martes, 13 de octubre de 2015

SOBRE LA EXPOSICIÓN DE EUGENIO OCAÑA EN CONDES DE GABIA.

UNA COMBINACIÓN FELIZ

Autor: Eugenio Ocaña. Título: Au plein air y una siesta. Lugar: Sala Ático del Palacio de los Condes de Gabia. Fecha: Hasta el 15 de noviembre.

He de reconocer que el montaje de esta instalación posee un excelente acabado, por la inteligencia en su configuración, y la idea que sugiere al visitante, creando una sinergia que potencia la valía de las obras expuestas. Eugenio Ocaña ofrece una variada producción plástica, numerosa en piezas, abierta a técnicas de representación de la imagen. Acuarelas, óleos, diseño digital y videocreación se aúnan para describir el cosmos creado por el artista, lleno de lirismo y descubrimiento. Eugenio Ocaña detiene la mirada en los momentos perdidos, en la simplicidad cotidiana que pasa desapercibida, exprimiendo el significado de la imagen. Es una interacción entre la percepción del pintor y el objeto observado, de cuya relación se inunda la pieza de plenitud de vida, de gozo interior, describiendo en su obra las sensaciones desbordadas prestas a empapar al espectador. Pero este efecto se produce de forma serena, silente, acariciante casi, en una comunicación plácida que es compartida por quien está ante su trabajo artístico.
La propuesta surgida de estilos dispares posee ritmo propio, originando un diálogo entre las diferentes maneras de elaboración plástica, reflexionando sobre la validez de las formas distintas de representar la idea del pintor, resaltando que solo consigue un resultado feliz la sensibilidad, habilidad e intuición de éste. Fluye en la Sala un cántico a la libertad del individuo, en su espacio íntimo, o cuando está inmerso en una Naturaleza susurrante, limpia, luminosa y opuesta a la atadura de una sociedad asfixiante. Reclama la importancia del yo.
Las piezas creadas con un ipad, poseen una belleza melancólica, representando momentos adormecidos, soledades del individuo que busca la poesía en los rincones invisibles al devenir diario de la existencia. Añade óleos de trazos amplios, rotundos, impresos con energía, vitalidad, afirmación alegre de la intención de abrazar la Naturaleza, reflejando imágenes sometidas a la impronta de la fuerza cromática.
Las acuarelas son más ligeras, evanescentes, recordándome a pinturas japonesas, pero más amplias en la extensión del color, coincidiendo con ésta en la fugacidad evanescente de la composición.
Es una muestra ajustada en la técnica y elaboración plástica, que se supera gracias al oficio experimentado del pintor, y al montaje que dota de valor añadido a la exposición.





























































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