MI LOCO CORAZÓN
Pedro
Jiménez expone en la galería John Expose, Bezannes, Francia. Hasta el 6 de mayo de 2023.
Un
mundo feliz es plasmado por Pedro Jiménez en su obra. Es un espacio
inmerso en la fantasía, ensoñación perpetua mantenida en el
placer. Lujo y ocio se suceden entre sí, en un bucle sin fin. El
pintor dialoga sobre los dos tiempos que hay que elegir en la vida.
El tiempo lógico y el azaroso. Uno es ordenado, sometido a una
rutina constante, reglas y obligaciones, el otro es un flujo libre y
desenfadado, ajeno al futuro, sólo se vive, y disfruta, el presente.
Hay que gozar el momento, el instante pasajero que se esfumará en el
olvido del pasado. Pero el artista no se queda en una expresión
frívola de la existencia, sino que la expone sumida en una suave
melodía cromática, que palpa los sentidos. Ésta queda en la retina
con sus tonalidades brillantes, envuelta en sedosa contemplación,
desde la cual emanan destellos profundos que transcurren indolentes.
Muestra
en su trabajo plástico la imagen de la sociedad actual, producto del
posmodernismo, sólo fachada, despreocupación, esclavitud por la
imagen reflejada, mas tras su presencia deja intuir el vacío de la
existencia, sumida en el silencio y la nada.
Pedro
Jiménez aborda su obra con despreocupación aparente, como si dejara
que sus pinceles transitaran por los campos caprichosos de la
creación. Esta apreciación primera se deshace al comprender el
entramado de sus composiciones, pues contienen una estudiada
estructura del color, eco resonante de las sensaciones que quiere
estén presentes en la pieza. Es el fondo del cuadro, con sus colores
acoplados, el que dirige el ambiente de la escena, jugando en su seno
las figuras que en ella posan. Estas representaciones son trazos
rápidos, impresos con ligera sujeción al subconsciente, pues en el
transcurso de su desarrollo, la obra absorbe la mirada del pintor. A
pesar del estudio previo inicial, de la intencionalidad primera, en
su construcción libera el artista su carácter, siendo quien modula
el signo del resultado plasmado en ella.
Desde
el estilo de la pura expresión abstracta, profunda, vital,
desenfrenada, e impacto intenso visual, avanza Pedro Jiménez hacia
una figuración surgida del caos cromático de la abstracción,
pintada con desparpajo, fuerza, y precisión, condensando el
significado último de los caracteres, de sus protagonistas, en la
simplicidad de los trazos. Consigue representaciones dinámicas,
siendo frecuentes en éstas la compañía de un perrito, quien se
presenta alegre, divertido, a veces jocoso; él parece ser quien
dirige a sus acompañantes.
Propuesta
excelente, y de
calidad, la mostrada por Pedro Jiménez
en la galería John
Expose.
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