EL GIGANTE CON PIES DE BARRO
China sabe que el futuro se le
presenta difícil, pues su exceso de población, y el camino hacia
donde se dirige la nueva industrialización, hace que su posición de
primacía internacional peligre.
La situación actual, causada por la
pandemia del coronavirus en todo el mundo, supone una oportunidad
inmejorable para conseguir sus objetivos deseados, pues será la
nación que, según la información actual, puede resistir mejor el
retroceso de la economía mundial. Los grandes países
industrializados son los que más están acusando la epidemia del
COVID-19, previéndose en bastantes de ellos grandes retrocesos en su
PIB. Incluso en éstos están emergiendo movimientos de crisis y
fractura social, siendo desestabilizados sus sistemas políticos y
económicos. En este estado de cosas, China posee las mejores
perspectivas de crecimiento, optando por alcanzar la posición
puntera en la producción de nuevos ingenios telemáticos. Esta
brecha de crecimiento es la que el gigante asiático puede
aprovechar, eso sí, siempre que la situación interna que transmite
sea tal y como nos lo cuenta, y si esto no fuera así su organización
política totalitaria, y espíritu confuciano, intentarían sostener
la situación. Es la única opción que posee, en caso contrario el
futuro que le aguarda es incierto. En la situación anterior a la
pandemia, China era un gigante con pies de barro.
En el nuevo futuro que aguarda, aparte
del crecimiento diferencial respecto a sus competidores industriales,
China carecerá de referencias sociales con quien pueda comparar su
Estado social, en el cual existen grandes bolsas de pobreza,
inseguridad jurídica, sanitaria y laboral, falta de libertad de
expresión, y de recursos materiales para poder mantenerse.
Estados Unidos parecía poder
soportarle el pulso en el plano internacional, pero según los
derroteros que la actualidad refleja de su situación social, hace
dudosa que salga airoso del estado actual de problemas que sufre.
Aunque su declive será muy lento.
Europa es un mal ejemplo para el resto
de sociedades industrializadas, por el nivel de vida conseguido, su
cobertura, y protección, social, el grado de tecnificación y la
numerosa clase media que posee. Esta crisis puede cambiar su actual
estado de cosas, empobreciéndola y disminuyendo su bienestar
sociolaboral. Sólo Alemania, acompañada de los países nórdicos,
es la única nación que muestra fortaleza técnica, capacidad,
estructura demográfica, solidez e ingenio, para convertirse en un
sorprendente foco de progreso mundial.
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