lunes, 27 de octubre de 2025

LA POESÍA DE R.BLY

 

SILENCIO EN LOS CAMPOS NEVADOS


Es Robert Bly, Minnesota, 1926-2021, un poeta casi desconocido para muchos literatos españoles. No sólo escribió poesía, sino que se internó en los campos del ensayo, traducción y edición. Aparte de ser considerado como uno de los poetas más importantes de su generación, su fama de polemista ensombreció su obra lírica. Fue famoso por su oposición pública a la guerra de Vietnam, y más tarde por la publicación de su libro “Juan Hierro: un libro sobre hombres", 1990. Pero aparte de estas facetas que le llevaron a estar en la primera plana de la actualidad, considero más importante el peso de su producción poética, poderosa expresión vital del yo frente a su entorno.
El pensamiento jungiano ejerció gran influencia en la base metafísica sobre la que desarrollaba su labor literaria, a partir de la cual construyó un cuerpo poético de gran solidez estética, intensidad en la palabra y simplicidad en el texto.
En su lectura el sonido adquiere una musicalidad abstracta, que conecta con el interior íntimo, soportada en conclusiones sonoras penetrantes, empujes sin concluir y fugas evanescentes en sus estrofas intermedias, que junto con la sequedad de la palabra, la inmediatez de su significado, origina un ente lírico peculiar, que define la imagen inconsciente que describe su yo y el paisaje.
En unos poemas perfila de forma simple el paisaje de su tierra, lo cual recuerda la pintura norteamericana de carácter regional, siendo la soledad la firma de sus días, el silencio rumoroso de la naturaleza, el encuentro de la persona con su propio ego, la luminosidad, descubierta en la nada soportada por la rutina, de los momentos intrascendentes.
Hay otras composiciones en las que entra en el campo del surrealismo, de las palabras sencillas encadenadas sin sentido, transcripción de la consciencia que navega a la deriva, en los instantes íntimos del pensamiento.
En toda su obra se observa una serie de figuras, como la nieve y su gélida pureza, el paisaje del medio oeste, las sombras enigmáticas, la soledad descansada en la inacción, la noche, el amanecer, imágenes y momentos entremezclados que definen su interior, que el autor proyecta hacia fuera, observando su secuencia para reincorporar su reflejo. Es como un viaje de ida y vuelta, en el que describe su universo sensitivo.
Silencio en los Campos Nevados, 1962, es para mí su mejor obra, tras la cual experimentaría con la prosa, y la lírica oriental.
Robert Bly es un poeta a tener en cuenta.




DE VUELTA A LA SOLEDAD

I
Es una noche iluminada, de mucho viento.
La luna ha expulsado a la Vía Láctea.
Apenas sobreviven nubes, y salta el pasto.
Es la hora de volver.

II
Queremos volver, retornar al mar,
el mar de pasillos solitarios
y salones de noches salvajes,
explosiones de pena,
sumergidas en el mar de la muerte,
como las estrellas de la Osa que torna.

III
¿Qué vamos a encontrar al volver?
Amigos cambiados, casas desocupadas,
árboles, quizás, con hojas nuevas.



SORPRENDIDO POR LA TARDE

Hay polvo desconocido cerca de nosotros,
olas rompiendo en orillas justo al subir la colina,
árboles llenos de pájaros que nunca hemos visto,
redes empujadas hacia abajo con peces negros.

La tarde llega; levantamos la vista y está ahí,
vino a través de las redes de las estrellas,
atravesando los tejidos del pasto,
caminó discretamente sobre los refugios de las aguas.

Este día no se va a acabar, pensamos:
nuestro cabello parece haber nacido para la luz del sol;
pero, al final, las quietas aguas de la noche van a subir,
y nuestra piel tendrá que ver de lejos, como lo hace bajo el agua.


OTOÑO

Porque es el primer domingo de la temporada de faisanes, los hombres se juntan en los focos de los autos a medirlos, y los pollos, acurrucándose cerca de la electricidad, y por cierto miedo a lo oscuro, cruzan por última vez su diminuta cabaña, cuyo piso ahora se ve tan vacío.
Vino el anochecer, un brillo al oeste, como visto a través de la pez de una vieja estufa a carbón, y las vacas se quedan junto a la puerta del granero; ahora el campesino levanta la vista al cielo pálido que le recuerda a la muerte, y en los cultivos las corontas crujen levemente con la última brisa, y una mitad de luna permanece en el sur.
Ahora la luz de las ventanas del granero puede ser vista a través de árboles sin hojas.



ACERCÁNDOSE AL INVIERNO

I
Septiembre. Nubes. El primer día para usar casacas.
El maíz deambula por oscuros pasillos,
cerca del pozo y del susurro de las tumbas.

II
Solo, rodeado de maíz seco, me siento
cerca de la segunda crecida de los amarantos,
y escucho a las hojas de choclo arañarse los pies en el viento.

III
Los choclos malos yacen en la tierra polvorienta.
Los choclos buenos van a secarse en los graneros, pero los otros, echados en falta
por quien cosecha, seguirán tocando tierra aquí todo el invierno.

IV
Va a llegar la nevada, y va a cubrir las cáscaras de los choclos malos
con copos infinitamente delicados, como joyas de un príncipe gótico
perdidas siglos atrás en una enorme batalla.



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