sábado, 29 de marzo de 2014

EXPOSICION EN CIDI HIAYA DE MARIA DEL CASTILLO


LA NIÑA DICE NO

Autora: Maria del Castillo. Título: Hijas de Lilith. Lugar: Calería Cidi Hiaya. Fecha: Hasta el 23 de abril.
La mujer se convierte en protagonista durante el mes de marzo en la galería Cidi Hiaya. Dos exposiciones, una colectiva y la individual de María del Castillo, destacan la figura femenina, la visualización de su género, induciendo a una reflexión sobre la verdadera situación de su papel en la sociedad.
Hijas de Lilith es el nombre de la instalación organizada por María del Castillo, creada para la tercera edición del Festival Miradas de Mujeres, donde expresa la rebelión ante la diferencia que surge en los primeros años de la niña, que  se pregunta sobre el papel que la costumbre le impone, cuestionando su cumplimiento. Surge perennemente la fuerza de Lilith, personaje mitológico de la tradición hebraica, según la cual fue la primera mujer creada a imagen y semejanza del hombre, pero sometida a su poder. Ella no aceptó las normas viviendo libremente, cumpliendo su voluntad propia. Es por ello que fue alejada del Paraíso. Se convierte en el arquetipo de la eterna pregunta, y reivindicación,  femenina.
La sugerencia intelectual desarrollada por la artista es inteligente, muy interesante, que por sí explica el sentido de la exposición, siendo descrita en los cuadros, piezas y esculturas presentes. Es de destacar tres obras mostradas en esa Sala, magníficas, frescas, limpias a la mirada, de simple apariencia pero profundo significado. Dos niñas juegan, una en tierra estando su compañera  flotando como un cometa, unidas por un hilo, en busca de una posición de referencia, en otra la niña renuncia a ser princesita, optando por una alternativa distinta. Más impactante es la pieza de la niña columpiándose en el vacío, inquietante y de intenso pensamiento compositivo. El trasfondo de todas las obras potencia la historia relatada, la soledad de las figuras perdidas en la inmensidad del cuadro, dividiéndolo en campos de color, cuan obra abstracta de estructuración geométrica de un cromatismo básico. El centro de la muestra está formado por una pieza sugerente, que da estructura a la exposición, que toma fuerza con las figuras montadas en su base ,simulando desbordamiento de la imagen.
Enfrente se opone una escultura grupal de niñas en perpetuo dialogo entre sí, ensimismadas en su mundo. El resto de la propuesta está conformada por obras de nivel correcto que se distribuyen para vencer el vacío. No se puede comentar nada más de la exposición.  Cada espectador obtendrá conclusiones propias al visitar esta galería.
 






 



 



 






 

 
 
 
 
 
 

miércoles, 26 de marzo de 2014

MANUEL MOREGO EXPONE EN LA CASA DE LOS TIROS, GRANADA


MUNDO PERDIDO

Autor: Manuel Morego. Título: Arqueología de la memoria. Lugar: Museo casa de los Tiros. Fecha: Hasta el 30 de marzo.
La ruina de la memoria deja entrever los cimientos de su estructura, cuando se va cimentando la personalidad, las fobias, la conducta, todos aquellos elementos que conducirán la vida del individuo. Es la niñez una etapa de imágenes primarias, inconexas, de fuerte impacto, adornadas por seres fantásticos. El lenguaje es corto, la emoción desbordante; el estado de fantasía, temor, misterio o descubrimiento es rico en símbolos, difíciles de relatar con la escritura, siendo los garabatos, pinturas y colores, el lenguaje más apropiado para describir el mundo que se deja explorar.
Manuel Morego ha iniciado hace años este camino de representación plástica, para desvelar el alma común que se encierra en todos los seres humanos, a través de la descripción de las vivencias de la niñez, reproduciendo el universo extraordinario, de aventuras miles, unas presas del miedo, otras de felicidad, siempre sujeto a la influencia de los mayores que lo modelan con sus acciones.
 Las piezas expuestas poseen fuerza en su representación, inteligencia emocional al describir la idea latente que surgió en ese tiempo, y como dice el autor, tras estar escondidas surgen lúcidas, para retomar las sensaciones abstractas que ocuparon la atención cuando niño.  Lo que más destaca en su obra es el juego del color, suave y cálido  cuando quiere representar bellos momentos, pesados  y oscuros al exponer aquellas influencias que le propiciaron tiempos de angustia y  preocupación. También neutros, claros y limpios, al describir de forma ingenua los juegos aparentes donde el más fuerte imponía su ley.
El dibujo es simple, conseguido tras un largo proceso de reflexión, estudio y desprendimiento de la lógica adulta, para adentrase en la psicología infantil. Es arduo el trabajo emprendido por este pintor, porque la sublimación de la imagen, en grafías  sencillas, supone una transformación radical a la hora de abordar la elaboración de un cuadro. En la lluvia de sentimientos reflejados en las piezas resplandece la alegría, desenfado, la mirada optimista, pese a estar cubiertas a veces de oscuras capas el contorno de los protagonistas.
La obra expuesta es producto de una seria investigación sobre la naturaleza del trazo inteligente, su origen, ahondando en los inicios de la pintura, cuando era expresión mágica, lenguaje y  representación mitológica de un pueblo.  El autor ordena adecuadamente cada uno de los trazos, construyendo historias profundas en una  sencilla imagen.  Manuel Morego demuestra el fruto de su indagación al adentrase en el alma de la pintura, no se conforma con gustar, sino que además de eso disecciona el dibujo para desentrañar el origen de su esencia.
 




 
 


 















 


























 

lunes, 24 de marzo de 2014

EXPOSICIÓN DE ELIGIO OTERO BENET EN GRANADA


EL ÁNGEL EXTERMINADOR

 Autor: Eligio Otero Benet. Título: Entorno. Lugar: Sala de exposiciones Gran Capitán. Fecha: Hasta el 13 de abril.

La sombra de su vuelo ejerce una influencia en toda la exposición, generando tristeza, pesadez, opresión, pesimismo, siendo estas sensaciones aprehendidas al observar las obras que sufren el rapto de la luz.
Es un montaje inteligente el organizado en la Sala, construyendo un recorrido en el cual los sentidos del espectador va interpretando la reflexión realizada por el autor, que no se queda en la mera expresión rotunda, sólida, contenida, ni en la habilidad técnica en la elaboración de piezas, sino en el trasfondo del artificio intelectual creado. Un visitante de la exposición, al ser preguntado por mí sobre qué siente ante los trabajos mostrados, contesta que es la tristeza quien se trasmite en su contemplación, pero que a la vez  le atraen las obras, le gustan.  Esto es lo importante, generar atracción visual e impregnar de sentimientos la comprensión del observador. Genera inquietud, atrapa la mirada, ese es el secreto de una obra de arte.
Eligio Otero presenta una propuesta de peso artístico poderoso, por la  configuración de las piezas, la utilización de un amplio campo de texturas, el equilibrio monocorde establecido en todas ellas, la limitación cromática en un entorno sombrío, mostrando en alguna de ellas una llamada a la pureza, la liberación de un espacio duro y gris. Es en estas últimas donde triunfa el color, limpio, abierto, cuando las claridades se expanden, con verdes, azulados, amarillos, dorados... Como si fuera un guiño a la esperanza, o también reducto de la añoranza.
El artista plástico recrea un cosmos desolado, con variadas técnicas, describiendo un paisaje postmoderno, arrasado por  el hombre. Los tiempos están muy bien controlados en el desarrollo de la exposición, comenzando por un choque ígneo, abrasivo, que introduce al visitante en un ambiente industrial decadente, y se va ensombreciendo para aparecer en un instante espacial de resplandor, la luz es liberada de sus veladuras, siendo un espejismo sólo, pues vuelve de nuevo la realidad a imponerse en las tonalidades grises, mas surgen chispazos de alegría y aliento, resistiéndose la vida a perecer.
Las esculturas potencian el efecto de la historia interpretada, en el área de su influencia visual, interaccionando con los cuadros.
La energía del artista se condensa en las obras, sean en las piezas colgadas, como en las esculturas. Éstas se configuran vibrantes, en una nerviación tensa, envolvente, sobre la que descansa el espíritu propio de cada una de ellas.
Eligio Otero  Benet nos ofrece una obra de atractiva elaboración, serena e intensa, exacta en la expresión, de amplia integración de materiales. Sus esculturas son precisas, con fuerza interna  absorbida en su estructura. Pero el cuerpo central de la muestra lo constituye la idea depositada por el autor, que deambula por la Sala reproduciendo escenas pesimistas sobre el devenir de nuestra sociedad, guardando en sus entrañas un canto de esperanza. Aún es posible que el ángel exterminador  se disuelva en  el olvido.
Creo que con lo expresado en estas líneas sobran elogios sobre esta exposición.