jueves, 4 de noviembre de 2021

RICARDO GALÁN URRÉJOLA EXPONE DE NUEVO EN ANSORENA



CIELO Y TIERRA

Autor: Santiago Galán Urréjola. Título: La ciudad vital. Lugar: Galería Ansorena, Madrid. Fecha: Hasta el 12 de noviembre.

El paisaje urbano fue la expresión de la pintura moderna, cuando alejada de la simbología religiosa centró su mirada en el hombre y su mundo. Relataba sus quehaceres, la grandiosidad del ingenio humano que desafiaba a la Naturaleza. En la pintura contemporánea, la imponente presencia de las megápolis actuales impresionan al pintor, que las plasma en sus cuadros en su perfección geométrica, en contraste con las formas azarosas del entorno, y rico colorido, brillante, variado, refulgente y chispeante, que induce ensoñaciones de tiempos futuros ya alcanzados. Las inmensas moles de los edificios hacen insignificante a la persona, la elimina de la escena, si acaso aparece son manchas anónimas, trazos fugaces de la imagen. Es la gran ciudad la protagonista, con su poder visual desafiante, que enlaza cielo y tierra, significando una relación de equilibrio entre lo estático y perenne, la serena perfección celeste, y el caos cambiante de la superficie. Mas el pintor extiende la confusión, reinante en las calles, hacia los territorios superiores, generando desequilibrio en la mirada, desorden en la comprensión lógica, ruptura del orden establecido, difuminándose la imagen, los perfiles de los edificios, para sucumbir bajo la espesura cromática.
Ricardo Galán Urréjola es así como interpreta los tiempos actuales en que se desenvuelve la ciudad tecnológica, reflejando la crisis en que está sumida, la pérdida de los referentes eternos a los cuales quería desafiar, mostrado en los cielos espesos y pesados, que quieren derrumbarse sobre las avenidas y construcciones, también el sopor, opresión, desorientación y pérdida de identidad de sus constructores. Expresa el periodo de cambio en que nos encontramos, de forma muy bien definida en las densidades tonales impresas. Las figuras tienden hacia la confusión, queriendo deshacer sus formas, y fundirse en un murmullo de radiaciones que todo lo cubre, para no ser reconocidas, y perderse en los confines del torbellino que precede a la nada.
Urréjola pinta la confusión presente en la sociedad tecnológica, donde el genio humano es sometido al poder masificador de un caos que quiere ser energía, mostrándose como fuente de sentimientos. Ahí está su significado, las sensaciones vencen a la razón, los sentidos se hunden en la pasión deshumanizada, olvidando su propia esencia.
Ricardo G. Urréjola quizá solo quiera mostrar el recuerdo de nuestro entorno común, definido con el sentimiento del color, en el que subyace sus temores y aprehensiones. Este pintor es siempre magnífico en cada propuesta que ofrece.
























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