viernes, 4 de julio de 2025

SOBRE EL POEMARIO "DESIERTO" DE VIRGINIA FERNÁNDEZ COLLADO

 

DESIERTO

La obra poética de Virginia Fernández Collado, Bédar, 1977, nos ofrece un espacio iluminado por la palabra, seco en su estructura a veces, sencillo engarce silábico alejado del ritmo fácil, para adentrarse en el giro tonal desconcertante, apoyado en el significado certero de la idea, conceptos descritos en frases cortas, unidas por la emoción del instante, así como por la rotundidad de la escena descrita.
Virginia Fernández Collado nos ofrece una pieza literaria de carácter sencillo, de título “Desierto”, editada por el Instituto de Estudios Almerienses, que en su apariencia muestra un entramado complejo, por la propia sencillez que muestra, pues es difícil conseguir la expresión mínima en su forma descarnada, básica, que en su brevedad encierra mundos sugerentes, descritos en su finitud inmediata.
Esta pieza lírica desarrolla el tiempo sentido, como un diario, de discontinuidades hiladas, centrando toda su experiencia en la transición del paisaje real, plasmado con las impresiones que su paso induce en la autora.
Amor, preocupaciones cotidianas, el destello luminoso, la mutación del paisaje, o clima, van dejando huella en ella, transcribiendo sus sensaciones en estrofas cortas, precisas, hirientes unas veces, parcas en su claridad en algunas, siempre metafísica, introduciéndose en las entrañas de la existencia, en aquellos detalles observados. Es un diálogo que establece con el tiempo fluyente, paso fugaz de la realidad variable, ante el yo permanente de la poeta.
Establece la autora una composición inteligente, en la que la palabra porta el peso de un denso significado, envuelto en su aspecto cotidiano, pero que al combinarse en su estrofa y poema, escapa en visualizaciones complejas, intensas, extensas en la descripción comprendida en su lectura, y más aún, rotunda al ser pronunciada, marcando con su sonido reverberaciones cuan ecos del nombre oculto de las cosas.
Estos efectos son conseguidos por Virginia Fernández, pues domina el juego de las palabras, la oportunidad de la frase escrita, su ligazón estética en el poema. Nace el resultado de su obra del azar afortunado, sólo poseído por aquellos que dominan el ritmo de la palabra, el núcleo de su significado, la fuerza de la impronta producida en su lectura. Es el ingenio armonioso natural de la autora, quien dirige el desarrollo y encadenamiento del cuerpo poético de la composición, sólida expresión cristalina, destilada en su presentación, surgida porque sí, debido a la mirada lírica, pensamientos y emociones, que habitan en su silenciosa intimidad.