viernes, 18 de febrero de 2011

MARINA R. VARGAS EN LA GALERÍA SANDUNGA

Marina Vargas presenta una instalación plástica interesante, por la tensión que recrea y la reflexión que su poso produce. Lar armas de fuego se constituyen en motivo único de su exposición, configuradas para mostrar una subcultura que anida en nuestras sociedades, que siempre ha pervivido en el subconsciente de las civilizaciones. La fría imagen que genera aparece traspasada por la textura, materiales y coloridos que las acompañan, relatando mil y una fantasías, historias fantásticas que estimulan su uso, producto de culturas cerradas, oscuras, tenebrosas y delirantes, todas ellas arropadas por el tono rojizo del resplandor de la sangre.

Con este lenguaje icónico, en piezas muy bien estructuradas, deletrea el pensamiento violento de nuestra sociedad, apartado de la mirada oficial, pero que existe y anula las personas, cuando no las vidas. Describe perfectamente el pensamiento delirante que sostiene su uso, más bien su mística, convirtiendo al ser humano en un depredador, sólo sumido en las sensaciones que le acarician y sueños de promesas por conseguir... Me quedo corto al relatar la historia que la artista quiere expresar en esta propuesta plástica, presentada con nervio, orden expositivo y equilibrada conjunción cromática, que confiere veracidad y resonancia al discurso estético declamado.

Marina Vargas nos enseña una técnica precisa en la elaboración de una pieza de arte, que habla por sí sola, que se conjunta con el entorno y toma vida propia. Desarrolla las ideas en piezas sólidas, perfectamente engarzadas, que se condensan en una historia simbólica que causa el efecto deseado en el espectador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario