MEMORIA DE
VANIDADES
Autora: Noemí Martín. Título: Un paseo por París. Lugar:
Milenium Gallery. Fecha: Hasta el 11 de diciembre.
Tras la contemplación de un cuadro la imagen se disuelve,
quedando colores, siluetas, ideas y escenas grabadas en el recuerdo. La
composición se deshace para quedar un sustrato de color, emociones, sensaciones
e historias evocadas. La sustancia de la mirada queda en la memoria, con el
ánima de la pieza contenida, absorbida e incorporada por el espectador. Según
sea su fuerza suficiente, creará una impronta de magnitud proporcional a la
tensión que su observación genera.
La
obra de Noemí Martín contiene un susurro cromático pegadizo, que se adhiere al
pensamiento para recitar el ritmo melancólico que su visión suscita. Libros
cubiertos por el polvo, muchos de ellos huérfanos largo tiempo de las manos del
visitante, depositarios de textos con energía propia, son reflejo de las horas
de transcurrir y trascendencia de sus autores. Cada libro contiene la experiencia
mágica de una vida, más leve, profunda o transmisiva que el creador quiera
expresar. Estas esencias inundan el ambiente, que aparece en concordancia con
el lomo ajado de los tomos que en la estancia están, originando un clima de
misterio, romanticismo, arcanos ocultos que se diluyen entre los efluvios de la
etereidad temporal.
Lo
mismo ocurre en la representación de cafés y galería en las piezas, sumidos en
un sopor cálido, ajeno al reloj, contenedor de las inquietudes, expectativas y
estados de ánimo de aquellos que han deambulado por sus espacios.
La
pintora representa una mirada tranquila del pasado que se pierde, de la vanidad
de las ideas consideradas importantes en su momento, de la impregnación que se
deja en los lugares habitados, mostrando la intrascendencia de la existencia.
La autora intenta rescatar del olvido una forma de vida considerada más amable,
alejada del sumidero en el que se ve avocado todo relato vital en la
actualidad.
Noemí
Martín representa el concepto que estructura su trabajo plástico, de forma
descriptiva sencilla, con colores apagados, con un trazo cerrado en sí,
sobrepasando el dibujo para construir la intensidad de la radiación, que
trasporta el sustrato del genio que anida en el cuadro. Lo hace de forma
apacible, sosegada y elegante. Gustan sus obras de ser visualizadas, ante el
resplandor de instantes maravillosos que conectan con el sentimiento de quien
se sitúa ante ellas.
Exposición
sugerente, y de gran valía comercial, es la propuesta por Noemí Martín.
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