sábado, 19 de marzo de 2011

LEMBRANZAS Y OLVIDOS.Pablo Sycet en la Galería Sandunga

De nuevo expone Pablo Sycet en Granada, continuando con su estilo plástico característico. En el conjunto general de su obra destaca la expresión fuerte de la realidad interpretada por el pintor, relatando con desgarro un universo tenebroso, preso de una atmósfera que aplasta la existencia, anulando las figuras, desarrollando escenas infernales, donde la guerra, soledad, futilidad e inseguridad del individuo es la única protagonista.

Describe muy bien la intención de su creación en piezas de composición correctamente estructurada, impresos los colores con intensa fuerza furiosa, en instantáneas dinámicas que generan incertidumbre sobre el futuro inmediato, que se presume en la escena descrita. La gravidez de los tonos usados, azules, rojos, naranjas intensos, violetas…reproducen las imágenes opresoras que quiere mostrar. Las obras expuestas poseen una tensión interna que se transmite fácilmente al espectador, suscitando desasosiego ante su contemplación, angustia y un poso triste en la mirada.

Pablo Sycet sigue demostrando su nervio compositivo, capacidad creadora de espacios mágicos cantados por Dante, en producciones realizadas con soltura y desparpajo, aunque si liberara su mirada del fulgor espeso de tenebrosas realidades, la vibración contenida en sus piezas alcanzaría el aria triunfal perseguida por toda obra de factura perfecta.

sábado, 5 de marzo de 2011

LA CONFERENCIA

Palabras, palabras, palabras, bla, bla, bla, muchas palabras, innumerables palabras, múltiples palabras, interminables palabras, cascada de palabras, mar de palabras, sólo palabras, siguen las palabras, de futilidades inconsistentes, palabras, palabras, palabras, danzan las musarañas, rostros impasibles, palabras, palabras, palabras, rostros perdidos, sentados, ingrávidos pensamientos ajenos a la Sala. Palabras, palabras y más palabras...

SOL DE MARZO EN ANTEQUERA

Sol frío de primavera, brillante y aterido, limpia dureza metálica, cortante imagen.

Sol frío de marzo, azul profundo cristalino, campos descarnados, suelos escarchados, hierbas mustias, espacios temblorosos abatidos por el aire hiriente, gravidez dolorosa que quiere ser anulada por los rayos luminosos, pero todavía fuerza apenas tienen.

Sol frío de marzo, producto del esplendor, tiempo de espera, incertidumbre sólo ante la llegada del tiempo dorado. Anhelo del cálido abrazo, tiempo bonancible y feliz, sueño ahora clamando su llamada. Sol frío de marzo.

DESDE LA ESENCIA NATURAL Alejandro Hermann en el Centro Cultural Gran Capitán

Vibración armónica en la mirada surge al contemplar la obra de Alejandro Hermann. Elegancia y sensibilidad se conjugan dando apariencia amable a su obra. Pasado un tiempo sumido en la observación del contenido acotado en ella, aparece un torbellino de sensaciones varias, que inunda el entendimiento y atrae la mirada. En el lienzo subyace un cosmos de contradicciones varias, que generan tensión en sus cuadros y le da cuerpo y fuerza como producción artística viva. El ser y la nada, caos y orden, la forma definida y la descomposición absoluta, fuerza que todo engloba y destruye, reposo y movimiento continuo que muta sin cesar, relato del tiempo que consume la totalidad a su alcance, constituyen las ideas centrales en la mayoría de las piezas expuestas. Sus cuadros poseen un murmullo interior, que susurra al espectador la melodía patética escondida tras los pliegues de la belleza aparente. En algunas piezas juega con el sosiego del transcurrir inane que se esfuma en el vacío de la memoria, en un entorno melancólico decadente, envueltos en áureas evanescencias que ciegan el intelecto, haciendo objeto principal de la mirada la figura colocada por el pintor.

La obra de A.H. relata la pasión escrita en el lienzo, fulgor explosivo unas veces, y en otras, momentos fríos presos de la incertidumbre... en toda ella se describe la raíz de la vida misma, la contradicción de la existencia, la fórmula mágica de la Creación, como si de una narración cabalística fuera. Su pintura posee energía tremenda, elegancia expositiva y belleza en la mirada, asentada en un complejo entramada metafísico, construido con una poderosa técnica, producto de la hábil dicción plástica del autor y de la experiencia plástica que posee, resultado de largas reflexiones y estudios sobre la expresión gráfica de las ideas y de la búsqueda de los tonos cromáticos adecuados, unido a la sensibilidad artística del pintor.