miércoles, 28 de septiembre de 2011

EXPOSICIONES ACTUALES: SOBRE PIEDRAS

Autor: Salvador González Braojos. Título: Braojos. Lugar: Bodega las 3 MMM. Hasta el 30 de septiembre de 2011.

En el arte importa la obra, no el lugar donde se encuentra, siendo ésta quien abarca con su impronta el entorno. Es ella quien atrae y seduce, si posee la suficiente valía. Y este es el caso aquí comentado, donde se ofrece un conjunto plástico en espacios ajenos a las galerías, con la ventaja de abrir el entorno artístico al gran público, a la gente joven, atrayendo y compartiendo la belleza.

Salvador González Braojos expone una obra de poderosa configuración plástica, resplandeciente, clara, limpia, con un dibujo perfectamente delimitado, el cual encierra un intenso cromatismo que tiembla en la mirada, generando tensión y fuerza en una suave irradiación que agrada al observarla. Sus líneas son ligeras, creando obras de figuración real, abarcadas desde ángulos diferentes, como si quisiera el pintor atrapar la imagen en un rincón de la realidad, ajeno al cuadro.

Las piezas desprenden calidez, orden y suave luminosidad, describiendo relatos simbólicos sobre la perpleja realidad que absorbe con su intrascendencia cotidiana, nublando la mirada ante los arcanos auténticos que nos rozan con su presencia.

La piedra es elemento básico en muchas de las obras expuestas, apareciendo como objeto central, que habla con su solidez, dureza y peso, para construir la historia elaborada por el autor. Es también muestra de la energía telúrica que trasciende el cuadro, originando con las propiedades descritas el efecto en los sentidos que la imagen relata.

El pintor se recrea en momentos anodinos de la vida, recogiendo los instantes que resumen la existencia.

S.G.Braojos crea una obra de consistencia argumental, en un soporte plástico de elaboración magnífica, que demuestra su clase y buen hacer pictórico.

domingo, 25 de septiembre de 2011

REGRESO A TIRRRA BALDÍA. TIEMPO DE MAGIA Y ESPERANZA IV

JOSÉ CARMONA EN LA GALERÍA CEFERINO NAVARRO
José Carmona expone de nuevo. Vuelve a sorprendernos con su técnica y buen hacer.
Este pintor aparentemente retorna a modos y motivos tradicionales, abandonando el camino estético iniciado en sus exposiciones anteriores, donde la figura se afirmaba continuamente para no perecer y ser diluida en el conjunto cromático de la obra, que avisaba de su triunfo final; energías etéreas comunicadoras de historias que atesoran edificios y paisajes, susurrándose entre sí sus secretos. Y la luz siempre recorriéndolo todo, característica de Pepe Carmona, densa, cegadora, espléndida, aplastante, soberbia claridad que toma personalidad propia en el cuadro. Carmona, nos presenta en su producción última, un trabajo singular, complejo, rico y sugerente, donde la técnica se complica haciéndose más elaborada. Retoma los orígenes de su pintura, pero desarrollando composiciones con tramas de mayor complejidad plástica, producto de la experiencia, destello del artista que ha conseguido dominar su oficio.
En las piezas expuestas el pintor elabora una obra de marcado clasicismo, muy tradicional, realizando un dibujo minucioso, detallista, abarrotado, creando composiciones de gran barroquismo, siendo Granada el motivo central de sus acuarelas, aquellas imágenes que definen la esencia de la ciudad.
En el desarrollo del color es donde este pintor se supera, evolucionando hacia formas más cálidas, mutando la luz del blanco rotundo hacia un entramado policromado, donde el cárdeno toma protagonismo. Construye un complejo escenario en el que el color bulle
y estalla, vibrando exuberante hasta esparcirse poderoso en todo el espacio enmarcado, produciendo una tensión en la composición que le da vida, pulso interno de la obra, declamando la luz mil declinaciones a la vez, transcurriendo por el rectángulo enmarcado, haciendo sentir su cálido tacto, generando piezas donde su estructuración se hace armónica. Son dos cuadros en uno; la parte académica, clásica, barroca y detallista es el soporte y pretexto para contener el verdadero descubrimiento del pintor: el color que transcurre, depositado y vivo en cada acuarela pintada.
José Carmona ha conseguido superarse en el lenguaje del color, pues su maestría plástica así se lo permite.


EL LENGUAJE DEL ESPLENDOR
Carmen Gutiérrez García en la Galería Jesús Puerto

La realidad puede ser expresada e interpretada a través de distintas grafías y símbolos; la luz es uno de ellos, pues ella es la vía que más sacia nuestros sentidos, también la que amplía nuestra presencia. La luz en sus múltiples tonalidades, el color con variadas combinaciones, cromatismo en matices diversos, se conjuga para describir la esencia del
paisaje, el espíritu de las historias que los muros atesoran, pues ellos van recogiendo la impronta de la fugacidad de sus moradores, del tiempo que atraviesa el
espacio eterno.
Carmen Gutiérrez García utiliza el lenguaje del esplendor cuando relata la arquitectura de la Alhambra. Se supera así misma al realizarlo con materiales diferentes, plasmando sus cualidades con técnicas mixtas.
Plasma la danza de la luz, sus ascensiones y caídas, momentos gloriosos donde expande radiaciones por doquier, abrazando las formas para definir los contornos.
Carmen Gutiérrez García posee una elegante dicción pictórica que deja su huella en cada composición que concluye. Utiliza materiales varios, resaltando la humildad de su procedencia, recuerdo del pasado, reflejo de la inanidad del tiempo presente que pasado se convierte en cada instante. Plasma el rastro de la
existencia transitoria en el ambiente que la arquitectura configura, recorriendo rincones y vericuetos en formas de ráfagas luminosas, estableciendo una relación invisible con el visitante, comunicándole el poso de su historia.
La pintora sabe expresar todas estas ideas en las piezas que ha trabajado, mostrando una buena calidad plástica, y un concepto claro de cómo realizar obras que superan las creaciones destinadas a satisfacer sólo a los conformistas. Sus piezas se salvan de la mediocridad reinante, surgiendo con personalidad propia. Trabaja bien el color, lo distribuye con armonía y gracia compositiva, recogiendo en cada cuadro la magia de la imagen, la esencia de las formas, el ritmo de la luz.



EL COLOR CLAUSURADO
Mariluz Escribano en Sala B, Centro Cultural Caja de Granada. San Antón

Interesante muestra pictórica presentada por Mariluz Escribano. El color se expresa en múltiples posibilidades, diseccionando la esencia que su huella deja. Es la luz, cuando fluye por los espacios etéreos o acaricia formas y contornos, la portadora prometeica de
su apariencia externa. La luz desvela, define y extrae el jugo energético que anida en el cosmos. Recoge infinita información, en su deambular constante, para crear un texto totalizador de la existencia, donde se explora el alma de la realidad, el lenguaje hermético que sustenta el diálogo visual en la Naturaleza.
Para conseguir descifrar los mensajes ocultos del color, mediante las radiaciones luminosas que lo llenan todo, recrea en las piezas que expone los avatares de un fantástico viaje por los mares ignotos de luces profundas, brillantes, bravas a veces, serenas y portadoras de plenitud; siempre bella, propuesta permanente para la alegría.
Tardes cálidas y áureas, amaneceres limpios y puros, terriblemente azulados, mañanas vestidas de esplendor blanquecino, himno de la existencia, festival cromático que danza al son de la sinfonía interpretada por la luz.
Sensaciones todas que conectan con el espectador, haciéndole partícipe de los instantes felices, poesía plástica recitada, que están plasmadas en cada uno de los cuadros colgados.
Mariluz Escribano desarrolla una obra desenfadada, alegre y vital, impregnada de un soberbio lirismo, que seduce a quien la contempla. Juega con el color, transcribe la luz en sus diversas conjugaciones y combina las tonalidades en una inteligente estructura cromática, alcanzando crear composiciones de alta calidad, elegantes, producto del gozo creativo de la artista.


SILENCIO
Pedro Escalona en la galería Jesús Puerto

La sencillez de la mirada dirige los cuadros pintados por este artista. Plasma la magia del momento en la imagen anodina, cotidiana, desapercibida siempre, convirtiéndola en objeto central de la inspiración que sustenta la composición desarrollada en cada pieza creada. En éstas, el color ejerce su fuerza, esparciéndose como un murmullo, mostrando una solidez que arropa la obra toda. Es cálido, acogedor, potenciador de la figura central, intimista, concentra la luz, condensa más bien, para cubrir con el manto de sus
acogedoras radiaciones las formas que convierte en elemento protagonista.
El silencio, la inanidad de los instantes que se suceden, cuando aparentemente los acontecimientos importantes sestean, se transfigura en el tema central que declama en singular su importancia; el tiempo fluye, lo impregna todo, transcurre el movimiento, también permanecen las cosas. Este silencio melancólico es descifrado por Pedro Escalona en composiciones de elevado lirismo trascrito en los cuadros, con sencillez expresiva, libre de aderezos, que busca el vacío y la simplicidad al relatarlo al espectador, logrando sea comprendido el mensaje desnudo que subyace en la definición de cada instante intuido. Su dicción plástica no es altisonante, sino recoleta, apacible, humilde. Esta es la importancia de la obra de Pedro Escalona, pues dota de belleza la
intranscendencia del momento, gracias a su poder transformador de la realidad, conseguido por la técnica plástica que domina, aunando la percepción del artista con la maestría pictórica de quien conoce su oficio. Ese es su hallazgo sublime, liberando de barroquismo innecesario la imagen, convirtiendo en extraordinario milagro la mirada, pues la habilidad del pintor, su dibujo firme y sobre todo la magia que atrapa el espíritu
de sus modelos, consigue recrear la comprensión poética de la vida, canto de esperanza anta la agria realidad que apelmaza la existencia. Poesía visual de lo cotidiano, poesía del pincel, gozo para el sosiego, sumisión a la nada. Extinción ante la imagen, recordando un texto de Valente.


NATURALEZA DOMADA
Juan Torres en la Galería Ceferino Navarro

Momentos apacibles, tranquilos y felices, disfrutados por la mirada del pintor que los deposita en cada lienzo pintado. Horas decadentes, sumidas en el sosiego del día periclitado que anuncia el ocaso de la luz, es el tema que desarrolla la obra de Juan Torres, que escoge la esencia del ambiente como motivo central de su trabajo.
Las luces en sus estertores finales, mostrando la belleza que guardan, explotando en tonalidades y colores múltiples, convierten los momentos caducos de la jornada en festival alegre, epifanía del triunfo del amanecer. En este espacio escenificado en cada cuadro, la melancolía llena todo, condensándose en las formas, en el aire, sugiriendo reflexiones varias. Sobre un mundo que es pasado ya, los paisajes ajenos al transcurso del tiempo, donde el pintor siente la emoción del instante gozado, notando el gozoso roce que la Naturaleza regala, rememorando formas de vida que ya fueron, dejando abierta la imaginación, que se libera e indaga sobre el destino de los moradores de las casas que aparecen en sus cuadros. La obra de Juan Torres contiene una fuerte carga
emocional, impregnada de un profundo lirismo, sosiego y melancolía. El pintor realiza un trabajo de alta calidad plástica, conjugando perfectamente el color, que desborda y difumina la geometría de las líneas, estructurando las densidades cromáticas de forma original para concluir piezas atractivas, de gran sensibilidad artística, que denota su buen oficio. Apacible sinuosa, sencilla, profunda, poética y bella, así es la obra de este artista.


VENECIA
Carmelo Castellanos en la galería Ceferino Navarro

Muchos pintores usan como tema central en su obra el paisaje veneciano, las sugestivas máscaras, misterios y fantasías de su carnaval, la magia del ambiente que envuelve al lugar. Carmelo Castellanos ofrece una singular forma de entender el universo que abriga a esta bella ciudad, pues conjuga todos los componentes anteriores y los destila en imágenes poderosas, chispeantes, profundas y radiantes del espíritu que le da vida, que sintetizan la huella del tiempo pasado y los rasgos que definen su idiosincrasia.
La pastosa humedad que sume todo en un denso océano que difumina y desfigura los colores, agobiando al viajero, impregnando de aromas y olores varios, produce un escenario que impresiona al visitante primero, relegándose a recuerdo amplio en matices
posteriormente, nostalgia de un cosmos enquistado, como si de una burbuja fuera, en una delirante realidad ajena al tiempo cadencioso que transcurre en la ciudad de los canales. Capta estas impresiones en sus cuadros, reflejando en ellos el torbellino cromático que inundaron los momentos e imágenes que deslumbraron su atención, componiendo el conjunto de las piezas expuestas una descripción del alma veneciana, que atravesó la mirada del pintor en fugaces visiones, relatando la esencia última de su naturaleza. Carmelo Castellanos expresa un discurso plástico de gran solidez estética, mediante un dibujo suelto, enérgico y apasionado, soporte de un entramado de colores intensos, depositados con rotundidad en el lienzo, que inflama la obra creada, suscitando el mismo estado emocional en el espectador que aquel primigenio que abatió el ánimo del pintor al contemplar el bello genio que habita en Venecia.
Posee un estilo recio pero no exento de sensibilidad, que nos relata, con una técnica de alta calidad artística, las pasiones que el recuerdo del encuentro con la vieja dama del Adriático suscita.



FIN DE REGRESO A TIERRA BALDÍA


ESPERAMOS IMPACIENTES.
EL BRILLO DEL SOL NOS CIEGA, SU CALOR NOS
ASFIXIA, Y NO SURGE LA REALIDAD QUE LOS
SIGNOS PROMETIAN.
LOS BARBAROS SON NUESTRA ESPERANZA,
¿OIRÁN NUESTRAS PLEGARIAS?

lunes, 19 de septiembre de 2011

REGRESO A TIERRA BALDÍA: TIEMPO DE MAGIA Y ESPERANZA III

CAPTANDO LA LUZ
Paco Caballero en Cartel. Primavera 2004

La luz sigue marcando su impronta, el lienzo es testigo de su paso. En constante combate con la oscuridad desvela las formas, descubriendo los contornos a la mirada.
El fulgor de su brillo inunda el espacio todo, creando un escenario mágico y soñado donde el ánimo pierde su coraza externa, mostrando su auténtica faz, preso de la ilusión contemplada, amanecer áureo o atardecer plácido que seduce el instante vivido, invitando a la fantasía.
Paco Caballero elabora una obra original, donde el cálido dorado esparce su fuerza para convertirse en protagonista y motivo central de cada uno de sus cuadros.
Atrapa la luz y explora sus múltiples posibilidades, gracias a un diálogo intenso con la oscuridad, cuyo contraste genera espejismos de vivencias donde la felicidad rompe bravía sus olas en el sentimiento.
Todo es ilusión, es lo que nos transmite Paco Caballero en su obra, pues la confrontación entre la luz y manchas oscuras se traducen en espacios sugeridos que conectan con el espectador. El pintor posee un concepto claro de cómo hay que desarrollar su trabajo, plasmando las vibraciones luminosas en cada pieza que trabaja, jugando con las impresiones que suscita al contemplar sus composiciones. Explora técnicas de dicción pictórica singulares, donde la capacidad de expresión es difícil desarrollarla, pero su espíritu poético conjuga dorados con el fondo negro hasta mostrar paisajes ensoñados, esencias de momentos gozosos donde la Naturaleza estalla en ráfagas de belleza. Otras veces juega con la cálida luz, que se desenvuelve por el espacio acotado de la pieza, reclamando auténtica existencia.
Paco Caballero, consigue describir el resplandor que explota en recuerdos nostálgicos con simplicidad de tonalidades y economía cromática, utilizando un lenguaje plástico de alta calidad, poderoso hallazgo del pintor.
Sugerente exposición, es la que nos presenta Paco Caballero.

PAISAJES PERDIDOS
Pere Pons y Pilar Jódar en la Galería Cidi Hiaya.Primavera 2004

Dos artistas trabajan para salvar la Granada tradicional del recuerdo. Mediante su obra plasman las imágenes que aparecen en postales y dibujos del pasado, recuerdos descritos en distintas formas de expresión, más lo que su fantasía traduce cuando miran sus calles y plazas.
Sus composiciones rescatan del olvido escenarios casi borrados de la faz de la ciudad, añoranzas expresadas en sus obras. Pere Pons y Pilar Jódar describen en oleos y aguafuertes una ciudad inmersa en una atmósfera estática, somnolienta, complaciente con su pasado, serena e indolente. Aromas de épocas fenecidas se sugieren en cada una de las piezas. Ambos prosiguen en la búsqueda de mejorar la dicción plástica en los grabados que realizan, indagando en mezclas de tintas, en la utilización de materiales nuevos, para conseguir construir piezas que agraden e inciten el recuerdo, potenciando la reflexión sobre las formas de vida ya perdidas que generan nostalgias de tiempos dorados, donde el ser humano poseía una realidad reflejo de sus necesidades.
Tiempos apacibles, donde la importancia de la técnica era ajena a la realidad de sus apetencias.
Pere Pons y Pilar Jódar relatan estas ideas en cada una de sus composiciones, ambos son maestros del grabado, demostrando buenas formas en la pintura.
Pilar Jódar enseña rasgos interesantes en las obras que ofrecen, las cuales presentan una fuerza y nervio que amplifican el mensaje contenido en ellas. La geometría predomina en el dibujo, el tamiz de sus imágenes compone un ambiente acogedor.
Pere Pons es más barroco, poético, suave y melodioso, dominador de la técnica del aguafuerte, referencia para todos.
Agradable exposición para visitar es la que ofrece la galería Cidi Hiaya.


TRES AUTORES ANDALUCES

Gerardo Delgado, Ignacio Tovar y Alfonso Albacete en la galería Rprsntación
Primavera 2004

Exposición colectiva en la galería Rprstación de tres autores que parten de unas coordenadas pictóricas comunes, expresando de forma distinta su concepto de cómo entender la creación plástica. Acostumbrados a presenciar exposiciones de marcado estilo rancio en la mayoría de las veces durante los últimos tiempos en esta ciudad, parece en principio interesante. El tono artístico presente en las obras expuestas es aceptable, aunque parte de las expectativas se desvanecen tras visitar la galería. Buena técnica, elaboración muy trabajada y desarrollo del concepto plasmado interesante. Estas son las cualidades que a primera vista presentan. De los tres he de destacar la obra de Ignacio Tovar, es sugerente y armoniosa, no descubre tampoco nada nuevo, pero describe la melodía que recorre el pulso rítmico de la existencia, en notas que transcurren en sinuosidades rotundas, impresas en los cuadros con soltura y elegancia. Comunica con simplicidad aparente de medios, posee claridad de ideas sobre lo que quiere expresar, en piezas donde el color es el soporte que lanza las curvaturas que transcurren en su espacio hacia la impresión del espectador. Conoce su oficio.
Alfonso Albacete elabora una obra original, que nace con fuerza y se desvanece en la mirada, música inconsistente que se queda en impulso inicial, que se pierde al terminar de resolver la construcción de la pieza pensada. Callo.
Gerardo Delgado presenta composiciones de dicción precisa, limpia y equilibrada, a veces me recuerda algunas creaciones de Brazam, pero va más allá, explora las posibilidades de la geometría jugando entre proponer laberintos imposibles, matemáticas representadas en el lienzo o descripción armónica de ideas, ejercicio plástico que describe la serena complejidad que anida en el interior y circunstancias externas del ser que crea. Aunque recuerda obras clásicas de finales del siglo XX, muestras rasgos de interés que preludian trabajos de entidad superior.
Esta galería presenta un conjunto pictórico digno de contemplar, para comprender y conocer mejor la cimentación que sustenta la arquitectura intelectual de la vanguardia plástica actual.


CONFIGURACIONES DE J.V
Juan Vida en el Centro Cultural Gran Capitán. Primavera 2004

Juan Vida ha presentado una obra de elevada calidad artística, bella en cuanto a la combinación cromática, inquietante en los escenarios pintados y profunda por el mensaje que esconde.
Imágenes que comunican creencias vitales, que guían la existencia del pintor. Se suceden y entremezclan, recorren vivencias, aspiraciones, ilusiones y espiritualidad. Se combinan todas en realidades cotidianas, simbólicas, terriblemente solitarias, oprimidas por un pesado silencio que se percibe al contemplarlas. Ideas plasmadas por el pintor, en áureas composiciones, brillantes, puras y resplandecientes, que las convierten en pensamientos transcritos al lienzo.
Imágenes que suceden rápidas, enlazadas, que tras el caos aparente descifran los misterios de la existencia. El autor nos las relata de forma desenfadada a veces, pero en muchas de sus piezas se traduce una angustia intensa, miedo, espiritualidad, búsqueda por el significado final, humildad y sumisión, reflejando una humanidad poderosa en cada pieza.
La creación, la tragedia de la vida, resignación de los seres a las reglas de la Naturaleza, esperanza que se resume en la mirada de la inocencia de un niño, el poder
de la madre, Naturaleza viviente, guardiana de la existencia. Recuerdos de la adolescencia, dura etapa en la cual se descubre la realidad circundante, tiempo que
pasa, nostalgias que se agolpan, escalones hacia la búsqueda de la última imagen, que será desnuda y sobria, brillantes amenazados de azules lúgubres, lucha y supervivencia, triunfo final de la vida, son el hilo conductor de su producción plástica.
Juan Vida muestra una sólida obra, muy trabajada conceptualmente, de poderosa trama compositiva, magistralmente expresada, reflexión visual del artista, desenfadada superficialmente y de trágica comprensión, inquieta. Suscita pavor las soledades pintadas, encuentros con uno mismo, sólo existe lo que se percibe. Pensamientos, recuerdos, pasiones y creencias plasmadas en los lienzos.
Esta exposición es una genial exposición de ideas en las piezas mostradas, comunica con el espectador y ofrece una obra de profundo simbolismo que enriquece a quien la observa. Juan Vida se asienta aún más en su maestría pictórica, ofreciendo un trabajo metafísico, que se expresan en las piezas pintadas.

sábado, 17 de septiembre de 2011

ESPAÑECIENDO

Juan Méjica en la Sala de exposiciones Gran Capitán. (En colaboración con la Fundación Méjica) Hasta el 9 de octubre de 2011.

Una espesa carga se abate sobre la mirada al penetrar en la Sala, presionando los colores hasta casi asfixiar el entendimiento, en un paisaje cromático pesado, nublado y duro. La rigidez de las líneas acentúa el efecto anterior, abatiendo al espectador.

Tras la primera impresión surgen las piezas cuyos trazos simulan ojos, múltiples, danzantes, acerados y en hervor condensado, que generan un ruido íntimo simulado, introduciendo al visitante en un estado de inquietud, roto el raciocinio, esperando la trasformación mágica.

Méjica explora la raíz del arte peninsular para exponerlo con técnicas clásicas de las vanguardias del siglo xx. Sus cuadros, en cuanto a técnica, no dicen nada nuevo, no innovan, pero sí poseen una composición inteligente por la estructuración del lenguaje pictórico, pues el autor recompone ese estilo para expresar el mundo mágico, que subyace tras la representación esquemática de las fuerzas telúricas. Este pintor utiliza con soltura y oficio el trazo en el lienzo, reproduciendo la imagen que rompe la lógica y se sumerge en la Naturaleza. Coloca con precisión cada línea, el punto en la topografía del cuadro, componiendo un conjunto que proyecta la energía natural que nos envuelve. En otras piezas, más formales en la tradición, la rotundidad violenta del color impone su presencia, creando desasosiego en el espectador, trasmitiendo frío, humedad, niebla, inclemencias del paisaje. Opino que este conjunto posee menos interés. Sin embargo las esculturas de Méjica son de superior factura, condensan la fuerza del entorno y la trasmite al espectador, subliman la forma y se esfuman en el intelecto, para reaparecer poderosas como solidificación de los genios de la Historia. En ellas se aúnan sensualidad y energía, poder y abrigo, atraen al contemplarlas. Llenan el espacio todo de materia invisible, absorbiendo al visitante en el contorno de la obra, como si parte de ella fuera.

La exposición de Méjica no deja indiferente al visitarla, cada cual llegará a una conclusión propia.

jueves, 15 de septiembre de 2011

PENSAR EL FUTURO

La resignación parece ser vencedora en el ambiente, pues aún persiste la esperanza que la crisis pronto pasará, mas su efecto va haciendo mella cada día que pasa.

Pasan los días y todo parece transcurrir igual esperando el milagro, el que lo hagan otros, y el milagro se esconde continuamente a nuestra presencia. ¿Dónde está el milagro? Mirémonos en el espejo, en nosotros mismos, en el trabajo en equipo de todos, ahí está la solución. Pongamos en práctica nuestros sueños, las ideas que siempre hemos querido aplicar en el trabajo, hagamos posible que pueda desarrollarla el que las tenga, movámonos hacia la esperanza, la acción, el trabajo… desechando envidias y complejos, disputas y diferencias. Vayamos a las soluciones reales y lógicas, lo que nuestra experiencia y creatividad dicta.

lunes, 12 de septiembre de 2011

REGRESO A TIERRA BALDÍA: TIEMPO DE MAGIA Y ESPERANZA II

LUZ Y TIEMPO
Ignacio Antonio expone en la Sala A de Caja Granada

Libre de natura jamás tomaré
Forma corpórea de cosa alguna natural,
Sino formas como aquellas que el orfebre griego
En oro forjara y esmaltara
Para mantener despierto al somnoliento emperador;
O para cantar sobre la rama dorada
A las damas y señores de Bizancio
Lo que pasó, está pasando o pasará.

Del poema Navegando hacia Bizancio, de W.B. Yeats.

Luz que transcurre, luz que desvela, luz que abriga, luz que acaricia, luz que gravita, luz que encierra, luz que define, luz que canta, luz que acota, luz que descubre, esplendor áureo, eco del momento inicial.
Siempre ella aparece, pues su ausencia es la nada, negación absoluta de la imagen, oscuridad que oculta nuestra realidad. ¿Es ésta la única presente? En la luz viene transcrita todas sus posibilidades, ofreciendo universos probables, quizás tangibles, sólo el tiempo o la fantasía del intelecto los podrían hacer posibles. El tiempo encierra nuestras vidas, condenándolas hacia el abismo de la inanidad, borrando con sus zarpas los rasgos de la memoria. Apacible y silenciosa se adueña toda, cuando despertamos es el final, descubrimos la verdad que soporta el universo material. Y la luz siempre presente, palpita y cubre objetos, edificios y personas, mientras su halo declama victoriosa el triunfo de su permanencia. Al principio fue la luz, y al final también... No hay escapatoria, el flujo de su fuerza recorre la mirada. Aunque ésta no sepa descifrar su presencia, ¿o acaso aparentamos ser ciegos ante su permanencia? Tiempo y luz, tiempo y cambio, cambio y caos, luz y permanencia, ese es el nervio que recorre la imagen comprendida por la consciencia.
Ignacio Antonio explora en sus últimas creaciones las tramas ocultas que las claridades encierran, atrapándolas, recreándolas y depositando su impronta en cada una de las piezas que elabora. En ellas la realidad se describe encerrada por el nervio energético de la luz, que delimita y aprisiona la existencia comprendida, sugiriendo otros mundos presentes, microcosmos que componen la totalidad de lo creado, pudiera ser acaso una ilusión. Estamos atrapados a su imperio, parece decirnos. Sus obras reproducen la deformación que el espacio sufre ante la presencia de la fuerza lumínica, cuyas ondulaciones fluctúan a través de toda la obra, generando interpretaciones varias.
Y el color siempre venciendo ante la contingencia matérica, empapando la mirada del espectador, consiguiendo mostrar el torbellino cromático que encierra el flujo envolvente que difumina existencias puntuales. Todo es vano, nada se escapa al transcurrir del tiempo, pero la luz siempre está presente. Al
principio fue la luz, y al final también. El pintor experimenta, trabaja y reproduce en cada composición la idea central que mueve su obra, persigue el rastro que su paso produce. Creaciones que recrean aquello que sólo es intuido y percibido por las miradas que exploran el reverso de la imagen. Investiga constantemente, preso del desasosiego, no conformándose por disfrutar las cotas adquiridas, pues busca la huella del relámpago inicial de la creación, Verbo hecho energía, para relatarnos lo que contempla al mirar el entorno. Consigue en sus composiciones recrear la imagen palpitante de la percepción, traspasándola a un espacio tridimensional, logrado gracias a su habilidad y técnica adquirida por su incesante estudio de la expresión plástica. Supera toda la creación anterior por él realizada y propone nuevas formas de abordar la dicción pictórica, resolviendo con originalidad escollos que muchos no se han atrevido a enfrentarse, o no han sido capaces de planteárselos.
Ignacio Antonio enseña una maestría y oficio que genera optimismo en el árido panorama plástico granadino, contándonos su visión de la existencia con un lenguaje pictórico bello y elegante, asequible únicamente a los verdaderos artistas. Parece un espejismo en Tierra Baldía.



LAS MÁSCARAS DE LA VIDA

Melchor Peropadre en la galería Ceferino Navarro

Universo poético relatado con gracia y soltura, así es la obra que presenta Melchor Peropadre. Desde una concepción clásica de la pintura prosigue por su senda particular, para relatarnos escenas irreales, presas de la apariencia, tras cuyos personajes se ocultan vidas anónimas. Nadie es quien representa, todo es puro teatro. Así es la realidad, es lo que comunica en las piezas que muestra. El rico colorido que vive en sus cuadros se adueña del dibujo, recreando un ambiente denso, pesado, como telón de una escenificación dramática, evitando desvelar lo que de verdad existe. Así es lo que nuestra mirada percibe al contemplar el entorno, ilusión aparente, vacua, evanescente, la realidad es burda y anodina. La belleza se disfraza burlona, hay que engañar las penalidades, el tiempo que cuenta sus pasos, la tristeza que empapa el poso de la continua frustración de no ser dioses inmortales. Hay que escenificarlo todo, mostrar aquello que se aspira, recrear el tiempo dorado de existencia feliz. M. Peropadre expresa todos estos pensamientos con una solución estética brillante, en un océano bravío de color, poderoso y desbordante, que se sustenta en un dibujo preciso de hondas raíces clásicas, como he indicado al principio, convirtiendo en divertimento pleno de belleza el trabajo plástico realizado, fulgurante que quiere aparecer despreocupado. Donde las figuras de grávida presencia permanecen en continua tensión entre forma y cromatismo, que tiende a escaparse de los límites que las formas imponen. En medio de ese caos de tonalidades varias, el gesto se erige en protagonista, logrando relatarlo el pintor con soltura y claridad, consiguiendo que sea su impronta la esencia del recuerdo que el contemplar su obra ha depositado.
Miradas tristes, que actúan ajenas a sí mismo, intentando huir de su cotidianeidad, es la imagen que acompañan los cuadros colgados. La habilidad pictórica de Melchor Peropadre ha sido capaz de explicar en los lienzos todas estas reflexiones. Prosigue el pintor con un estilo ya iniciado antes, pero que se supera en cada cuadro que compone. Clase, elegancia y técnica se aúnan para describir la producción plástica de este artista.


CORREDOR
Juan Antonio Corredor en la Sala A de Caja de Granada

De la dureza del monolito de apariencia sólida surgen figuras ávidas de existencia independiente, que claman su personalidad propia, liberadas de las ataduras que la materia les imponen. J. A. Corredor expresa en cada uno de sus cuadros la soledad de los seres, que perdidos en un universo tedioso y gris buscan la mirada salvadora que los rescate del olvido. Moles informes, que se transfiguran y caracterizan hasta convertirse en seres con una naturaleza independiente, que reclaman su espacio, historia y liberación del manto opresor que el lienzo ofrece.
Parte J.A. Corredor de una concepción plástica clásica par adentrarse en un espacio sólo a él asignado, producto de una dilatada experiencia pictórica tras disfrutar largas horas de experimentación y gozo creativo.
La dureza de sus líneas se disuelve en el gesto adusto de los seres que da vida, convirtiéndose en expresiones de pasión, portadoras de una historia particular, que piden la atención del espectador para que se convierta en cómplice de su liberación del rectángulo enmarcado. Figuras que bien pudieran ser bocetos de esculturas, que este artista consigue elaborar con genio compositivo superior, liberando en un océano matérico la levedad del semblante, mostrando unas veces dolor, felicidad..., serenidad. Lo consigue este pintor con facilidad técnica, ya que la fuerza de su trazo deposita parte de su fuerza en los seres que da vida. Construye un escenario dentro de cada cuadro, en el cual desarrolla a través del portento de su mano existencias independientes, que brotan de un tronco común y se esparcen buscando establecer un universo propio. Fuerza, gravidez, soledad, desgarro y esperanza son los componentes que agitan las figuras plasmadas, pues Corredor nos declama el agobio íntimo que la incertidumbre de la trascendencia suscita. El pavor se transfigura en cántico de esperanza, grito desgarrado que quiere ser tintineo armónico que pertenece a la música del cosmos. Así es la gran obra de este pintor, de poderosa dicción y maestría, soledad y permanencia, eternidad
en el cambio, esperanza y rebeldía. Impronta del artista que enseña los paraísos por la magia de su obra alcanzada.



EL LENGUAJE DE LOS CIELOS
Miguel Angel Guerrero en Xauen

Cielos, imágenes que cada mañana presiden nuestras jornadas que adornan los recuerdos potenciando los sentimientos que en cada una existieron. Melancolía, tristeza, alegrías, plenitud de vida o tediosos instantes, son el poso que dejan en cada instante rememorado.
Cielo y libertad, cielo y plenitud, compañero inseparable, cuadro dinámico que aparece diferente cada vez que la mirada aprecia su inmensidad. Azul etéreo compañero inseparable de nuestras vidas, obra de arte que muta continuamente mostrando nuevas composiciones, donde la belleza, tristeza y soledad se suceden, combinan o se baten entre sí. Espejo de los sentimientos que anidan en el alma humana.
Miguel Ángel Guerrero quiere expresar en sus composiciones el lenguaje de los cielos, transcribiendo las olas cromáticas que los recorren, su frío o calima tórrida, la hora del día. Describe sus circunstancias, las ráfagas de claridades que atraviesan sus espacios,
cuando el áureo esplendor revienta y arrasa su entorno, creando una cascada luminosa de mil tonalidades, derramando sensaciones de belleza, murmullos de los dioses.
Este pintor domina la técnica del color, sabiendo expresar su lenguaje, captando lo que los resplandores le susurran, desarrollando una obra actual, donde el juego de azules, dorados, ocres y grises se combinan, atendiendo las posibilidades infinitas para elaborar composiciones, donde la ausencia de formas definidas no es obstáculo para expresar la realidad verdadera, totalizadora de cualquier imagen, pues cubre con su manto todo, es testigo de lo que acontece en el mundo.
Demuestra este pintor que es posible crear obras originales donde la figuración pasa a un segundo plano, siendo el color y sus densidades cromáticas, esparcidas al azar en el rectángulo enmarcado el elemento central del cuadro, obteniendo como resultado composiciones originales.
Exposición agradable de contemplar, de buena construcción pictórica que se expresa en obras bien elaboradas.

viernes, 9 de septiembre de 2011

REGRESO A TIERRA BALDÍA:TIEMPO DE MAGIA Y ESPERANZA I

TRAS LA VENTANA
Francisco Peña Díaz en la Galería Toro

Original exposición es la que nos presenta este pintor. Fuerza cromática apresada en trazos rotundos nos relatan un mundo íntimo, descrito con poderoso desgarro, en un inquietante diálogo entre lo que dicta una apacible razón y la pasión extrema que quiere diluirlo todo, envueltas ambas en un tedioso ambiente. Estas son las imágenes descritas por el pintor, donde la imagen quiere disolverse en un ardiente océano hacia la nada, evasión total del intelecto en la plenitud fugaz de sueños sensuales. Esta tendencia mueve las vidas de los moradores tras las ventanas, en el recinto oculto a las miradas ajenas, donde cada uno presenta su auténtica faz. Es la salvación a una existencia anodina que no satisface una realización plena. Pero la extinción de la imagen no consigue su fin, ya que el freno de la razón consciente contiene y vela la verdadera naturaleza pasional que reside en los seres humanos. F. Peña Díaz relata la idea central que desprende la contemplación de su obra con acierto, gracias a la fuerza de los colores que utiliza y su combinación, construyendo un entramado plástico que expresa la idea con nitidez, haciendo partícipe al observador de su expresión artística. Pinta con desparpajo, descargando un poderoso ímpetu en el lienzo, descargando su energía cada recorrido que la mano dicta, pues nos quiere comunicar qué se esconde tras la formalidad que las personas intentan aparentar. La pasión es lo que se esconde y a pesar de todo influye en la realidad, su anhelo y disfrute es lo único verdadero, parece insinuarnos. Muy buena dicción pictórica, a pesar de estar circunscrita en modelos ya tradicionales, que si el autor prosigue trabajando y con la misma frescura de ideas, puede con valentía ofrecer obras de rango superior. Esta exposición ofrece un conjunto de composiciones merecedoras de ser tenidas en cuenta.


LUCES DE FONDO
G. Prieto en Galería Xauen

García Prieto sorprende con un conjunto pictórico valioso, elaborado con maestría, producto del oficio que guía sus manos. Sabe atrapar con la mirada la composición precisa, intuyendo previamente la distribución de objetos y cosas para lograr una obra de arte. Recrea la pintura clásica para hoyar cotas difíciles de ser disfrutadas por otros, mezcla y aplica tonalidades distintas para conseguir reflejar la luz deseada, dibuja con firmeza líneas que se evaporan al conjugarse con el cromatismo imperante, para conseguir expresar volúmenes
grávidos. Demuestra poderío artístico en los bodegones pintados, el dominio plástico acumulado tras largas jornadas de experimentación y estudio, pero su
elaboración y recreación sólo es pretexto, su finalidad última es convertirlos en depósitos donde la luz exprese su verdadera realidad, luz que desvela, luz que conduce al conocimiento, auténtica creadora de las formas, de la mirada palpitante producto de su reverberación, sinfonía alegre que canta cada objeto tocado por su gracia, da igual que éste sea humilde y mísero, su caricia genera belleza, pálpito de la existencia, partícula insignificante que encierra en sí el resumen del Cosmos.
Juega y salta victoriosa entre las superficies que roza, llegando a nuestra mirada traviesa y a la vez enigmática. ¿Es verdadero lo que te estoy ofreciendo? Ahí radica la magia que configura su naturaleza, luz que alegra, da forma, vida, propiedad y conocimiento. A veces esconde la irrealidad. También oculta. Este pintor trasplanta la realidad en el lienzo, irradiando una claridad propia. Nos enseña el oficio que tienen, convirtiéndose en referencia para otros.
Tanta belleza empapa hasta embriagar la mirada, la contemplación de sus óleos es una degustación estética sublime, que agota los sentidos, hay que hablar de sensaciones, pues con la descripción técnica se es incapaz de llegar a comprender la perfección alcanzada.
Parece que exagero pero no es así. A pesar de los marcadamente rancio que es el estilo pictórico utilizado, pero la obra que presenta se supera a sí misma, la transforma y convierte en esplendor y disfrute a la mirada. Este es el hallazgo de G. Prieto. Me gusta su óleo de título "Maestro", gracia y fuerza conjunta, detallada hasta expresar su habilidad plástica en límites hiperreales, además de conseguir mostrar la chulería del gesto del torero, surrealismo y genio compositivo. No hay palabras. El oro triunfa sobre el fondo inane, la referencia de formato mísero sobre la grandeza del auténtico maestro, y su émulo, valiente y ciego al futuro, sólo desvelado por lo que las Parcas le tienen reservado, esperando heroicamente a la adversidad, estando protegido únicamente por la fortuna divina. Gesto y fuerza, claridad expresiva plasmada en el lienzo, donde el color triunfa para relatar la pasión que arde en su interior.
Y acabo esta crónica con "Cualquiera" , impresionante imagen, relato del sujeto anónimo, producto de la información recibida, atado a ella, perdido y desorientado. Está inmóvil, escucha sus informaciones, órdenes, en medio de un paisaje crepuscular, oscuro, ayuno de luz, donde las sombras ocultan alegría y la auténtica imagen de la realidad. Cada cual comprende lo que quiera.
Jugosa exposición de José García Prieto (San Fernando, Cádiz) que nos ofrece en Xauen un conjunto soberbio, de calidad suprema y elaborada con factura de obra de arte. Magnífico.

REGRESO A TIERRA BALDÍA:TIEMPO DE MAGIA Y ESPERANZA

Sé en esta noche de exceso
fuerza mágica en el cruce de tus sentidos
y sé sentido de su extraño encuentro.
Y si lo terrestre te ha olvidado,
dile a la tierra callada: me deslizo.
Dile al agua veloz: soy.

De los Sonetos a Orfeo. R. M. Rilke


El artista intuye el mañana, el cambio generador de futuros exuberantes en Belleza. Es el gran transformador de la realidad, de objetos y materiales.
Dota de fuerza vital aquello que toca, pues está imbuido de fuerza divina, que hace brotar imágenes atractivas y seductoras en lo que antes era gris y anodino. Extrae la esencia de los dioses liberándola de la cotidiana ganga grosera con que se nos ofrece a la mirada. Es él quien descubre su auténtica faz, quien desvela la naturaleza oculta que imagen esconde, exaltándola hasta la veneración estética que embriaga los sentidos.
Crea realidades nuevas, gracias a su poder técnico que invoca con la fuerza de su genio, ofreciendo universos posibles antes soñados, pero hasta que han sido ofrecidos intangibles. Estos artistas son los magos, sacerdotes que predican un tiempo de esplendor, donde triunfará el lenguaje de las cosas, en el que las miradas comulgarán con el pálpito del autor.
¿Es el tiempo de los profetas? Sólo su paso nos lo confirmará. Mientras, nos seducimos ante sus propuestas, internándonos en ellas, olvidando el entorno, pensando el futuro.
Si embargo la impaciencia oprime el corazón. ¿Será cierto aquello que sentimos? Desasosiego ante lo que el porvenir nos depara, la fe es lo único que nos sustenta, pero...

jueves, 8 de septiembre de 2011

REGRESO A TIERRA BALDÍA: TIEMPO DE POETAS II

NUEVA EXPOSICIÓN EN XAUEN
A.G. Uranga en Galería Xauen. Febrero
Dentro del anodino panorama pictórico granadino se esfuerzan por mostrar obras interesantes unas cuantas galerías, Xauen es una de ellas.
En esta ocasión presenta la obra de A.G.Uranga, fácil de interpretar, agradable y que produce sensaciones sedosas al quien las contempla.
Aunque está elaborada con estilos clásicos del siglo veinte, rezuma alegre armonía gracias a una acertada combinación cromática que trasciende el dibujo y condensa la esencia de las formas pintadas. Transmite la bulliciosa danza de la luz, en sus múltiples vestimentas coloristas, que arropa los objetos, personas y paisajes, estallando en miles de tonalidades que compiten entre sí para ser atrapadas por la atención del pintor, quedando plasmadas en el lienzo.
Uranga moldea estas vibraciones y las deposita en el espacio enmarcado, surgiendo de la nada una porción del universo, tamizada por su mirada, alegre y optimista, que transcribe sin complejos, seguro y con trazos portadores de nervio compositivo, aquello que ilumina su espíritu, llenándole de gozo y esplendor. Posee una dicción plástica precisa, barroca pero elegante, seducida por el reino del color, fuertes improntas cromáticas ocres, rojizas, verdosas y azuladas, principalmente, que se conjugan entre sí para construir un entorno cálido, cadencioso, rememorando las horas del sol que canta triunfante su crepúsculo diario, dorado, cálido y derrochador de áureas radiaciones. Todas estas sensaciones interpreta con sus pinceles en las piezas que pinta.
Los cuadros expuestos son suaves melodías apasionadas, producto de su comprensión poética de la realidad. Sabe expresar sus ideas, posee la técnica
plástica necesaria, pudiendo hacerlo con soltura y oficio, agradando la estancia donde están colgadas sus obras. Las composiciones mostradas en la galería Xauen constituyen una muestra de interesante calidad artística, sugiere formas particulares de abordar el arte pictórico, atrapan la mirada de quien las contempla y, sobre todo, gustan.


NUEVA EXPOSICIÓN EN XAUEN
A.G. Uranga en Galería Xauen. Febrero

Dentro del anodino panorama pictórico granadino se esfuerzan por mostrar obras interesantes unas cuantas galerías, Xauen es una de ellas.
En esta ocasión presenta la obra de A.G.Uranga, fácil de interpretar, agradable y que produce sensaciones sedosas al quien las contempla. Aunque está elaborada con estilos clásicos del siglo veinte, rezuma alegre armonía gracias a una acertada combinación cromática que trasciende el dibujo y condensa la esencia de las formas pintadas. Transmite la bulliciosa danza de la luz, en sus múltiples vestimentas coloristas, que arropa los objetos, personas y paisajes, estallando en miles de tonalidades que compiten entre sí para ser atrapadas por la atención del pintor, quedando plasmadas en el lienzo.
Uranga moldea estas vibraciones y las deposita en el espacio enmarcado, surgiendo de la nada una porción del universo, tamizada por su mirada, alegre y optimista, que transcribe sin complejos, seguro y con trazos portadores de nervio compositivo, aquello que ilumina su espíritu, llenándole de gozo y esplendor.
Posee una dicción plástica precisa, barroca pero elegante, seducida por el reino del color, fuertes improntas cromáticas ocres, rojizas, verdosas y azuladas, principalmente, que se conjugan entre sí para construir un entorno cálido, cadencioso, rememorando las horas del sol que canta triunfante su crepúsculo diario, dorado, cálido y derrochador de áureas radiaciones. Todas estas sensaciones interpreta con sus pinceles en las piezas que pinta. Los cuadros expuestos son suaves melodías apasionadas, producto de su comprensión poética de la realidad. Sabe expresar sus ideas, posee la técnica plástica necesaria, pudiendo hacerlo con soltura y oficio, agradando la estancia donde están colgadas sus obras. Las composiciones mostradas en la galería Xauen constituyen una muestra de interesante calidad artística, sugiere formas particulares de abordar el arte pictórico, atrapan la mirada de quien las contempla y, sobre todo, gustan.


RETROTABULA
Perejaume en el Palacio de los Condes de Gabia. Hasta abril

Una buena puesta en escena nos ofrece este artista, donde explora las posibilidades del vacío para expandir su idea en el espacio tridimensional, jugando con elementos matéricos en un mar de energía lumínica, utilizando el contraste que su ausencia suscita para establecer un clima de inquieta búsqueda y desconcierto, transformando al espectador en un elemento más del conjunto de la obra. Adentrarse en su interior es navegar en un misterioso cosmos lleno de sorpresas, cegador a veces y en algunas ocasiones henchido de desasosiego. Fragmentos de obras, diapositivas, y luces se conjugan
para generar un entorno ajeno al vertiginoso devenir diario, consiguiendo que el visitante quede aislado en sí mismo, navegando perdido en una odisea mágica hacia el descubrimiento de los genios telúricos que conforman la realidad.
La luz en todas sus formas, el bien y el mal representado en sus contrastes, la huella del hombre depositada en las obras realizadas en el tiempo, su impronta y modificación en el paisaje que nos arropa, constituyen las piezas que intervienen en la gran representación del Universo, según lo vive el autor, y que quiere hacer partícipes a todos cuantos visiten su
obra.
Perejaume nos cuenta su epopeya personal en la búsqueda de una nueva forma de dicción plástica, precisa, limpia y poderosa, que aunque aparentemente no es comprendida por el espectador, empapa su espíritu y es deglutida poco a poco hasta apoderarse del entendimiento. No podrán saber definirla con palabras, pero habrá sido sentida, percibida en su estado pleno.
El subconsciente cultural mediterráneo está presente en la representación plástica montada en el Palacio de los Condes de Gabia; el viaje iniciático hacia lo desconocido, preso de mil peligros, la batalla íntima por liberarse de la burda cotidianeidad, el laberinto del minotauro para enfrentarse al gran demonio opresor que está dentro de la realidad, transmite su impronta al espectador, transformándolo en aventurero que busca vencer la contingencia del tiempo presente, intentando superar los límites de lo efímero. Con esta exposición-representación, Perejaume demuestra su habilidad para ordenar piezas y obras de arte en el espacio, el dominio de la luz y del espacio y su capacidad para transformar todo en una gran obra de arte.


PATIOS ANDALUCES
Primer Encuentro de pintoras y grabadoras de Granada. Galería Cidi Hiaya

Excelente motivo para mostrar la habilidad plástica de las pintoras de Granada. Unidas por una misma idea compositiva, ofrecen formas y modos distintos de expresar el dominio artístico que atesoran. Buen nivel el ofrecido en esta exposición, en el espacio agradable y bello de la Galería Cidi Hiaya.
El color exuberante, desbordante y feraz se combina con geometrías precisas, coexistiendo con dibujos de técnica perfecta.
El problema de comentar una exposición colectiva es la falta de espacio necesario para describir la obra de cada uno de los artistas participantes, haciéndose más complejo cuando los estilos difieren entre sí. Están unidos por la idea central que mueve el encuentro, y sirve para apreciar la riqueza varia que existe en el mundo de la pintura.
Presentan su obra Ana Villén, Araceli de la Chica, Carina Luna, Carmen Guardia, Carmen Sicre, Cayetana, Gertrudis Román, María del Castillo y Mercedes Fernández.
Ana Villén ofrece una composición titulada "Suelo", geométrica representación de cálido colorido evanescente que concentra la mirada hacia el infinito, donde la materia se extingue. Solares de patios andaluces, concebidos como espejo del cosmos, movimiento y fin, camino hacia la meditación. Araceli de la Chica consigue con "Luz cenital" una obra maestra, perfecta y serena, que suscita incógnitas varias al contemplarla. Un halo luminoso habita en ella, originando un estado de curiosidad al presentir en cada rincón del patio la presencia del morador. Quizá tras alguna columna ¿ o acaso en el pasillo de la izquierda? Mientras una luz virginal empapa todo espacio sometido a su presencia, claridades diáfanas, alegres y cálidas, siendo el patio protector y a la vez lugar, donde las vibrantes radiaciones danzan en la hora triunfal del día. Composición exquisita, de acabado estético superior, estructurada con maestría y desarrollada con poderosa técnica plástica.
Carina Luna con "Sol de Verano" muestra una obra singular, impregnada de fuerza cromática densa y agobiante, reproduciendo el pesado ambiente de las horas donde la canícula estalla hasta romper la textura de la tórrida luz. Deposita el color configurando el ardiente tacto que cubre las formas.
Carmen Guardia, Mercedes Fernández, María del Castillo, componen brillantes ambientes henchidos de colorido, recogidos, sometido al espíritu íntimo de sus moradores, paraísos particulares donde su dueño descansa y evade del duro transcurrir, espejo del mundo ensoñado. Todos unidos por trazos y tonalidades cálidas que se esparcen por el cuadro hasta describir el patio pensado.
Carmen Sicre y Gertrudis Román encierran en sus composiciones entramados geométricos, huella cotidiana de los patios andaluces, matemáticas impresa, mística celestial impresa, armonía cósmica transcrita en cada azulejo, losa o estuco de los patios de herencia islámica, conjuntos complejos estructurados en infinitos microcosmos, espejo del inabarcable universo, laberinto que el destino dona a cada persona, conocido sólo por las Parcas, movimiento rítmico, cuyo fin y extinción está en la Divinidad.
Cayetana, hace años comenté una exposición suya en Jesús Puerto, presenta un dibujo elaborado con belleza, siendo objeto de su mirada imágenes de la vida cotidiana, que resplandecen en cada rincón sencillo donde ésta deposita su atención, reflejo de la serenidad del que habita en el espacio abierto de la casa, sumergido en luces y sombras, acompañado del rumor del agua de la fuente, fugacidad que transcurre. Dejo para el final la obra de Mariluz Escribano, de nombre "Luz Escondida", auténtico hallazgo interesante, pues posee calidad, buena estructuración cromática desarrollada con elegancia y desparpajo, torbellino lumínico preñado de claridades, cálido, alegre y ondulante, sinfonía visual que agota la mirada, pues atrae en su contemplación.
Cuatro creado para ser disfrutado, pues es bello y denota gran sensibilidad artística en su autora.
Luz del sur, luz triunfante, luces de nuestra vida.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

REGRESO A TIERRA BALDÍA: TIEMPO DE POETAS I

AÑO NUEVO Y MÁS EXPOSICIONES: ESTAMOS EN TIERRA BALDÍA

Ciudad irreal
bajo la niebla parda de un mediodía de invierno
De T.S. Eliot . La Tierra baldía

En los meses de diciembre y enero son muchas las galerías que exponen obras de pintores de variadas tendencias plásticas. Es muy desigual la temática abordada, los estilos mostrados, la calidad y validez artística de muchos de ellos.
Existen Galerías, o Salas de Exposiciones, cuya función es abrir espacios nuevos de expresión a formas pictóricas difíciles de comprender por el público, generalmente son instituciones sin ánimo de lucro; en bastantes ocasiones el vale todo no justifica la obra expuesta, o es más de lo mismo o se muestran composiciones de mal gusto y pésima calidad.
Otras salas consiguen mostrar obras de lectura agradable, denotando aspectos interesantes que resaltar, son las menos.
Las demás se contentan con presentar exposiciones colectivas de aquellos artistas que durante el año tuvieron allí sus creaciones. Se mueven dentro de su línea regular, encauzada en estilos clásicos y tradicionales, que tanto gustan últimamente en Granada. El nervio compositivo que rasgaba el horizonte pictórico imperante parece haberse debilitado en los últimos tiempos, ya los pintores asiduos de otros años no aparecen ni apenas exponen. Hay pobreza de ideas innovadoras, aunque existen creaciones y artistas que superan la realidad sea cual sea el estilo abordado, sólo la maestría y sinceridad compositiva los acredita, son los menos.
En la Sala B, del Palacio de los Condes de Gabia, Miguel Ángel Melgares presenta su trabajo con el título de Rojo, Rama y Laberinto (+Bata), aunque utiliza técnicas y conceptos de los sesenta y setenta, muestra una composición seria, sobria y de expresión correcta, consigue transmitir el agobio y desorientación que se siente cuando la nada es la realidad imperante, la angustia es palpada en la inmensa sala, donde la visión del vídeo y los ramajes esparcidos por doquier potencian la idea transmitida, frío y soledad, perdida y
pavor. Es aceptable como representación audiovisual, pero ha emprendido un camino ya hollado y repetido, lo hace bien pero no es original, aunque puede superarse.
En la galería Sandunga expone Simón Zabell, su obra constituye la cara opuesta a las anteriores, está muy bien trabajada, es original y expresa motivos novedosos que abren perspectivas más ricas. Juega con el espacio, creando universos nuevos dentro del entorno reducido de la Sala, domina la técnica de dicción plástica y genera expectación a quien la contempla.
En la Sala San Antón de Caja de Granada, es digno de mencionar los óleos de López Vázquez. De perfecta factura estética. El autor con clase y maestría resuelve los impedimentos que el lienzo impone, y expone impresa la idea que atrapa su mirada. Juega en cada composición con el agua. Agua tranquila, agua que transcurre, agua que brota. Ella es la protagonista, la que dirige todas sus elaboraciones. Es pintada, traspasado su espíritu al cuadro y liberada de las ataduras del mundo real.
Y del agua surgió la vida, tiempo, placidez, energía otras veces y… vida, sobre todo vida, es lo que recorre en cada uno de sus cuadros. Dentro de su técnica tremendamente tradicional, gracias a su madurez pictórica y mirada singular, rompe la mirada hasta configurar la esencia del color y dilución de contornos que la Naturaleza secreta encierra, yendo más allá de su estilo inicial oteando nuevos campos de trabajo plásticos. Excelente exposición.
Por último quiero comentar la obra de William Wegman en el Centro José Guerrero. Es un clásico del siglo XX, y no por ello puede llegar a no decir nada en sus composiciones e incluso aburrir. Al comienzo de esta exposición denota en las piezas colgadas buen hacer y oficio artístico, pero tras esta vana ilusión todo se desvanece, ofreciendo una estética decadente de hace cuarenta años en América, cuyos epígonos en Granada la superan en bastantes ocasiones.
Sube uno a las salas superiores y se encuentra con los "perritos", muy bien como trabajo de doma, como exploración artística y divertimento, no escandaliza ni causa asombro, tampoco enseña novedad alguna, posee equilibrio en cada pieza creada, buen fondo de color y agradable combinación cromática, construyendo un entorno apacible… Más de lo mismo en su obra, se
repite y repite. Siempre es él, parece decirnos. Para qué seguir comentando.
Y esto es todo, señores.


PARAISOS PERDIDOS
Manuela Arias en la Galería Jesús Puerto. Febrero

"Un poco antes de la aurora y las cuchillas del día, cuando el rocío del mar enluce los mármoles y los bronces, y el ladrido lejano de los campos hace desojarse a las rosas en la ciudad, yo te vi, velabas, y fingí el sueño "

De Estrechos son los bajeles, de Saint-John Perse

Tarde tediosa y fría de invierno, envuelta en el halo oscuro de la noche. Voy a visitar la galería Jesús Puerto, creo que voy a ver más de lo mismo... y la primera impresión es de sorpresa, me gusta sobremanera lo que hay expuesto.
Como alegre soplo de aire fresco inunda mis sentidos el espeso bosque de vibraciones, que se desprenden de cada una de las piezas que allí se muestran. Corrientes sinuosas, acariciantes y sedosas, envueltas en murmullos que vencen al silencio sereno que recorre cada una de las composiciones. Aunque aparecen contrapuntos inquietantes, producto de momentos de tensa pasión descargada por su autora, al querer comprender qué hay detrás de la realidad.
Manuela Arias nos muestra paisajes etéreos arropados por una bruma que oculta las maravillas que la realidad oculta, convirtiendo al espectador en cómplice para adentrarse en esos espacios y desvelar el rastro del Amado. Le percibe, intuye, y siempre la bruma del misterio abriga su deleitosa faz, belleza perfecta, éxtasis que detiene el pensamiento en su contemplación. Pero Él, permanece esquivo a la mirada, mas su estancia llena de esplendor el espacio iluminado por su presencia. En la nada deposita su Amor, pareciendo o siendo presentido como exuberante follaje henchido de vida. Es oportuno citar aquello que escribí en La mística del Amor:

"Entre la bruma del alba, liberado de la oscura noche de la existencia, donde los fantasmas de la soledad y angustia de la tosca realidad han intentado herir con sus garras ensangrentadas en la desesperanza, cansado y aterido por la escarcha está el Amante esperando la llamada de su Amada, que como los primeros rayos del sol deslumbrarán su mirada..."
Y hete aquí que nos regala pequeños caprichos, perlas depositadas para que comprendamos su esencia, pequeñas florecillas, realizadas con un mimo y delicadeza suma que comunica esperanza, de una realidad más perfecta, belleza sin par que como una melodía embriaga los sentidos, sencilla sintonía que detiene la mirada, esto es lo que parece decirnos cada flor que la pintora compone.
La exposición de Manuela Arias es un deleite para los sentidos, sí sentidos, sensaciones, éxtasis... todas estas palabras son necesarias para explicar y comprender la obra última de esta artista. En ésta el color ha evolucionado hacia formas más ricas y suaves, imperando una fuerte elegancia en el entramado cromático que configura en cada uno de sus cuadros. La obra de Manuela Arias posee una calidad exquisita, donde años de trabajo y estudio aparecen en cada trazo que su mano ha recorrido en el lienzo, sublimando el tema y liberándolo de elementos innecesarios, apareciendo sólo los rasgos fundamentales que definen la idea que mueve la fuerza que genera sus piezas. Ha descendido al reino del sufrimiento para elevarse en un festival de fuegos de artificio que se pierden en las alturas de la plástica.
Llevo años siguiendo la obra de esta artista, y la verdad, su trabajo último me ha gustado mucho.

LA FRONTERA AZUL
Jesús Conde, Justo Girón , C.S Leyva y Carlos Morago en Galería Ceferino Navarro

El viaje nos hace soñar...
Estilos varios y una aspiración común aúnan a cuatro pintores. Desde objetivos distintos recorren la misma senda del ensueño fantástico para encontrarse en el horizonte de la transrealidad, espacio onírico donde el pintor encuentra el medio de expresar la opresión que siente en un universo aplastado por la rutina, caos y fealdad. En los nuevos espacios expresados descubren una nueva forma de mirar todo cuanto nos rodea, soñando con mundos fabulosos, sólo narrado en los cuentos, donde el ser humano encuentra su plenitud y desarrolla todas sus potencialidades, refugio para el que busca sosiego para el espíritu. La huella del tiempo que fluye, arrastrando al abismo del fin del mundo a todo ser viviente es el protagonista.
Lo hacen expresando las huellas de culturas perdidas, también mediante el entorno cambiante o la belleza efímera de la flor heroica que canta alegre desafiante de su fútil existencia, incluso a través del misterio de jardines y bosques. Todo es válido para narrar la terrible huella que la garra de las horas danzantes depositan en todos nosotros.
El viaje es el vehículo utilizado por Jesús Conde para penetrar en el país oculto que anida tras la apariencia real, viaje hacia zonas exóticas y distintas, descarnadas y desnudas, presas de la luz solar, donde el yo y el objeto pintado entablan un diálogo íntimo, concentrando la mirada y extrayéndola de estado tangible de la materia, sintiendo las vivencias que el rastro de los que allí habitaron han impregnado, sus alegres momentos de gozo y pasión, tristezas profundas, desgarradoras, momentos de pavor o estados de sublime belleza. Como sabor agridulce se empapa el espectador ante cada uno de los cuadros que este pintor muestra, cubiertos por un velo de apacible melancolía.
Justo Girón elige la opción del viaje estático, donde el paso del tiempo va marcando la imagen en cada uno de sus cuadros, inmersos en escenas oníricas, donde el poder devorador de cronos hace patente su presencia. C.S. Leyva narra la historia cotidiana de las cosas mediante la impronta descarnada que el transcurrir produce, silencio apacible que encierra la suave ponzoña del ocaso final; de todas formas todo es vano, parece decirnos, y a pesar de todo la belleza persiste.
Carlos Morago explora con su mirada las huellas que el paso del halo glorioso deposita en la naturaleza, sí glorioso porque de su contacto explota la vida, éxtasis efímero que nos hace intuir que es posible vencer la contingencia. Del contraste que genera este planteamiento surge la angustia del reloj que transcurre.
Los cuatro pintores parten de una propuesta plástica asentada en la representación real de la imagen, donde un preciso dibujo es henchido de fuerza y volumen por las combinaciones cromáticas que le dan vida. Colores cálidos y elegantes de Jesús Conde, que atrapan la luz y nos hace beber del misterio, las frías tonalidades de Justo Girón, que con un terrible cinetismo nos muestra la destrucción que la técnica produce en la mirada poética, el triste colorido decadente de C.S. Leyva, resplandor de lozanías ajadas, y la mirada limpia de Carlos Morago, que con aparente ingenuidad atisba los recovecos que la visión de lo llamado real nos depara, escrutando la existencia de los genios que habitan en los pliegues de lo cotidiano, esplendor contenido y convertido en ilusión pasajera, siendo su heredera la melancolía.
Excelente exposición, que nos muestra una forma original de entender la pintura, sincera y realizada con maestría.

REGRESO A TIERRA BALDÍA: TIEMPO DE POETAS.

"Dioses que poseéis el dominio sobre las almas, sombras silenciosas, Caos y Flegetonte, hacer que yo pueda repetir lo que he oído y que con vuestra anuencia pueda desvelar los misterios ocultos en las profundas tinieblas de la tierra.“

Eneida. Virgilio

Los almendros han sido seducidos por la aparente bonanza que el clima muestra. Primavera a cero, invierno soleado parco en lluvias. Todo es luz amable, entre gélidas oscuridades de inflamadas ascuas.
Pero el rey Helor pronto vendrá con su guadaña, para recoger aquello que es suyo, despojando de su blanco vestido a los almendros ateridos. Las imágenes son engañosas, estamos en el imperio del monarca de cristalino aliento. Bravo surge del norte, mostrando su auténtica faz.
Tiempos confusos, tiempos aún oscuros, tiempos de reposo y adviento, tiempo de poetas. Ellos son los depositarios de la fe en el cambio venidero, que consiga transformar la ruda realidad en campo fértil de creación brillantes, haciendo soñar a los creyentes en el hogar de la lumbre, que mantiene el fuego primario de la revelación. Los héroes son cantados, sus gestas descritas y las horas de esperanzas cumplidas. Los poetas comulgan con el ritmo íntimo del cosmos, se entregan al oleaje que su armonía genera, se sumergen en su sintonía e interpreta la música de los latidos de la Creación. Impregnan con su optimismo y musicalidad a los artistas plásticos, que dejarán composiciones impresas con grafías interpretadas por el sentimiento.
El poeta canta el mito, anuncia la edad de oro, describe los signos del entorno anunciadores de épocas venideras. Escuchan el canto de los pájaros, el lenguaje del agua que transcurre, los susurros del viento, el color del cielo, las formas de las nubes, el esplendor de las flores, la sencillez del objeto olvidado, las impregnaciones de los edificios, los sonidos del silencio, la letanía oculta tras los pliegues de la realidad, el dictado del corazón. La originalidad creadora renacerá si es invocada, si se cree en ella, viviendo en cada uno de los que la añoran. Esa es la misión del poeta, mantener viva la llama, propagarla e iniciar el movimiento incendiario que transforme la realidad toda, consiguiendo que la inocencia en el arte tome asiento. Entonces Tiresias hablará.
Mientras tanto se crea, trabaja y recita en cada composición los tiempos venideros. ¿Comprende el lector la trama utilizada para describir el panorama artístico en Granada?

viernes, 2 de septiembre de 2011

REGRESO A TIERRA BALDÍA: TIEMPO DE HÉROES VIII

ESCULTURAS CERÁMICAS
María José Morales Jiménez en la Galería Cartel.
Diciembre-enero
Moldeando el barro surgió el fruto de la forma, depositaria de los sueños de su creadora, que con sus manos conjuga armoniosas estructuras, útiles, bellas y decorativas, agradables al tacto y a la mirada.
Agua, tierra y fuego se aúnan con el aire al compás de la voluntad de la artista, que transfigura sus sueños en cada una de las piezas que sus manos han trabajado.
La impronta de los tiempos de la edad oscura, poblados de mitos triunfantes, subyace en cada una de ellas, deslumbrando a la mirada y susurrando mil y un relatos, portadores de secretos indescifrables.
Los haces cromáticos que recorren las piezas, si de nervios se trataran, hacen vibrar los volúmenes hasta conseguir la palpitación permanente de las formas esculpidas en arcilla, material primario, solar de vida que reluce sus destellos tras ser abatida por el fuego, simulando el Golem nacido de la voz de la artista, que dona su soplo al acunar el barro entre sus dedos, que aplastan, configuran y erigen volúmenes victoriosos, rompedores del espacio circundante, los cuales generan un entorno propio, ángel que envuelve la figura, depósito que atesora la fuerza derramada por la escultora.
María José Morales Jiménez nos ofrece una obra elegante, brillante y sugestiva, donde se unen diseños rotundos en elementos portadores originales, cuadros en arcilla, expresión plástica tridimensional, que convierte en espectáculo estético su contemplación. Ante las piezas esculpidas aparecen rasgos de los estilos eternos que se hunden en el olvido de los tiempos. El fuego es el espíritu viviente, estímulo de toda transformación, halo divino, herencia de titanes. Esta magia es transmitida por la hábil composición artística de M.J. Morales, inspirando armonía a quien contempla sus esculturas.
Mª. José Morales Jiménez posee una intuición práctica, y conocimiento del moldeado necesario, para crear esculturas singulares, que transciende su naturaleza y consiguen acceder al rango de obras de arte.


EL ARBOL
Autores varios en la Galería Jesús Puerto.
Diciembre -enero
El árbol es el símbolo de la vida, pues triunfa sobre la costra estéril y toma asiento, configurando el paisaje. Su fruto contiene la esencia de la existencia, como su exaltación en la figura del Manzano de Oro, árbol del Paraíso, del Bien y del Mal, elixir de lo eterno, deleite de los centones en los Campos Elíseos, elemento transmutador de lo imperfecto en perfecto. Todo esto es el arte, y más aún la Pintura, árbol extraordinario que convierte lo inane en pieza recorrida por el aliento vital, trozo de la inmortalidad, que es percibida por el auténtico artista. Crece rotundo y se expande hacia las alturas, recorriendo sus ramas las direcciones varias, como tendencias y estilos existen, modos diferentes de entender el trabajo plástico. El árbol como pretexto sirve de nexo compositivo para presentar una exposición de autores varios, que con su forma de entender y hacer pintura nos presenta su idea del árbol en el cuadro, como figura que define la perspectiva, el fondo, espacio o tema central. Es él quien dirige la obra enmarcada. Cada pintor aborda su figura con un estilo propio, presentándolo en variados paisajes, realidades o ensoñaciones, en universos reales o sentidos; así va apareciendo en cada uno de los cuadros pintados, componiéndose un cántico rebosante de vida.
El buen hacer pictórico y calidad es el nexo común que relacionan a todos los artistas que aquí participan, expresando cada cual su forma particular de comprender el oficio, resultado de dilatada jornadas de trabajo.
Participan en esta exposición C. Fernández Cara, preciosista y poderosamente técnico, dominador de la luz y el dibujo, el extraordinario Carmelo Trenado, valor sólido de nuestro acerbo plástico, nervio tremendo que transfigura el lienzo hasta estallar el color en su seno, denso y de poderosa dicción. Cipriano M. Riveiro nosenseña el dominio de la perspectiva en un mar verdoso bañado por luminosidades de pesado estío, Fco. Carreño y su estilo suave de marcado aroma clásico, Guillermo Mora con una obra de factura interesante, sobria, donde colores grávidos triunfan sobre las formas.
Javier Carmona y su personal estilo nos enseña rincones de Granada, tan unida a sus árboles, que junto al clasicismo moderno de Jesús Rubio, elegante y bello, presentan una forma original de entender la pintura, a pesar de la disparidad de estilos.
La pieza de John Railton nos relata su forma singularde concebir la pintura; la maravilla estética de José Luis Alguacil con la original composición que justifica su maestría, Juan M. Reyes y Manuela Arias y sus portentosas creaciones cromáticas, junto a María del Castillo, Molinero Ayala, Paco Lagares, Piedad Lozano, Socram, y Tomás Martos entre otros, ofrecen obras que completan la exposición, consiguiendo construir una reflexión metafísica sobre la naturaleza última de la pintura, su poder de transmisión de ideas y sobre todo la disparidad y riqueza de estilos plásticos varios que existe en nuestra tierra. Como ramas de un árbol todos se alimentan de un tronco común. Ahí radica su afinidad y diferencia.



EL VISITANTE DEL ESTE
Georgi N. Penkov en la galería Xauen
Dentro del panorama pictórico granadino es interesante conocer otras formas de entender y trabajar el arte plástico. Sin buscar alguna comparación posible hay que indagar sobre la calidad que presentan, su originalidad y si tienen algo que decir o no. Esto es lo importante, llamar la atención aunque sea reinterpretando un discurso artístico ya hollado por muchos. Siempre se descubren tonos, formas y nuevas técnicas al interpretarlo.
Este es el caso del búlgaro G.N. Penkov, que exhibe su obra en la Galería Xauen. Las piezas colgadas poseen una fuerte carga expresiva, tremenda, profunda y patente. Dejan su rastro en la mirada. Mostrando un universo denso, cálido o gélidamente gris, según las pretensiones que el autor haya guardado en cada una de ellas. Captura las ráfagas luminosas, el halo brillante que envuelve el ambiente en muchas de sus composiciones, apareciendo intactas, puras, libres de la contaminación que acecha al entorno, reflejándose en los espectadores. El espacio del cuadro posee una atmósfera propia, porción de la realidad aprehendida en él. Los temas pintados descansan en lo que la Naturaleza ofrece, paisajes interpretados por la mirada onírica del pintor, que ofrece imágenes agradables, de fuerte carga simbólica y aromas portadores de misterio. El tipo de obra pintada está definido en un estilo que gusta mucho internacionalmente en el mercado del arte, no experimenta con novedosas técnicas o materiales, tampoco persigue estilo ni moda alguna, sólo trabaja la forma de presentar una visión particular de la realidad, su realidad poética plasmada en cada cuadro que crea. El conjunto de su obra está bien elaborado, ha realizado un trabajo serio, que porta la suficiente categoría para ser tenido en cuenta. Y sobre todo gusta, esto es lo que más importa.


JOSÉ DE HORNA EXPONE EN LA GALERÍA XAUEN
José de Horna nos muestra una obra sugerente. En ella se conjugan una fuerte carga estilística personal impregnada de todo el clasicismo del arte moderno del
siglo veinte, más una libertad creativa que le permite realizar composiciones sinceras, llenas de poderosa fuerza interior que consigue piezas de factura interesante. No explora espacios pictóricos nuevos, ni lo pretende, se comporta como un pintor verdadero que recrea su visión intrínseca del mundo mágico que vibra en sus ensoñaciones, donde la fortaleza de la emoción se cristaliza en densos colores cuyo peso aplasta la mirada, hasta ser aceptado y apreciado con agrado, suscitando un agobio intelectual que genera un encuentro con un mundo fantástico, donde azules, rojos, marrones, verdes intensos y triunfantes amarillos deambulan, dialogan y reclaman su existencia, descubriendo una geografía ignota de cromatismo viscoso y sedoso tacto. Pese a recordar estilos ya periclitados sabe reelaborar con inocente exposición, en la forma que sólo puede hacerlo un artista, imágenes con soltura, rotundidad y desparpajo. Esto es lo que hay, parece decirnos, explayándose cuadro tras cuadro, plasmando un universo de cromatismo espeso, donde el espectador se empapa de las energías del paisaje atrapadas por el pintor, llegando a un estado de ebriedad sensitiva que agota el intelecto y abre la percepción inconsciente. José de Horna sabe describir sensaciones, comentándolas con una dicción clara, barroca y precisa. Su obra es muy interesante.