miércoles, 13 de enero de 2021

SOBRE LOS TIEMPOS QUE CORREN Y LA INTOLERANCIA PRESENTE

EN EL AÑO DE ANNUAL

Año Nuevo es una fecha sólo, pero significa cambio, renovación, nuevos propósitos que cumplir, que casi siempre se esfuman al instante siguiente, mas algo queda de esa intención inicial.

Cambian las fechas, el deseo de pervivencia se arraiga, queremos olvidar lo malo, hacer realidad nuestros sueños.

El año pasado fue malo, pero tendrá algo positivo que guardar, aprendizajes, amistades, afectos… no pasa el tiempo vacío, siempre nos aporta alguna enseñanza, en este caso nos ha enseñado a saber sobrevivir.

Viva el Año Nuevo, preludio de esperanza, siendo su advenimiento dependiente de la constancia de cada uno en el cambio deseado.

Pienso en la España de 1921, la gripe pegó fuerte, creo que mucho más que la actual pandemia, pero, a diferencia de los tiempos actuales, afrontaron el futuro con valentía, sin miedo al sufrimiento, y resignación ante el futuro. Éste, repasando nuestra Historia, no fue bueno, pues 1921 trajo el gran desastre de Annual, donde miles de españoles perdieron la vida en África, aparte de la vergüenza nacional por la dejadez, improvisación, egoísmo y pérdida del sentimiento nacional de los políticos de entonces. Después se sucedieron enfrentamientos, ruina y guerra. Nos recuperamos con el deseo de olvidar el pasado y trabajar por un futuro más próspero. Se consiguió, más ahora pintan bastos si no actuamos con inteligencia, responsabilidad social, coherencia nacional, sentido de pertenencia a una sociedad diversa con un pensamiento de convivencia común. No hay que dejarse arrebatar por la utopía secular, por la idea de la trayectoria rectilínea del futuro hacia un mundo feliz. Todo es cíclico, y si no aprendemos del pasado puede repetirse sus males. ¿Estamos preparados para ello? Creo que existe gran confusión, aunque muy buenas intenciones, pero se evidencia una serie de discursos divergentes que incitan a no considerar como amigo a quien piensa lo contrario, no aceptando la opinión ajena si no coincide con la nuestra. Más aún, pasa a engrosar las filas de rivales que deben ser excluidos.

El año comienza, abordémoslo con optimismo, sin miedo, respeto y valentía. Unámonos en el trabajo y entendimiento común, olvidando teorías decimonónicas nacidas de la Ilustración, y reconstruyamos el concepto que regirá el futuro. Huyamos de la reacción del pensamiento, sin bandos de posición, extraído de páginas caducas, y seamos creativos. Las posiciones hoy son ambiguas, carentes de significado, pues coinciden en sus fines. El valor de la persona es lo único que debe importar.


 

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