jueves, 29 de junio de 2017

CINCO PINTORES EN GRANADA


EL GENIO DE GRANADA

Autores varios. Título: Cinco relatos para Granada. Lugar: Galería Ceferino Navarro. Fecha: Hasta el 14 de julio.

Cinco pintores de sólida carrera artística se unen para construir una imagen común de Granada. Desde singularidades estilísticas distintas abordan el genio de la ciudad, conjuntados por la perfección figurativa. Introducen una versión actual en su modo plástico, como superación de lo clásico, dentro de sus normas, para ofrecer nuevas perspectivas en la creación pictórica, pues traspasan la imagen para adentrarse en la sustancia eterna, en el aroma de las ideas, en los ambientes que permanecen en las horas. Saben captar el alma del lugar, aplicando un color contundente, espeso, que emite luz propia.
Jesús Conde es un maestro de gran valía, superándose siempre a sí mismo, sin abandonar el estilo clásico, el cual renueva y actualiza cada vez que pinta. Permanece fiel al espíritu de sus puertas plasmadas, al misterio que aguardan, al relato de los años que se suman anónimos, quedando el olor de la historia.
José Luis Alguacil se recrea en los espacios silentes, en el influjo que la construcción transmite en su entorno. Atrapa el instante especial, el paso invisible de la emoción ante el sentimiento sutil que atraviesa la estancia. Fluye en el aire de sus pasillos, y fachadas, un temblor visual, el cual transmite gracias al realismo extremo de sus pinceles.
Francisco Carrillo introduce etereidades en la realidad recogida en su pintura, magia y ensoñación, tufo de historias y sentimientos cambiantes, que las piedras declaman como salmodia eterna.
Pérez Casanova busca el detalle, es fresco, directo, ágil, centrándose en la lírica del recuerdo impreso en las edificaciones antiguas. La memoria del rincón es rescatada en sus piezas, invitando a soñar con él, a sentir la melancolía de la decadencia.
Geofrey Wynne recrea el espíritu del viajero romántico inglés, su pasión por Granada, cuando su atención es atrapada ante la magnitud que su belleza encierra. Rescata las estampas intemporales de nuestra ciudad.
Todos muestran un estilo de gran calado, extrema calidad y habilidad difícil de alcanzar por otros.

































 











lunes, 26 de junio de 2017

CIRCUITOS 2017 EN LA EMPÍRICA


PRINCIPIO Y FIN

Autora: Ana Isabel Sevillano Trujillo. Título: Zulu Uzima (Circuitos 2017) Lugar: Galería La Empírica. Fecha: Hasta el 21 de julio.

Es patente la claridad de ideas presente en la exposición de Ana Isabel Sevillano Trujillo, la cual propone un relato cíclico sobre la misma idea, el hombre y la tierra, su relación eterna, la unión vital entre la Humanidad y su origen. El hombre nace de la tierra, vive de ella, concluye en sus entrañas, es parte de su naturaleza. Establece la autora un dialogo entre el ser y el medio, descrito de forma ágil, lenguaje preciso, claro, directo, expresivo, desarrollando un relato recurrente, envolviendo al espectador en el espíritu telúrico que subyace en esta producción plástica.
Ana Isabel Sevillano Trujillo es una joven artista que enseña un modo directo de realizar una obra de arte, sin sesudas elucubraciones, expuesta limpiamente, original en su concepto, usando experiencias ya trabajadas en las vanguardias clásicas, pero reelaboradas con frescura creativa, oficio suelto, y destellos prometedores de una fértil carrera plástica.
En la Sala surge de la tierra viva, humus y mineral, formas escultóricas, surgidas del molde realizado por la artista, apareciendo vaciados de cabezas, manos, dedos, torsos… unas veces perfectamente delimitadas, otras derretidas y desfiguradas. En éstas últimas es donde se refleja la acción mutante, el cambio constante en la silueta, en las formas humanas, que se diluyen en el cambio, tiempo que difumina el contorno, convirtiendo en polvo la vida para renacer de nuevo.
Es una experiencia artística interesante, muy bien planteada, mostrada con un vocabulario exacto, limitado en elementos, asentado en esculturas térreas y material de suelo. Advierte Ana Isabel Sevillano sobre la pureza observada en el proceso de construcción de la obra, espejo del que hay que guardar con el medio natural, pues si este se rompe la vida perece.
La instalación demuestra la valía , no futura sino ya realidad, de esta excelente autora.










sábado, 24 de junio de 2017

EL MAR DE OLIVOS DE J.A. FERNÁNDEZ ARROYO


NAVEGANDO ENTRE OLIVOS

Autor: José Antonio Fernández Arroyo. Título: De Jaén a Granada. Lugar: Hotel El Ladrón de Agua. Fecha: Hasta el 30 de junio.

El mar siempre se reproduce, permanece presente en la memoria, cambiando el azul por el verde, mas éste se difumina en el recuerdo, surgiendo la bruma azulada en la mirada. Esta visión la refleja José Antonio Fernández Arroyo en cada una de sus piezas, conjuntando en su producción las dos pasiones de su vida, el mar y el olivo. Consigue el pintor una obra de extracción sensible, provocando una mirada diferente, visionando olivos en azul, adentrándose en la magia de los campos de Jaén, ritmo labrado por la mano humana, ecos de un pasado remoto, rememorando mitos del confín de los tiempos.
El autor produce un trabajo plástico correcto, limitándose a trazar de forma rotunda los contornos de sus figuras, con brío y arrebato, extrayendo la esencia que le da fuerza.
J. A. Fernández recrea el trayecto de su existencia en este relato pictórico, organizando con precisión la simbología que describe el entramado de la idea expresada.
Es una instalación que captura la mirada, centrada en recorrer las imágenes sencillas, familiares, mágicas, que sustentan nuestra tradición mental. Pero su gracia consiste en la puesta en escena de su figuración plástica, recreada en el azul, como impresión primera de la contemplación tras atravesar el umbral de la penumbra, como descubrimiento que anega la retina, marcando su impronta en la observación primera. Retiene ese momento, como descubrimiento, revelación, éxtasis de un viaje, enigmas de una tierra representados en piezas de singularidad sencilla, pero original. Consigue José Antonio Fernández Arroyo elaborar una creación artística significativa, mediante un estilo que aparenta pocas complicaciones, pero de profunda inteligencia e inspiración.










 
















OBRA DE LOUIS FAURER EN GRANADA


CALLES DE NUEVA YORK

Autor: Louis Faurer. Título: Louis Faurer. Una retrospectiva. Lugar: Centro José Guerrero. Fecha: Hasta el 25 de junio.

Louis Faurer retuvo la imagen de América del siglo pasado. Sus instantáneas recogieron la vida en su estado rutinario, transcurriendo insensible al ritmo del tic tac que todo fenece. En las fotografías de este autor se reflejan las pequeñas ambiciones, deseos, desamores, grandes necesidades, miserias, esperanzas… Plasma la sociedad cotidiana de Norteamérica, la reproducida en la películas de los años cuarenta y cincuenta, en la ciudades escaparates del deseo, sólo disfrutadas por los triunfadores. Mientras, la vida sigue, continua, cada uno va a sus ocupaciones. En las piezas de este fotógrafo artista se visualizan el fluir constante, la vida pasajera e intrascendente, tiempo perdido en la nada, vida no vivida presa de la prisa, deseos no saciados, esperanzas que mueven la existencia. Representa muy bien la realidad de las grandes urbes de Estados Unidos, más concretamente, describe el alma popular del New York de mediados de siglo XX, y el contraste con los símbolos del lujo exhibidos en la Gran Manzana. Charles Bukowski, en su poema El Genio de la multitud, decía: “Cuidado con aquellos que buscan constantes multitudes; no son nada solos.”
Louis Faurer no atrapaba el paisaje, sino a la persona, siendo el entorno contraste, y aderezo, de la historia que quería contar en sus instantáneas, centradas en los rostros, discurriendo por sus emociones, vestimenta, acompañantes, y al final el escenario. Esa sería su primera aproximación a la historia visual narrada.
Pero el ojo vence a la apariencia, para adentrase en los arquetipos universales que siempre persisten: soledad, vacuidad de los deseos pasajeros, insatisfacción, búsqueda, desvalimiento, resignación, esperanza… son gestos que permanecen, indistintamente de la época. Supo Louis Faurer captar el alma de sus personajes, en un mundo tedioso y gris, así lo viste con la luz de sus fotos, recreando una historia intimista, salvando al ser humano de la indiferencia.











miércoles, 21 de junio de 2017

EL MOLINO DE TIEMPO DE JOSÉ SALOBREÑA


MOLINO DE TIEMPO

Autor: José Salobreña García. Título: Molino de Tiempo. Lugar: Biblioteca de Andalucía.
Fecha: Hasta el 23 de junio.

El molino gira, gira, el tiempo no es su problema. El paso es cíclico, pero sin embargo distinto cada instante que transcurre, permaneciendo el eje fiel a sí mismo.
El título de la exposición recoge muy bien esta idea, definiendo la propuesta de José Salobreña. La obra presente esta unida por el concepto de calidad, amplia visión artística, profundo conocimiento de los estilos en boga, sólida base pictórica, y ágil adaptación a los momentos cambiantes. Su obra significa una evolución cíclica sobre un mismo ideal, quedando como sustrato común, en todas sus piezas, la fuerza del discurso, la rotundidad de la línea, el poderío del color.
José Salobreña propone, como fundamento de la instalación mostrada, la producción lírica de Federico García Lorca y su relación con el paisaje, el aprendizaje de las costumbres del lugar, la belleza de la Vega, el devenir tranquilo e insinuante que marca el tiempo de sus campos. El poeta sin su entorno carece de significado, convirtiéndose en objeto manido por el consumismo. Suena su voz, queda la musicalidad de las estrofas rítmicas, mas las imágenes extraídas carecen de sentido, pues se olvida el lugar de donde surgieron. Busca el pintor al Lorca auténtico en el espíritu de la Vega granadina, las gentes que la habitan, su historia.
Hablar de la obra de José Salobreña sobra, pues basta contemplarla y sentir el susurro que trasmite. Recorre el autor su pasión estética escrita con el pincel. Comienza con la descripción del paisaje de Fuentevaqueros, sus tradiciones, personas… envuelto todo en un colorido cálido, agradable, ajado por los años, reflejo del estilo imperante en su juventud. Surgen creaciones descarnadas en los sesenta, donde intensifica las tonalidades, jugando con colores grávidos, apasionados. Las figuras se perfilan, denuncia el artista el abandono de sus habitantes, el desarraigo, la injusticia de la desigualdad. La especulación, el olvido y trasformación del espacio agrícola, son representadas en piezas de figuración expresiva, cargadas de intenso simbolismo. En su etapa neocubista recrea composiciones de solida mirada, brillantes, frías y duras. No se emocionan ante la memoria del ambiente. Cierra con una pintura fresca, de rotundidad visual, significado ácido y momentos de resignación ante el futuro, espejismo sólo, pues el pintor da un giro a su creación para retomar de nuevo el hilo inicial de su historia. Lorca y la Vega de Granada son consustanciales.

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