Autor: Pedro Líndez. Título: Lugares de contemplación y abrigo. Lugar: Galería Arrabal y Cía (Granada). Fecha: Hasta el 23 de abril. Publicado en Ideal de Granada el día 6 de abril de 2012.
La perfección es perseguida siempre, queremos sentir la plenitud de los instantes vividos, su trascendencia, la marca melosa que deja impregnada en los momentos sentidos, que tras su paso glorificará, y alimentará, el recuerdo. Perseguimos su presencia, mas su hallazgo muestra la faz esquiva de su ausencia. ¿Se quiere ser o estar? esta es la pregunta que fundamenta toda respuesta. Se puede estar satisfecho siempre que nos aceptemos como somos, pensando que las posibilidades de las acciones emprendidas pueden iluminar el camino elegido. Aceptando las equivocaciones, sintiendo la fuerza de la existencia. En el arte esta actitud es la única válida posible, y más aún cuando el escenario presente es complejo, confuso, diverso, cambiante...indefinido, todo vale y poco es nuevo, por ello hay que ser valiente y aceptar el reto de la exploración, de la búsqueda de nuevas formas de expresión, apoyada en la esencia de los que definen la disciplina desarrollada. Ese es el camino propuesto en la pintura.
Hay artistas como Pedro Líndez que asumen el desafío, lanzándose al espacio incógnito, para expresar con un lenguaje ya cuajado en otras experiencias plásticas el desasosiego de la idea que late en su interior. El enigma de la forma, su representación, el influjo que en su entorno genera, es la base del lenguaje descrito, la forma y su dinámica, la potencia que encierra, el halo de su influencia en el espacio mudo, que dota de un cosmos invisible prieto en energía vibrante. Esta radiación desprendida es captada por el espectador; pero tras la impresión primera surge la cotidianidad de la imagen observada, porque es difícil alcanzar el cielo de la originalidad, aunque su chispazo crea un desconcierto, que produce desazón, esperanza e interés en el futuro incierto. Es necesario el sacrificio continuo del artista, para conseguir las migajas de los destellos de la obra soñada. De la criba saldrán los elementos, que conjuntados en un futuro difuso ganarán un espacio artístico superior.
La filosofía plástica sobre la que se asienta el trabajo de Pedro Líndez está claramente definida, desarrollada en materiales sencillos, metálicos, sometidos a la deformación del titán, que rompe las formas a su voluntad, las moldea y dirige hacia un sentido cinético, imprimiendo el relato deseado.
Y la experiencia se sucede sin fin.
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