miércoles, 3 de diciembre de 2025

OBRA DE RAFAEL CANOGAR EN LA GALERÍA GUILLERMO DE OSMA, MADRID

 


ELEGANTE, ROTUNDO Y ROMPEDOR


Obra de Rafael Canogar en la galería Guillermo de Osma. Título: Huellas (Pinturas 1958-1962). Hasta el 190 de enero de 2026.

En la segunda mitad del siglo XX la abstracción desenfrenada dominaba la vanguardia plástica. Furor, fuerza, intensidad cromática, eran sus signos distintivos, siendo el lienzo el campo de batalla en el que el pintor se enfrentaba para componer su obra. En esta práctica pictórica no todo valía, pues dependía del ingenio del artista, de su “gracia” compositiva, el dominio del color, su conjunción, y oportunidad espacial en la pieza.
Rafael Canogar fue uno de los representantes más destacados de esta técnica artística, consiguiendo obras de gran sutilidad plástica, profundidad e impacto visual. Poderoso brote de la inconsciencia plasmada en el cuadro.
Cuando el pintor se encuentra ante el blanco monótono del lienzo, inicia consciente el trazo buscando representar la intuición pensada, pero el color inunda la razón, dirige y subyuga, cayendo preso de su influencia, dejándose llevar por los derroteros decididos por el imperio cromático. Sólo influye el pintor en su conocimiento de las texturas de los tonos aplicados, su mirada estética, que navega en la desbordada corriente expresiva desatada por la fuerza del color. Manchas enigmáticas, secretos encerrados en su densidad, que se expanden, transitan con la brocha o paleta, crean trazos caprichosos, hasta conseguir la imagen estética, que conecta impactante con el espectador.
Con el tiempo el artista posee los registros guardados en su memoria profunda, sabiendo reproducir la formula que obtiene la imagen deseada, mas siempre asoma el duende del color, que en una de sus travesuras introduce un gesto estético nuevo, el hallazgo inesperado, enriqueciendo el bagaje del pintor. La repetición incansable crea maestría, siendo aquella, que se distingue del resto, la que permite obtener obras desprovistas de elementos innecesarios, sólo aquellos imprescindibles, que marcan la huella en la mirada.
Rafael Canogar consiguió todo ésto, desarrollando un trabajo plástico de alta intensidad creativa, elegante, rotundo y rompedor.






















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