viernes, 9 de septiembre de 2011

REGRESO A TIERRA BALDÍA:TIEMPO DE MAGIA Y ESPERANZA I

TRAS LA VENTANA
Francisco Peña Díaz en la Galería Toro

Original exposición es la que nos presenta este pintor. Fuerza cromática apresada en trazos rotundos nos relatan un mundo íntimo, descrito con poderoso desgarro, en un inquietante diálogo entre lo que dicta una apacible razón y la pasión extrema que quiere diluirlo todo, envueltas ambas en un tedioso ambiente. Estas son las imágenes descritas por el pintor, donde la imagen quiere disolverse en un ardiente océano hacia la nada, evasión total del intelecto en la plenitud fugaz de sueños sensuales. Esta tendencia mueve las vidas de los moradores tras las ventanas, en el recinto oculto a las miradas ajenas, donde cada uno presenta su auténtica faz. Es la salvación a una existencia anodina que no satisface una realización plena. Pero la extinción de la imagen no consigue su fin, ya que el freno de la razón consciente contiene y vela la verdadera naturaleza pasional que reside en los seres humanos. F. Peña Díaz relata la idea central que desprende la contemplación de su obra con acierto, gracias a la fuerza de los colores que utiliza y su combinación, construyendo un entramado plástico que expresa la idea con nitidez, haciendo partícipe al observador de su expresión artística. Pinta con desparpajo, descargando un poderoso ímpetu en el lienzo, descargando su energía cada recorrido que la mano dicta, pues nos quiere comunicar qué se esconde tras la formalidad que las personas intentan aparentar. La pasión es lo que se esconde y a pesar de todo influye en la realidad, su anhelo y disfrute es lo único verdadero, parece insinuarnos. Muy buena dicción pictórica, a pesar de estar circunscrita en modelos ya tradicionales, que si el autor prosigue trabajando y con la misma frescura de ideas, puede con valentía ofrecer obras de rango superior. Esta exposición ofrece un conjunto de composiciones merecedoras de ser tenidas en cuenta.


LUCES DE FONDO
G. Prieto en Galería Xauen

García Prieto sorprende con un conjunto pictórico valioso, elaborado con maestría, producto del oficio que guía sus manos. Sabe atrapar con la mirada la composición precisa, intuyendo previamente la distribución de objetos y cosas para lograr una obra de arte. Recrea la pintura clásica para hoyar cotas difíciles de ser disfrutadas por otros, mezcla y aplica tonalidades distintas para conseguir reflejar la luz deseada, dibuja con firmeza líneas que se evaporan al conjugarse con el cromatismo imperante, para conseguir expresar volúmenes
grávidos. Demuestra poderío artístico en los bodegones pintados, el dominio plástico acumulado tras largas jornadas de experimentación y estudio, pero su
elaboración y recreación sólo es pretexto, su finalidad última es convertirlos en depósitos donde la luz exprese su verdadera realidad, luz que desvela, luz que conduce al conocimiento, auténtica creadora de las formas, de la mirada palpitante producto de su reverberación, sinfonía alegre que canta cada objeto tocado por su gracia, da igual que éste sea humilde y mísero, su caricia genera belleza, pálpito de la existencia, partícula insignificante que encierra en sí el resumen del Cosmos.
Juega y salta victoriosa entre las superficies que roza, llegando a nuestra mirada traviesa y a la vez enigmática. ¿Es verdadero lo que te estoy ofreciendo? Ahí radica la magia que configura su naturaleza, luz que alegra, da forma, vida, propiedad y conocimiento. A veces esconde la irrealidad. También oculta. Este pintor trasplanta la realidad en el lienzo, irradiando una claridad propia. Nos enseña el oficio que tienen, convirtiéndose en referencia para otros.
Tanta belleza empapa hasta embriagar la mirada, la contemplación de sus óleos es una degustación estética sublime, que agota los sentidos, hay que hablar de sensaciones, pues con la descripción técnica se es incapaz de llegar a comprender la perfección alcanzada.
Parece que exagero pero no es así. A pesar de los marcadamente rancio que es el estilo pictórico utilizado, pero la obra que presenta se supera a sí misma, la transforma y convierte en esplendor y disfrute a la mirada. Este es el hallazgo de G. Prieto. Me gusta su óleo de título "Maestro", gracia y fuerza conjunta, detallada hasta expresar su habilidad plástica en límites hiperreales, además de conseguir mostrar la chulería del gesto del torero, surrealismo y genio compositivo. No hay palabras. El oro triunfa sobre el fondo inane, la referencia de formato mísero sobre la grandeza del auténtico maestro, y su émulo, valiente y ciego al futuro, sólo desvelado por lo que las Parcas le tienen reservado, esperando heroicamente a la adversidad, estando protegido únicamente por la fortuna divina. Gesto y fuerza, claridad expresiva plasmada en el lienzo, donde el color triunfa para relatar la pasión que arde en su interior.
Y acabo esta crónica con "Cualquiera" , impresionante imagen, relato del sujeto anónimo, producto de la información recibida, atado a ella, perdido y desorientado. Está inmóvil, escucha sus informaciones, órdenes, en medio de un paisaje crepuscular, oscuro, ayuno de luz, donde las sombras ocultan alegría y la auténtica imagen de la realidad. Cada cual comprende lo que quiera.
Jugosa exposición de José García Prieto (San Fernando, Cádiz) que nos ofrece en Xauen un conjunto soberbio, de calidad suprema y elaborada con factura de obra de arte. Magnífico.

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