DÍAS
DE OTOÑO
Señor: es hora. Largo fue el verano.
Pon tu sombra en los relojes solares,
y suelta los vientos por las llanuras.
-
Haz que sazonen los últimos frutos;
concédeles dos días más del sur,
úrgeles a su madurez y mete
en el vino espeso el postrer dulzor.
No hará casa el que ahora no la tiene,
el que ahora está solo lo estará siempre,
velará, leerá, escribirá largas cartas,
y deambulará por las avenidas,
inquieto como el rodar de las hojas.
Señor: es hora. Largo fue el verano.
Pon tu sombra en los relojes solares,
y suelta los vientos por las llanuras.
-
Haz que sazonen los últimos frutos;
concédeles dos días más del sur,
úrgeles a su madurez y mete
en el vino espeso el postrer dulzor.
No hará casa el que ahora no la tiene,
el que ahora está solo lo estará siempre,
velará, leerá, escribirá largas cartas,
y deambulará por las avenidas,
inquieto como el rodar de las hojas.
R.M. Rilke
El otoño, aunque parece en estos días
cálidos que no ha entrado, ha sentado su presencia, tomando fuerza
según avanza el calendario. La luz irá perdiendo fulgor, espesura,
palideciendo el brillo exultante que inundó la retina, y su abrazo
será menos agobiante, aclarando sus pliegues, organizando un
festival de tonos de peso suave, que según trascurran los días irá
desvaneciendo, hasta extinguirse en su ocaso. La luz se hará tenue,
pero entre medias creará espacios acogedores, plenitud ligera, de
colorido intenso, donde surgen de los umbrales de la oscuridad signos
de fantasía, mas las sombras van imponiendo su dominio.
El Sur de España aparece como lugar
de tranquila resistencia, guardando la luz, la alegría, las mañanas
tibias, los atardeceres sumidos en una explosión vital luminosa,
rompiendo la claridad su monotonía cromática para deshacerse en sus
tonos ocres y rojizos, apareciendo sin transición la noche,
misteriosa, enmudecidos los grillos, roto el silencio por el chirriar
de las lechuzas, y cada vez más el frío, alterando las tormentas su
paz, anunciando los meses del estado invernal.
Buen refugio es el Sur para vivir el
otoño, disfrutar de sus destellos, del fulgor que consume el final
del día, la templanza de la mañana, la modorra del mediodía, el
dulzor de sus caldos, la nostalgia de su paisaje bajo un cielo azul
profundo, o la levedad de sus tormentas.
Esto es lo que vio Rainer Maria Rilke
en sus estancia en Ronda, cuando en el final del otoño de 1912 le
escribió a una amiga “Ronda
tiene mucho que ofrecerme, /.../ es el lugar justo para quedarme una
temporada”
En
esta ciudad existen lugares aún auténticos, y más aun sus
paisajes. Es una muy buena opción pasar unos días de otoño en
Ronda. Hay muchos establecimientos hoteleros, y casas rurales donde
alojarse, les aconsejo uno en el cual podrá disfrutarse el sabor del
otoño apacible.
Hotel La Fuente de la Higuera
No hay comentarios:
Publicar un comentario