico
en cada propuesta que ofrece.
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