De nuevo expone Pablo Sycet en Granada, continuando con su estilo plástico característico. En el conjunto general de su obra destaca la expresión fuerte de la realidad interpretada por el pintor, relatando con desgarro un universo tenebroso, preso de una atmósfera que aplasta la existencia, anulando las figuras, desarrollando escenas infernales, donde la guerra, soledad, futilidad e inseguridad del individuo es la única protagonista.
Describe muy bien la intención de su creación en piezas de composición correctamente estructurada, impresos los colores con intensa fuerza furiosa, en instantáneas dinámicas que generan incertidumbre sobre el futuro inmediato, que se presume en la escena descrita. La gravidez de los tonos usados, azules, rojos, naranjas intensos, violetas…reproducen las imágenes opresoras que quiere mostrar. Las obras expuestas poseen una tensión interna que se transmite fácilmente al espectador, suscitando desasosiego ante su contemplación, angustia y un poso triste en la mirada.
Pablo Sycet sigue demostrando su nervio compositivo, capacidad creadora de espacios mágicos cantados por Dante, en producciones realizadas con soltura y desparpajo, aunque si liberara su mirada del fulgor espeso de tenebrosas realidades, la vibración contenida en sus piezas alcanzaría el aria triunfal perseguida por toda obra de factura perfecta.
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