BELLEZA AJENA AL TIEMPO
El
paisaje es objeto de atención plástica, respondiendo su plasmación
a motivos diferentes. Esto ocurre, como en otras técnicas de
expresión artística, en la fotografía o videocreación.
Puede
suponer un escenario típico, castizo, sorprendente, curioso,
encuentro inesperado, atrapado en el instante.
Hay,
también, creadores que utilizan la imagen del paisaje como relato de
abandono, destrucción y olvido. Invitan a la reflexión y cambio de
actitud, esperando despertar conciencias, o comprometer, en el cambio
del presente imperante.
Otros
artistas fijan su mirada en el medio natural que los acoge, desde una
perspectiva estética, en ocasiones casi mágica, unas veces
aprehendiendo la esencia invisible que danza en sus espacios, en
otras proyectando la sensibilidad que les impulsa a dialogar con la
realidad que les rodea. Es una acción de ida y vuelta, esta última,
pues irradia su experiencia emocional hacia fuera, retornando ésta
impregnada de sutiles tonalidades evocadoras, que enriquecen su
actividad plástica.
En
el Centro de Iniciativas Culturales de la Universidad de Sevilla,
CICUS, se han reunido dieciséis artistas visuales en la exposición
colectiva «Nuevas
topografías fotográficas: de vueltas con el paisaje», que
tendrá lugar hasta el 20 de julio de 2023, proponiendo tres miradas
de la realidad mostrada por el paisaje, centradas en su
construcción artificial,
la memoria y la poética visual.
En
el grupo de creadores participantes se encuentra Mar Garrido, artista
de
intensa relación expositiva con Almería, la cual presenta su obra,
fotografía
digital sobre papel de algodón, estructurada
en tres líneas de pensamiento, aunada por la percepción lírica de
la realidad natural que nos rodea. Estas
son:
Las
huellas del agua, Voluntad de las líneas y Poéticas de la
interrupción. En las tres muestra un relato profundo sobre el
destello
de la luz, que encierra los espacios sentidos tras la imagen.
Reconstruye
el tránsito del agua en la huella de su paso, en
otra
reflexiona sobre la libertad azarosa del recorrido de las ramas
vegetales, en
una pared de intenso amarillo, cuyo
contraste genera una tensión visual, que ayuda al espectador a
internarse por los espacios de resplandor estético, olvidando
la
verdad
racional para contemplar su mundo interior. Si no, fija
su atención en el movimiento detenido, ritmo armónico cerrado en su
estado estacionario, periodo repetitivo hasta el final, imagen
estática
comprendida en su movimiento.
Las
piezas de Mar Garrido poseen la belleza del momento, en la evasión
del pensamiento ajeno al tiempo.
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