viernes, 18 de febrero de 2011

FRAGMENTOS DE LA CIUDAD

En la exposición del joven pintor González Caballero se muestra un conjunto pictórico de factura singular, que partiendo de temas comunes a otros artistas plásticos desarrolla una obra con una impronta particular, ofreciendo piezas de gran originalidad que consiguen recrear el efecto deseado.

Logra representar en cada uno de sus cuadros los destellos de la mirada, los diferentes planos de la percepción generada por la imagen, consiguiendo dimensionalidad en la superficie enmarcada, destellos vibrantes y dinamismo en el seno del espacio recreado. En sus piezas se genera una tensión interna que las hace palpitar con vida propia.

Plasma en su obra la sensación sentida ante la percepción de los paisajes urbanos, unas veces sosiego, cotidianeidad, tránsito, rutina, evocaciones... otras angustia y desasosiego, soledad profunda bajo el yugo de gigantes fríos y deshumanizados, siendo la persona una mancha fugaz e insignificante solo. La superposición de planos e imágenes, en su obra, consigue el efecto deseado.

Posee González Caballero una obra ágil, llena de frescura, con vida propia, que atrae la atención y atrapa la mirada, demostrando con esta exposición la calidad y dominio que su técnica encierra, preludio de obras futuras de gran valía.

MARINA R. VARGAS EN LA GALERÍA SANDUNGA

Marina Vargas presenta una instalación plástica interesante, por la tensión que recrea y la reflexión que su poso produce. Lar armas de fuego se constituyen en motivo único de su exposición, configuradas para mostrar una subcultura que anida en nuestras sociedades, que siempre ha pervivido en el subconsciente de las civilizaciones. La fría imagen que genera aparece traspasada por la textura, materiales y coloridos que las acompañan, relatando mil y una fantasías, historias fantásticas que estimulan su uso, producto de culturas cerradas, oscuras, tenebrosas y delirantes, todas ellas arropadas por el tono rojizo del resplandor de la sangre.

Con este lenguaje icónico, en piezas muy bien estructuradas, deletrea el pensamiento violento de nuestra sociedad, apartado de la mirada oficial, pero que existe y anula las personas, cuando no las vidas. Describe perfectamente el pensamiento delirante que sostiene su uso, más bien su mística, convirtiendo al ser humano en un depredador, sólo sumido en las sensaciones que le acarician y sueños de promesas por conseguir... Me quedo corto al relatar la historia que la artista quiere expresar en esta propuesta plástica, presentada con nervio, orden expositivo y equilibrada conjunción cromática, que confiere veracidad y resonancia al discurso estético declamado.

Marina Vargas nos enseña una técnica precisa en la elaboración de una pieza de arte, que habla por sí sola, que se conjunta con el entorno y toma vida propia. Desarrolla las ideas en piezas sólidas, perfectamente engarzadas, que se condensan en una historia simbólica que causa el efecto deseado en el espectador.

sábado, 12 de febrero de 2011

IGNACIO ANTONIO O LA ÉPICA DE LA LUZ

IGNACIO ANTONIO O LA ÉPICA DE LA LUZ

Lo indefinido se convierte en espacio percibido al transcurrir la luz, que rompe el vacío para dotarlo de propiedades espaciales propias.
Es un flujo poderoso que deja huella en su discurrir, vibrando, definiendo formas nacidas de su esencia.
La luz es creadora, ella es la última y primera razón de la existencia. Rompe transgresora la faz del mundo inmaterial, inexplorado, no concebido ni realizado, amorfa realidad en potencia, para ser creado como entidad visible.
Ignacio Antonio representa este momento de confrontación y ruptura, de creación continua, en cada una de sus obras. La dicotomía entre el ser y la nada, la luz que confiere relieve y espacio, el temblor visual que su incidencia provoca, es reproducido en las piezas expuestas. Su obra es una definición del universo mutante, en continuo deambular. Quiere en sus investigaciones y experiencias plásticas ir más allá de lo que la mirada relata, no conformándose con las formas descritas por el torrente luminoso que se derrama en sus contornos, dándole presencia y volumen. Va más allá de los espacios etéreos encendidos por la radiación lumínica, aventurera y heroica, que rasga el horizonte de lo inexistente en su exploración infinita. En sus piezas describe la tensión que la energía genera, en otras el momento mágico de la creación.
Logra el artista reproducir en la percepción del intelecto esas sensaciones singulares, en un discurso metafísico expresado en grafía plástica. Y aunque parezca que ha conseguido alcanzar el final de su obra, descubre un nuevo universo, que causa pavor por el infinito que muestra. El artista sigue escrutando entre los pliegues de la luz, explorando en el “alma” del fotón, que se muestra siempre esquiva, huidiza, sumida en la danza eterna de la creación, difusa, solo presentida por el halo que su presencia hace intuir.
Ignacio Antonio no concluye ciclo alguno con la obra expuesta en el Centro Cultural Gran Capitán, sino que inicia una aventura titánica hacia los espacios íntimos del envés del resplandor luminoso.

PERSPECTIVAS

La perspectiva de la existencia es feliz si transcurre monótona, excitante cuando tiene contrastes disitintos a lo conocido, y terrible, cuando se ve el final del trayecto.