EL GRAN TEATRO DEL MUNDO
Jorge Diezma en la galería Alegría,
Madrid.
A veces, en el discurrir por las
diversas galerías de Arte, se encuentran obras de gran interés
creativo, ingenio, sutileza estética e indiferencia a lo común
establecido.
Jorge Diezma (Madrid, 1973) es un
pintor de gran originalidad, sin necesidad de haber seguido los
caminos propuestos hacia el desarrollo de la idea plástica
vanguardista, rompedora continua con el pasado, en la cual sólo la
minúscula parte de sus composiciones poseen auténtico interés
artístico. En cambio, Jorge Diezma no quiere olvidar la tradición
pictórica, ni rompe con su continuidad técnica ni estilística,
sino que profundiza en sus conceptos estéticos, indagando en las
posibilidades que guarda, elaborando piezas con nervio actual, que
conectan con el intelecto social presente, pues trascienden la
apariencia temporal, el orden cronológico de la creación pictórica,
rescatando composiciones consideradas de otras épocas, para
proyectarlas hacia nuevos conceptos de expresión artística, sin
renunciar al estilo que las caracteriza, fuente de donde surgen
innovaciones, recreaciones, o recombinaciones, de los elementos
definitorios de las estéticas objeto de su atención.
Jorge Diezma presenta bodegones y
paisajes; los primeros reorganizados con elementos procedentes de
nuestra realidad, enmarcados en el barroco, el cual es revitalizado y
expuesto más allá de la imagen impresa en sus piezas, incorporando
una carga reflexiva en la mirada de quien las contempla, quedando la
vanidad fútil como sabor en el recuerdo. Todo es perecedero, la luz
permanece, mas la vitalidad es un reflejo vacuo en la escena evocada.
Acompaña esta impresión, los fondos oscuros, penumbras que ocultan
la realidad desconocida, invisible, infinita, el misterio subyacente
tras la imagen real.
En sus paisajes representa una
realidad simbólica, en un mar tormentoso, sombrío, cubierto por
nubes amenazantes, cielos en consonancia con los bodegones descritos
anteriormente. Es un escenario vibrante, teñido por la precaución
tenida al internar la mirada en sus espacios fantásticos, en los que
las composiciones presentan una simbología, de amplia narración,
conectada con el subconsciente de nuestra cultura, ocaso continuo
presente en los días, azar permanente que todo proyecto trastoca,
vencedora de vanidades. Pero se intuye la esperanza, en los dorados
que se cuelan entre las nubes, brillo de optimismo, pues siempre hay
alguna salida del doloroso teatro del mundo.
Jorge Diezma es un excelente pintor,
de gran ingenio creativo, cuya obra merece ser comentada.
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