EL
SUSPIRO DEL TIEMPO
Autor:
Julios Vaquero. Título: Materia imaginada. Lugar: Galería
Fernández-Braso. Fecha: Hasta el 31 de octubre.
Atrapa
el pintor el instante, en su suspiro infinito, quedando reflejado en
éste la escena rememorada, la imagen arrollada por el pulso del
tiempo, huella de su percepción que se deshace en la memoria.
Julio
Vaquero, Barcelona, 1958, es un artista que investiga la función de
la Pintura en la representación de la realidad. Pues a diferencia de
la fotografía, o grabación videográfica, no recoge solamente la
luz y sus constrastes, reflejo del paisaje y seres que ante su foco
se ofrece, si no que capta la imagen, la retiene en el cuadro, en ese
momento sin fin, sustentada en su pasado inminente, extraída del
futuro inmediato, viviendo en la infinita porción temporal,
vibración congelada de la radiación que define la realidad sentida.
Es un universo dentro de la insignificante porción del flujo de
acontecimientos sucesivos, que cabalgan en los segundos, escapado de
su destino hacia el olvido, trasladado hacia lo eterno.
Ese
es el gesto que el pintor traslada a sus piezas, trabajadas con
variedad estilística, recogiendo en ella rostros, habitáculos,
jardines… En su obra se acumula el polvo de la mirada, aquel que
deposita el transcurso de los días, aroma añejo que imprime peso
visual en el ambiente, sensaciones ajadas que impregnan el ritmo
perpetuo de la acción contenida en la pieza. Mas la memoria se
desvanece, va destruyendo la imagen atrapada, muy bien interpretado
por Julio Vaquero en los efectos incorporados en la imagen, trazos
caprichosos, manchas que borran el recuerdo, simulando la
próxima caída del telón, camino hacia el olvido.
Potencia
esta impresión, organizada por el pintor, la instalación que la
acompaña, cuan desbordamiento de las escenas de las piezas en el
entorno que las acoge.
En
la obra de Julio Vaquero triunfa la luz, su fuerza inalterable,
exponiendo su esplendor en las flores plasmadas en los lienzos y
papeles, o cuando deambula libre a través de los espacios descritos
en ellos, mostrando su presencia en las transparencias. En el resto,
sólo deja la luz sus tonos pesados, espesos, tinte de las horas
infinitas.
Julio
Vaquero explica en su propuesta plástica estas ideas, poderosa
expresión conseguida gracias a su habilidad técnica, producto de
largos estudios del efecto luminoso sobre lo tangible, usando un
cromatismo acertado en su descripción. Pero lo más importante de
esta instalación, es el haber logrado incorporar un cosmos eterno en
la mota de un instante, sujeta a la acción presentida. La fuerza del
intelecto del artista se deposita en su obra, esto es lo que le da
vida propia.
Julio
Vaquero logra exponer una inteligente propuesta plástica.
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